Las pruebas, en El Debate Las conversaciones de Puigdemont con su hombre de confianza destapan la trama de conexiones rusas
Su mano derecha le llegó a aconsejar incluso no hablar del opositor ruso Navalny, envenenado a instancias del Kremlin, para no molestar a Rusia
23 de agosto de 2020. Conversación a través del móvil entre Carles Puigdemont y el jefe de su oficina, Josep Lluís Alay. Éste comentan el tema del opositor ruso Alexei Navalny, opositor de Vladimir Putin. Tres días antes de la conversación, Navalny fue hospitalizado inconsciente en estado grave, e ingresado en el hospital de Omsk, en Siberia. Sus allegados denunciaron que había sido envenenado. El viernes 21 de agosto un avión medicalizado salió de Alemania hacia Omsk para trasladar a Navalni a Berlín. El avión llegó al aeropuerto alemán el sábado 22. En este contexto, y dada la repercusión internacional que adquirió este caso desde el primer momento, Alay pide a Puigdemont que no se pronuncie al respecto por si ello pudiese molestar en Rusia. Y fuera, por tanto, contraproducente en el apoyo que reciben de ellos. «Tienen delante un triángulo complicado ahora mismo: Lukashenko-Navalny-Snowden», sentencia el brazo derecho de Puigdemont.
Esta es solo una de las numerosas conversaciones entre ambos que revelan una tupida trama de intereses con Rusia para impulsar su proyecto secesionista, según adelantan fuentes judiciales a El Debate. Una trama que se encuentra judicializada, y que investiga en la actualidad el titular del juzgado de instrucción número 1 de Barcelona, Joaquín Aguirre. Ayer mismo, y ante las revelaciones de El Debate, Puigdemont se esforzaba en tratar de blanquear sus conexiones rusas, e incluso de negarlas. Pero este tema ya ha abierto una nueva y profunda brecha en el independentismo. El propio portavoz de Esquerra Republicana (ERC) en el Congreso, Gabriel Rufián, acusó a Junts y, en particular, a Puigdemont y su entorno, de reunirse en Europa con «gente equivocada» del régimen de Putin solo porque «se creía James Bond».
14 de julio de 2020. Alay le comenta a Puigdemont que la Cámara de Comercio de Barcelona ha creado un «programa de embajadores» de dicho organismo con economías extranjeras y han escogido a Alexander Dmitrenko, al que califica como «nuestro contacto allí». En este sentido, menciona expresamente que les ha abierto en Rusia, «y sigue haciéndolo», muchas puertas en temas importantes de energía, «para que nos llegue en un futuro muy cercano desde allí (Rusia)».
La Comisión de Asuntos Institucionales (CAI) del Parlament ha aprobado este jueves por unanimidad la solicitud presentada por Cs para que el jefe de la Oficina del expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont, Josep Lluís Alay, comparezca en la comisión para que «informe sobre su relación con los servicios secretos rusos».
Alay le sigue diciendo que ha pedido apoyo para Dmitrenko al entonces presidente de la Cámara, Joan Canadell, hombre cercano a la independentista Asamblea Nacional Catalana. Y le dice a Puigdemont que si quiere que se lo comente a Canadell, con el que el expresidente tiene prevista una cita telemática, ya que sería «un buen aval».
Posteriormente, el 3 de agosto Alay le comenta de nuevo a Puigdemont el nombramiento de Alexander Dmintrenko como embajador de la Cámara y asegura que eso le abre «muchas cosas» en Moscú. Y le envía la tarjeta de visita con ese nombramiento.
Las conexiones rusas del secesionismo
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Es especialmente llamativa un cruce de mensajes que tiene lugar entre Alay y Dmintrenko en junio de 2020. Alexander le envía un enlace sobre Evgeny Primakov, miembro del Comité Estatal de La Duma para Asuntos Internacionales, que ha sido nombrado jefe del Comité de Cooperación de Rusia de conformidad con el decreto del presidente ruso.
Le dice que «es una buena posición para activar cosas entre nosotros». Alay le pregunta que cuál sería el equivalente del cargo de Evgeni y este le contesta que como «Catmon». Pero después rectifica y dice que como «Diplocat», un consorcio manejado por el secesionismo para proyectar sus reclamaciones en el exterior.
Hay que subrayar que ayer mismo, la Comisión de Asuntos Institucionales (CAI) del Parlament aprobó por unanimidad la solicitud presentada por Cs para que Alay, jefe de la Oficina del expresidente, comparezca en la comisión para que «informe sobre su relación con los servicios secretos rusos».