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Sánchez y el ministro AlbaresEFE

La crisis del Sáhara

Sánchez se esconde: no enseñará su carta al rey de Marruecos ni comparecerá en el Congreso

El presidente pretende que sea su ministro de Exteriores el que dé las explicaciones después de haber actuado a espaldas de su Gobierno y del Parlamento. Las represalias de Argelia preocupan

El giro copernicano que Pedro Sánchez ha dado de manera unilateral a la política exterior de España respecto al Sáhara Occidental no ha gustado ni a la oposición ni tampoco a sus socios parlamentarios.

Este lunes, en el registro del Congreso se han acumulado varias peticiones de comparecencia dirigidas al presidente del Gobierno para que explique de inmediato las razones y circunstancias de este cambio histórico de consecuencias incalculables. Peticiones del PP, Vox y Ciudadanos, pero también de ERC, Bildu, el PNV y Más País, entre otras formaciones. Sin embargo, a día de hoy el presidente pretende delegar en su ministro de Asuntos Exteriores las explicaciones y que sea él quien comparezca en la Cámara Baja.

El Gobierno basa toda su defensa en que no es una cesión a Marruecos, sino un acuerdo por el que el reino alauita se compromete a aparcar sus reivindicaciones sobre Ceuta y Melilla, a controlar los flujos migratorios y a dejar de engullir las aguas canarias en una política de hechos consumados que lleva años desplegando.

Sin embargo, nada dice de ello el comunicado del Gabinete Real de Marruecos con el que Unidas Podemos, el PP y la opinión pública española se enteraron de la maniobra de Sánchez el viernes por la tarde.

«A Marruecos cuanto más le das, más pide», resume el exministro de Asuntos Exteriores José Manuel García Margallo en conversación con El Debate, mostrándose enormemente escéptico con que Mohamed VI vaya a ser partir de ahora el vecino ideal. Más bien al contrario. «Esto lo ha envalentonado», añade.

La carta misteriosa

En ese comunicado, Marruecos hacía alusión a una carta de Sánchez al rey marroquí en la que da su bendición a su plan de autonomía para el Sáhara. Pero, sin embargo, la famosa misiva reproducida parcialmente por el vecino del sur no ha visto la luz. El Gobierno no la ha publicado.

Es una muestra más del oscurantismo que ha rodeado esta decisión. Con Yolanda Díaz y Podemos como primeros perjudicados, puesto que Sánchez maniobró a espaldas de su socio de Gobierno. También a espaldas del PP, pese a que la política exterior es considerada una política de Estado.

«Solo desde la ignorancia, el delirio o el engaño se puede afirmar que el acuerdo secreto de Sánchez con Mohamed VI ‘beneficiará’ a Argelia y al pueblo del Sahara Occidental. Pero tampoco beneficiará a España. No se puede ‘garantizar’ la frontera de España con Marruecos en Ceuta y Melilla bendiciendo la violación de la frontera de Marruecos y el Sahara Occidental», escribe el director del Centro de Estudios sobre el Sáhara Occidental de la Universidad de Santiago de Compostela, Carlos Ruiz Miguel, en un análisis para FAES.

Las represalias de Argelia

Una de las grandes preguntas es si Sánchez y su ministro de Exteriores, José Manuel Albares, han medido bien las represalias que puede tomar Argelia precisamente ahora en que el gas que suministra a España es vital. Pero no solo se trata del gas, sino también de la inmigración. «No llegarán inmigrantes ilegales de Marruecos, pero llegarán de Argelia, que son peores. Tiempo al tiempo», pronostica con preocupación una fuente del Ministerio del Interior a este periódico.

Por lo pronto, Argelia niega que el Gobierno español le pusiera al corriente de sus planes, como afirma este último. Y eso que el 7 de marzo Sánchez había hablado con el presidente de Argelia, Abdelmadjid Tebboune, por teléfono para reforzar lazos. El socialista expresó «su voluntad de trabajar para el desarrollo y refuerzo de la asociación entre los dos países», según la versión argelina.

El embajador de Argelia en Madrid ha sido llamado a consultas en señal de protesta, mientras la embajadora de Marruecos, Karima Benyaich, ha vuelto después de diez meses (Mohamed VI la retiró en medio de la crisis desatada por el caso Ghali, la acogida del líder del Frente Polisario).

Durante todo el fin de semana ha circulado la teoría de que la presión de Estados Unidos fue lo que dio el último empujón a Sánchez, a raíz de una visita de la subsecretaria de Estado norteamericana, Wendy Sherman, a España, Marruecos y Argelia a principios de mes. Y de una gira previa del ministro Albares por EEUU en enero, durante la que se entrevistó con el secretario de Estado, Antony Blinken.

«Eso es absurdo. Si tú le dices a Estados Unidos que no es que no y deja de insistir. Ha sido una iniciativa completamente de Sánchez», remacha García Margallo.

De momento, España se ha ganado también el reproche de la ONU. Un portavoz del organismo internacional, Stéphane Dujarric, recuerda a Efe que este conflicto debe resolverse con un «compromiso pleno (de las partes) con el proceso político facilitado por la ONU».