El informe de la Guardia Civil conocido en febrero de 2022 evidenció los contactos entre Instituciones Penitenciarias y el entorno etarra
Concentración contra Sánchez
La AVT no se cree las excusas del Ministerio del Interior sobre los beneficios penitenciarios
Tendrá lugar una manifestación, este sábado, tras la aparición del polémico informe que evidencia la relación entre Instituciones Penitenciarias y el entorno de ETA
Este miércoles se volvió a repetir la historia en la sesión de control al Gobierno en la que el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska se negó a pedir perdón a las víctimas del terrorismo por los beneficios penitenciarios concedidos a los presos de ETA. «No tengo que pedir perdón, este Gobierno no ha dado ningún beneficio a los etarras, ni antes ni ahora, sino que aplica la legislación penitenciaria», afirmó en sede parlamentaria.
El problema es que el pasado mes de febrero se conoció un informe de la Guardia Civil del año 2020 en el que se evidenciaban los contactos mantenidos entre Instituciones Penitenciarias y el entorno cercano a los presos etarras, es decir, abogados y la asociación de apoyo a los asesinos, Sare, que, a su vez, coordinaban las peticiones de los presos.
Aquellos contactos fueron la gota que colmó el vaso de la paciencia de la Asociación de Víctimas del Terrorismo y a raíz de la publicación del informe, la AVT convocó la manifestación que se celebrará este sábado a las 12 de mediodía desde la plaza de Colón de Madrid.
No fue la única evidencia de los engaños o las ocultaciones del Gobierno de Pedro Sánchez hacia las víctimas del terrorismo a pesar de que una y otra vez el ministro del Interior insiste en las relaciones que mantiene su Ministerio con las asociaciones de quienes han sufrido el zarpazo etarra.
El vaso de la paciencia se rompió
La propia presidenta de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, Maite Araluce, recordó el pasado lunes en una entrevista concedida a El Debate las «continuas mentiras» que han soportado, desde que el PSOE accedió al Gobierno en 2018.
El resultado ha sido una acumulación de gotas, una por cada semana en la que los presos de ETA eran acercados a las cárceles vascas o a las de sus proximidades de cinco en cinco o de siete en siete, evidenciando así que se trata de una política programada y que se coordinó con el entorno de los presos etarras.
