Visita a Rabat
Pedro Sánchez vuelve de Marruecos sin más garantía que la palabra de Mohamed VI
El reino alauita se resiste a comprometerse por escrito de que luchará contra la inmigración ilegal, respetará la soberanía española de Ceuta y Melilla y las aguas de Canarias
Pedro Sánchez volverá este viernes de Marruecos sin garantías de su acuerdo, más allá de la palabra de Mohamed VI.
El presidente del Gobierno viajó este jueves a Rabat para escenificar esa nueva etapa en las relaciones abierta después de que España reconociera el plan de autonomía marroquí para el Sáhara Occidental.
Y sí, hubo foto y viandas, puesto que Sánchez fue invitado al «iftar», la cena con la que los musulmanes rompen el ayuno en el mes del Ramadán. Pero no hubo un compromiso firmado y explícito por parte de Marruecos de que luchará contra la inmigración ilegal, respetará la soberanía española de Ceuta y Melilla y las aguas de Canarias. Que son los motivos de peso que el Ejecutivo viene esgrimiendo para haber dado un volantazo unilateral en política exterior sin consultarlo siquiera con sus socios de Unidas Podemos.
Aunque, en una comparecencia posterior, Sánchez restó importancia a esta falta de garantías: «La soberanía nacional de todo el territorio nacional está fuera de toda duda, incluida Ceuta y Melilla», señaló el presidente. «Lo que hacemos es garantizar la gestión del fenómeno fronterizo de manera coordinada», añadió.
No obstante, también se mostró convencido de que no se repetirá un episodio como la avalancha de los pasados 17 y 18 de mayo en la frontera ceutí del Tarajal, cuando cruzaron entre 7.000 y 9.500 migrantes ilegales. «Podemos decir que esa cooperación migratoria va a salir reforzada», zanjó.
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Sánchez se agarró en todo momento a un comunicado conjunto que, en abstracto, afirma que él y Mohamed VI «han reiterado la voluntad de abrir una nueva etapa en las relaciones entre ambos países, basada en el respeto mutuo, la confianza recíproca, la concertación permanente y la cooperación franca y leal».
Lo más lejos que llega ese comunicado es a adelantar que pondrán en marcha «acciones concretas en el marco de una hoja de ruta que abarque todos los ámbitos de la asociación, y que integre todas las cuestiones de interés común».
El presidente anunció que se irá recuperando la «plena normalidad» en los pasos fronterizos de Ceuta y Melilla, hacia un «flujo gradual y ordenado» de personas y mercancías. También para ir preparando la Operación paso del Estrecho de este año.
A partir de ahora, España y Marruecos crearán grupos de trabajo que se reunirán periódicamente y cuyo trabajo culminará en reunión de alto nivel antes de que acabe el año, según Sánchez.
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«Es un momento histórico y necesario para ambos países, la relación bilateral es estratégica para ambos», insistió. El Gobierno se dio por muy satisfecho porque el presidente incluso fue invitado a dormir en el Palacio de Huéspedes, según destacaron en La Moncloa. Aunque a costa de un enfado de Argelia que el Ejecutivo sigue minimizando, pese a que este jueves por primera vez la vicepresidenta Teresa Ribera reconoció que el país subirá el gas a las empresas españolas. Aunque confió en que sea un incremento «moderado».
En su viaje, Sánchez estuvo acompañado por el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, y el embajador de España en Rabat, Ricardo Díez-Hochleitner. Y Mohamed VI, por su parte, por su consejero Fuad Ali El Himma, el ministro de Asuntos Exteriores, Naser Burita, y la embajadora en Madrid, Karima Benyaich.