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El comisario jubilado, José Manuel Villarejo.Europa Press

Cortina de humo tras el cese de la directora del CNI

El periódico afín a Sánchez divulga un audio de Villarejo y Cospedal de 2013

En un afán por tapar la polémica por la entrega de la cabeza de la directora del CNI a los independentistas, el entorno de Pedro Sánchez está sacando a la palestra informativa uno de los temas que más rédito le ofrecen para sus votantes: la presunta corrupción del PP

Este lunes el diario El País ha publicado un audio de una conversación entre la secretaria general del Partido Popular entre 2008 y 2018, María Dolores de Cospedal, en la que en enero de 2013 le pide ayuda al comisario, José Manuel Villarejo, ahora jubilado, para frenar la publicación de los denominados papeles de Bárcenas, los documentos sobre la caja B en el PP.

La publicación de este audio en el diario más afín al actual Ejecutivo dista, a la luz de los últimos acontecimientos, de resultar casual. Ante las críticas recibidas por el cese de la directora del CNI, el jefe del Ejecutivo el pasado miércoles, en la sesión de control realizada al Gobierno desde las Cortes, sacó pecho de su labor de una extraña manera.

Sánchez, en respuesta a las críticas de Cuca Gamarra, portavoz parlamentaria del PP y secretaria general de dicho partido, afirmó que, cuando gobernaba el Partido Popular, España en Europa «contaba como un cero a la izquierda». Acto seguido, añadió que aunque la situación «hoy no es perfecta», se cumple la Constitución y «los mangantes no están en el Gobierno como sí ocurría» con el Partido Popular cuando estaba en Moncloa.

Lenguaje soez para tapar sordideces

En empleo del adjetivo «mangante» no solo ha generado revuelo entre el principal partido de la oposición –el propio Alberto Núñez Feijóo salió al paso de estas declaraciones afirmando que el empleo del término “descredita al propio Gobierno"–, sino que probablemente ha servido también para detonar la actual campaña informativa que hoy lanza El País.

Los audios que reproduce el periódico –como todo lo relacionado con el comisario jubilado– no dejan de resultar truculentos. En la conversación, grabada de forma ilegal y secreta por el propio Villarejo, Cospedal expresa su preocupación por que los papeles, a los que denomina «libretita de Bárcenas», estuvieran en poder de periodistas, y cuestionaba si estos tenían una lista de los supuestos beneficiarios de los sobresueldos. «La libretita... sería mejor poderlo parar», pide Cospedal a Villarejo, que le dice que no se preocupe porque él va a «estar al loro» del tema.

Sucede, sin embargo, que esta grabación, que la tenía el comisario Villarejo en posesión oculta en su domicilio particular, fue requisada dentro de la Operación Tándem. Aunque el poder judicial ha tenido siempre plena constancia de este diálogo telefónico, María Dolores de Cospedal nunca ha sido imputada por el caso Villarejo.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, interviene en la sesión de control al gobierno en el CongresoEFE

Sánchez apunta y su periódico dispara

Esta campaña mediática, para lograr una compresión de la misma, hay que encuadrarla dentro de un contexto más amplio: el fiasco que para el Gobierno de Sánchez ha supuesto el cese de la directora del CNI, Paz Esteban. También desde El País, el pasado miércoles, el líder de Esquerra Republicana de Cataluña, Oriol Junqueras, pedía a través de una entrevista la cabeza de la jefa de los espías españoles a raíz de las escuchas telefónicas realizadas a los políticos secesionistas en el marco del procès.

Pedro Sánchez, debido a sus pactos de gobierno, no tuvo más remedio que acceder pocas horas más tarde al cese de Esteban, que la pasada semana había acreditado antes, en sede parlamentaria, que todas las escuchas realizadas desde el CNI a los políticos independentistas había sido con permiso judicial. Todo se realizó siguiendo las más escrupulosas normas del Estado de Derecho, dejando a los independentistas mudos.

Pero los argumentos distaron de saciar las exigencias políticas de dimisiones lanzadas con insistencia desde el mundo independentista catalán, que necesitaban apuntarse una victorias tras un cúmulo de derrotas y fracasos; algunos tan sonoros como la eclosión de los vínculos de Puigdemont como el régimen de Vladimir Putin.

Así, Sánchez no tuvo más remedio que acceder a las exigencias de Junqueras, aduciendo que el cese en realidad era por el espionaje que él mismo había sufrido en su móvil presidencial; móvil sobre el que el CNI no tenía responsabilidad ni competencia dado que su seguridad se gestiona desde Secretaria de la Presidencia, cuyo titular en el momento de espionaje, posiblemente realizado desde Marruecos, era Félix Bolaños.

Acorralado por los hechos, y emprendiendo una de sus características huidas hacia adelante, Sánchez y su entorno mediático han regresado a la presunta corrupción del PP de 2013 para, de este modo, con una cortina de humo, matar dos pájaros de un tiro: tapar su nula gestión en el espionaje a los móviles gubernamentales y su claudicación ante ERC.