Crónica política
El secreto de las cuatro mayorías absolutas de Feijóo
El presidente del PP acumula un enorme caudal de liderazgo político. Conviene saber qué hizo para ganar tanto en Galicia; quizás así pueda adivinarse cuales serán sus próximo pasos en el conjunto de España
Antes de entrar a comprender las causas concretas de las cuatro mayorías absolutas consecutivas de Alberto Núñez Feijóo en Galicia, convendría analizar sucintamente en qué consiste su estilo de acción política. La clave aquí probablemente sea la combinación de su modelo de gestión –eficaz, con objetivos precisos– que va unido a una voluntaria ausencia de gestos abruptos. En cuanto a su carácter, bajo una personalidad tranquila y reservada, con ocasionales destellos de ironías galaicas, late una fuerte voluntad y una inteligencia aguda, estratégica y práctica, con enorme sentido para la concreción y capaz de ser implacable si la ocasión así lo exige.
Feijóo entiende que si la política es la gestión de lo común, entonces hay que lograr convencer a grandes estratos de la población. Así existirá el grado de cohesión interna necesario que permitirá alcanzar objetivos relevantes. Esto, en la práctica, se traduce en que Feijóo muy rara vez pone acentos en las divisiones, sino en los puntos de encuentro. Luego, cuando se somete al escrutinio de los ciudadanos, ofrece una gestión con mejoras palpables, que es provechosa por útil y que, por tanto, inspira confianza a los votantes. Convence a extensas mayorías, y quienes no le votan tampoco le odian; dos factores que, en política, resultan decisivos.
La gran reordenación: 2009-2012
2009 es un año hosco para el Partido Popular, de travesía por el desierto incluso, dado que la formación de centroderecha está en la oposición tanto en el conjunto de España como en Galicia. Zapatero vive en la Moncloa, mientras que en Galicia gobierna un bipartido PSOE-BNG. Además, el líder nacional de los 'populares', Mariano Rajoy, tras cosechar dos derrotas electorales consecutivas –2004 y 2008– ve cómo su liderazgo empieza a cuestionarse dentro de su propia formación.
En el caso concreto de Galicia, Manuel Fraga ha perdido antes, en 2005, el timón del poder autonómico tras 16 años al frente de la Xunta. Aunque Fraga gana las elecciones, no lo hace con mayoría absoluta, por lo que Emilio Pérez Touriño (PSOE) y Anxo Quintana (BNG) configuran una alianza donde el primero es presidente y el segundo, vicepresidente.
Las elecciones autonómicas de 2009 son las primeras a las que concurre Feijóo como presidente del PP de Galicia; y lo hace desde la oposición. En la campaña presenta a los gallegos su programa, que está construido sobre dos ejes: modernización y austeridad. Tras una dura batalla electoral en la que ningún resultado está asegurado de antemano, Feijóo alcanza de forma muy ajustada los 38 diputados; es decir, la mitad más uno del total de los 75 escaños que conforman el parlamento gallego. La victoria le viene como agua de mayo al PP. De hecho, sirve de impulso para el posterior triunfo de Mariano Rajoy en las generales de 2011.
Este éxito acontece dentro de un contexto económico y social áspero; el de una crisis que destruye cantidades ingentes de empleos y empresas. Feijóo asume que tiene que realizar lo máximo con lo mínimo. Se pone manos a la obra. Puesto que la crisis drena los recursos de la Administración –el presupuesto de su primer Ejecutivo es más bajo que el anterior del Bipartito–, extrae toda la grasa a su Gobierno.
Así, optimiza al máximo el radio de acción política para paliar los problemas que sufren los ciudadanos durante aquellos difíciles años. Reduce el total de las consellerías hasta dejarlas en diez y baja el número de altos cargos a la mitad. Por no tener, el Ejecutivo autonómico no tiene ni vicepresidente ni portavoz. Todas las ruedas de prensa las ofrece el propio presidente.
Un trabajo duro, pero necesario: 2012 -2016
Feijóo parte a los comicios gallegos de 2012 desde el poder autonómico. Además, la holgada victoria Mariano Rajoy en las generales de 2011 –consigue una mayoría absoluta de 186 diputados– sirve de vaso comunicante para Feijóo. El ya presidente Rajoy propicia un giro en favor de los populares para el resto de los comicios.
Buena prueba de ello es la victoria de Javier Arenas en sus elecciones autonómicas de marzo de 2012. Por primera vez la formación de centroderecha gana en Andalucía, aunque el conjunto de fuerzas de izquierdas se coaliga para no dejarle gobernar, dado que Arenas no gana con mayoría absoluta. Feijóo capta al instante el aviso a navegantes; sabe que en Galicia se enfrenta a un escenario similar; o césar o nada.
Continúan siendo años difíciles. La mala gestión de Zapatero y su Gobierno del PSOE sitúa la prima de riesgo por las nubes y España experimenta la posibilidad real de ser un país intervenido y rescatado por la Unión Europea. En la gestión durante sus primeros cuatro años al frente de la Xunta, Feijóo no ha ocultado a los ciudadanos la necesidad de tomar medidas drásticas y duras, incluso impopulares, para salvar el presente y el futuro. En su campaña electoral de 2012 afirma que seguirá siendo necesario aplicar medidas, no por dolorosas, menos necesarias.
«No es habitual que, en una crisis como esta, un Gobierno reciba tanto apoyo». Así, con un toque de cierto laconismo que es marca de la casa, Feijóo señala un hecho insólito; en la noche electoral del 21 de octubre de 2012 cosecha su segunda mayoría absoluta. Ahora logra unos holgados 41 escaños, frente a los ajustados 38 de la primera legislatura. Los electores ratifican la confianza que les inspira Feijóo y quieren que sus políticas de austeridad y modernización continúen siendo los raíles sobre los que avance Galicia para los próximos cuatro años.
Mar de la tranquilidad o reinos combatientes: 2016-2020
En las elecciones generales de 2015, el PP arrastra el desgaste de una dura acción de Gobierno. Gana, pero baja de 186 a 123 diputados. Tras un periodo de Gobierno en funciones, vuelven a repetirse los comicios. Mariano Rajoy sube hasta los 137 escaños. El resultado inyecta una dosis de optimismo, pero leído con frialdad indica que se trata de una mayoría frágil. Los populares, además, acaban de perder varias comunidades: Baleares, Castilla-La Mancha, Extremadura… En Galicia, As Mareas, la franquicia de Podemos, logra la alcaldía en tres ciudades clave del eje atlántico: Ferrol, Coruña y Santiago.
El voto de los dos grandes bloques ideológicos de izquierda y derecha a su vez se divide entre «Nueva Política» –Ciudadanos y Podemos experimentan su momento de máxima ebullición–, y «Vieja Política», que recae sobre PP y PSOE. El fraccionamiento del voto impide la configuración de mayorías que permitan gobernar; de ahí lo enredado de aquellos años.
En 2016, Feijóo musita una reflexión que comparte con su círculo cercano: dos legislaturas como presidente autonómico resultan suficientes. Percibe, al mismo tiempo, la fuerza del oleaje. Varios estudios demoscópicos en clave interna le indican que solo su candidatura tiene la capacidad real de lograr otra nueva mayoría absoluta. No quiere abandonar la partida en semejantes condiciones de dificultad. Opta por volver a presentarse.
El verano de 2016 resulta especialmente turbulento en la política nacional. El enroque de Pedro Sánchez en el «no es no» bloquea la formación de un nuevo Gobierno. La ciudadanía española comienza a percibir que el líder socialista, contraviniendo incluso las directrices de su propio partido, en realidad aspira a coaligarse con Podemos y las fuerzas no constitucionalistas.
Frente a este escenario repleto de radicalismos e incertidumbres, Feijóo diseña una campaña electoral basada en las premisas opuestas a todo lo que representa Sánchez; es decir, ofrece un modelo que prima la estabilidad, la capacidad gestora y la moderación. Aun así, las dificultades objetivas que afronta en estas elecciones son altas. El PP viene de perder la práctica totalidad de su poder municipal y hace años que nadie logra una mayoría absoluta en cualquier parlamento o consistorio de España.
En la noche electoral del 26 de septiembre de 2016 obtiene un resultado que asombra a todos; alcanza una nueva mayoría absoluta —la tercera consecutiva–, sube el porcentaje de votos y mantiene el número de escaños: 41. Al congregar todo el voto de la derecha más una parte del de centroizquierda, consigue que el PSOE baje y que Ciudadanos no entre en el parlamento autonómico.
El triunfo en 2018 de la moción de censura de Pedro Sánchez y las posteriores elecciones primarias dentro del PP, que implicaron la concurrencia de varias candidaturas, hace que Feijóo, tras un periodo de reflexión, opte por mantener su compromiso de cuatro años de legislatura con los gallegos. «Ser presidente de la Xunta es lo que más me pesa en mi decisión», afirma textualmente.
Dos gestiones frente a una pandemia: 2020-2022
El contexto de estas elecciones autonómicas viene marcado por la pandemia mundial de covid. Ante el estilo de gestión sanitaria establecido desde el Gobierno de España por el ya presidente Pedro Sánchez, que conlleva frecuentes giros y rectificaciones, más la búsqueda permanente de protagonismo mediático, incluidas ruedas de prensa semanales desde TVE, Feijóo opta desde la Xunta por un modelo opuesto, focalizado en tres pilares: eficacia, cercanía y discreción.
Frente a las directrices que en ese momento manan desde la dirección de Génova, Feijóo insiste en realizar un campaña moderada y centrista, al tiempo que reclama a los gallegos un éxito «estratosférico». Parece que es escuchado, porque en la noche electoral del 12 de julio de 2020, Feijóo obtiene su cuarta mayoría absoluta consecutiva. Con el apoyo del 48,05 % de los votantes supera su propio récord y consigue 42 escaños; es decir, un diputado más que en las anteriores elecciones autonómicas. Vox y Ciudadanos no alcanzan representación. Feijóo se convierte así en el único representante del actual panorama político de la Unión Europea que acumula cuatro mayorías absolutas consecutivas y, además, con respaldo masivo ascendente.
Tras la crisis interna que sacude al PP en marzo del 2022, Feijóo finalmente opta por presentar su candidatura para presidir la formación. El 2 de abril de 2022 en Sevilla, en el XX Congreso Nacional Extraordinario del Partido Popular, con el 98,35 % de los votos de los afiliados, Alberto Núñez Feijóo es proclamado presidente del PP.