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Pedro Sánchez durante un paseo por el centro de QuitoEFE

La crónica política  Las 10 pruebas que deberá pasar Sánchez para salir vivo de un curso mortífero

La inflación es el temeroso Cíclope al que se enfrenta el presidente, capaz de tumbar a este o cualquier gobierno. Pero hay más. Al fondo, las elecciones de mayo y su Presidencia de turno de la UE

El Gobierno de Pedro Sánchez ha empezado el curso vitaminado después de ver cómo el jueves ganaba todas las votaciones en el pleno extraordinario del Congreso, con la mayoría de investidura en perfecto estado de revista. «Seguimos», se felicitó el presidente desde Quito.

La lectura que hacen desde La Moncloa es que lo ocurrido esta semana en la Cámara Baja evidencia que la coalición está en condiciones de sacar adelante los Presupuestos de 2023 y agotar la legislatura. Eso y que a Alberto Núñez Feijóo «se le van a hacer muy largos estos 16 meses» hasta las elecciones generales.

El jueves, a las vicepresidentas y ministros no se les cayó la sonrisa de la boca. Ni siquiera a Teresa Ribera cuando, en unas declaraciones en el patio de la Cámara Baja, refrendó la advertencia que un día antes había hecho Margarita Robles a los españoles: «Nos espera un invierno durísimo y de muchísimo sufrimiento».

La vicepresidenta Ribera hablando con la prensa en el CongresoEFE

A pesar de la alegría de la vuelta al cole, Pedro Sánchez sabe que tiene ante sí un curso endiablado; una carrera de diez pruebas para llegar a la meta: julio de 2023, cuando empieza su Presidencia de turno de la UE.

Los Presupuestos de 2023

«Saldrán. Segurísimo. A pesar de las crónicas periodísticas». Así de contundente se mostró la vicepresidenta Yolanda Díaz el jueves en una conversación informal. Lo primero que tiene que hacer Sánchez es cerrar un acuerdo con ella y con Podemos, que debería estar listo en octubre. La reforma fiscal y el aumento del gasto en Defensa son los principales puntos de fricción, con el añadido de que existen serias tensiones internas en Unidas Podemos entre Díaz y la formación morada.

En julio, el Gobierno aprobó su techo de gasto en 198.221 millones de euros, 2.079 millones más que en 2022, un nuevo récord. Sin embargo, un miembro del equipo económico del PP recuerda a El Debate que solo el aumento del gasto en pensiones (si el Ejecutivo mantiene su compromiso de subirlas como el IPC) supondrá un gasto extra de 15.000 millones. Así que por algún lado habrá recortes.

Después, sus socios parlamentarios tampoco se lo pondrán fácil: conforme se acerquen las elecciones municipales y autonómicas de mayo, saben que sus apoyos valen más.

La inflación

El temeroso Cíclope al que se enfrenta Sánchez, capaz de tumbar a éste o cualquier otro gobierno. El Ministerio de Economía ha tenido que rebajar su previsión de crecimiento del PIB para 2023 en ocho décimas, al 2,7 %. Nadia Calviño confía en que el IPC comience a bajar a partir de septiembre (está en el 10,8 %), aunque muy poco a poco.

Mientras, la inflación está arrasando las economías domésticas y la cuenta de resultados de las empresas españolas, y ha pegado un buen mordisco al poder adquisitivo de los trabajadores. A este último respecto, al menos los sindicatos no van a ser un problema: amenazan con movilizaciones en otoño, sí, pero no contra el Gobierno sino contra los empresarios, si no se avienen a asumir la subida de la inflación en la renovación de los convenios.

El examen constante de la UE

A pesar de la sintonía entre Sánchez y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, Bruselas no quita ojo a España, por la condicionalidad que llevan aparejados los Fondos Next Generation. A finales de julio, España recibió 12.000 millones de euros, correspondientes al segundo desembolso. El próximo, ya en 2023, será de 6.000 millones, siempre y cuando cumpla 29 hitos y objetivos marcados.

Ahora, la inmediatez obliga. Y lo inmediato es enviar a la UE, a finales de septiembre, un plan de contingencia ante la posibilidad de que Rusia corte el suministro. El viernes, la vicepresidenta Ribera se reunió con el consejero delegado de Enagás dentro de una ronda de encuentros (también con comunidades y partidos políticos) para elaborarlo.

Argelia

Sin salir de la crisis energética, recomponer la relación con Argelia tras la crisis del Sáhara, o al menos intentarlo, es fundamental para el Gobierno. El jueves, el presidente francés, Emmanuel Macron, inició una visita estratégica de tres días a su antigua colonia para reforzar lazos. Antes que él, también cortejaron a Argelia Italia (Mario Draghi firmó un contrato de suministro con Abdelmadjid Tebboune en julio) y Alemania.

A mediados de agosto, una delegación del Gobierno de España viajó de forma extraoficial a Argel para iniciar un acercamiento.

La renovación de órganos

Es lo único que quiere Sánchez de Alberto Núñez Feijóo, o al menos eso sospechan los populares. Antes de irse de vacaciones, el Gobierno logró aprobar en el Congreso una reforma de la Ley del Poder Judicial para renovar un tercio del Tribunal Constitucional sin esperar al PP. Pero se está encontrando con que varios candidatos están rechazando la manzana envenenada. El País contaba el martes que entre ellos está el presidente de la sala de lo Penal del Supremo, Manuel Marchena.

Del CGPJ no hay novedad y puede que no la haya en todo el curso. Podemos está presionando a Sánchez para que rompa la baraja e impulse una reforma legal que permita rebajar la mayoría de tres quintos necesaria para la elección de sus miembros y así anular a Feijóo. El presidente ya lo intentó a comienzos de 2021 y la UE le frenó.

Leyes prioritarias

El Gobierno tiene que meter la sexta marcha si, como pretende, quiere que el Congreso apruebe este curso la Ley de vivienda, la del aborto (cuyo proyecto de ley aprobará el Consejo de Ministros el próximo martes), la Ley del colectivo LGTBI y trans, el impuesto temporal para la banca y el sector energético, la Ley de Empleo, la de Universidades, la de Seguridad Nacional y la nueva Ley de información clasificada. La lista es larga.

Mantener a su socio a raya

Al presidente le molesta mucho el ruido interno porque considera que eso distorsiona la acción de su Gobierno. El problema para él es que, Yolanda Díaz por una parte y Podemos -Irene Montero e Ione Belarra- por otra, necesitan marcar perfil propio de cara a las elecciones de mayo.

Yolanda Díaz el pasado jueves en el CongresoEFE

En el anterior semestre no hubo una sola semana sin alguna polémica en el Consejo de Ministros. Y este curso ha empezado con la vicepresidenta y ministra de Trabajo retando a la patronal y al propio Antonio Garamendi, para disgusto de Calviño.

Las elecciones de mayo

El contexto electoral lo condiciona todo, lo embarra todo. Después de la estrepitosa derrota del PSOE en las elecciones de junio, los alcaldes y presidentes regionales del partido han puesto sus barbas a remojar. Temen sufrir en carne propia el garrote de la inflación y del malestar ciudadano.

Sánchez acometió en julio una remodelación en Ferraz, una teórica «puesta a punto». ¿Será suficiente? Los socialistas confían en conservar todos los gobiernos regionales que tienen. Preocupan más las alcaldías, porque la erosión de las marcas de Podemos complica los números.

De momento, el partido ha tocado a rebato e iniciará el 3 de septiembre en Sevilla la campaña El Gobierno de la gente, con actos por toda España. Sánchez protagonizará 30.

Preparar la Presidencia de la UE

El presidente español siempre ha aspirado a ser un referente mundial, y quiere aprovechar el escaparate que le brindará la Presidencia rotatoria de la Unión en el segundo semestre de 2023.

De momento ya tiene asegurada, durante su mandato, una Cumbre entre la UE, América Latina y el Caribe, que será la primera desde 2015. Acaba de volver de una gira por Colombia, Ecuador y Honduras en la que ha ofrecido a Gustavo Petro ser el anfitrión de las conversaciones de paz con la guerrilla, una vez reanudadas. Y tiene en previsión otro viaje a Hispanoamérica en marzo, coincidiendo con la Cumbre Íberoamericana en Santo Domingo.

Recomponer su imagen

Junto con la inflación, el otro gran enemigo de Sánchez es su propio reflejo en el espejo. La imagen del presidente sufre un severo desgaste después de cuatro años en La Moncloa, pero sobre todo a raíz del último. Por el contrario, Feijóo sigue subiendo en las encuestas.

El presidente tiene, sobre todo, un problema de credibilidad que, si finalmente decide conceder el indulto a José Antonio Griñán, no hará sino agravarse.