Fundado en 1910

La violencia como la vivida hace años está comenzando a resurgir en NavarraPablo Ojer

La 'kale borroka' renace y se hace fuerte en Navarra

Los actos calificados como «terroristas» se multiplicaron el año pasado

La Fiscalía General del Estado lo dice claramente en la memoria presentada el pasado 7 de septiembre: «Durante el año 2021 se ha constatado un repunte de actos violentos en el País Vasco y Navarra, subsumidos dentro de la violencia radical de carácter independentista». Y en el listado de «actividad terrorista: violencia callejera organizada» mostraba hasta diecisiete acciones que incluían delitos de odios y depósitos de armas.

El incremento es más que notable. En la memoria de la Fiscalía de 2020 se explicaba que «mientras que en 2019 se contabilizaron cinco acciones cualificadas, durante el pasado año se registraron seis actos de esta índole». La provincia donde más actos de este tipo se registraron en 2021 fue Navarra, con seis actividades terroristas, por encima de las cuatro de Guipúzcoa y Vizcaya y las tres de Álava.

Este incremento de la actividad terrorista ha generado una gran alarma no solo entre las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado sino también entre la clase política hasta el punto de que el pasado martes el eurodiputado del Partido Popular, Javier Zarzalejos entregó una carta a la comisaria europea de Interior, Ylva Johansson, una carta en la que le alertaba de lo que está sucediendo con la violencia de carácter independentista en España.

¿Qué está pasando en Navarra?

La Fiscalía también lo explica en la memoria de este año: «Las nuevas corrientes surgidas en el seno de la izquierda independentista en el País Vasco y Navarra han experimentado un notable crecimiento en su capacidad organizativa y movilizadora a nivel comarcal tras la creación de los Kontseilu Sozialista (Consejos Socialistas), que ha supuesto un paso más en la articulación del Movimiento Socialista como alternativa al proyecto de la izquierda abertzale en el País Vasco y Navarra».

Y esto se ve perfectamente en Navarra. Durante 2020 el todavía incipiente GKS (Coordinadora socialista juvenil en sus siglas en euskera), una escisión de las juventudes de Sortu, máximo integrante de Bildu, se organizó para denunciar la huelga de hambre que mantuvo el etarra Patxi Ruiz, expulsado del colectivo de presos de ETA por no aceptar el abandono de las armas. Durante el mes que duró aquella huelga de hambre se produjeron numerosas manifestaciones, algunas de las cuales terminaron en incidentes, lo que reforzó el grupo, le dio visibilidad y ganó adeptos.

En el mes de junio de aquel año, la Policía Nacional desarticuló un grupo de esta coordinadora al que se le incautó material de sabotaje e, incluso, manuales para la elaboración casera de explosivos.

La clave está en el mensaje

También a lo largo de 2021 este colectivo se fue reforzando hasta registrar movilizaciones que nada tienen que envidiar a las que convoca Sortu o Bildu.

El secreto se encuentra en que el mensaje radical de estos grupos cala porque ven incoherencia en Bildu que, tratando de dar un mensaje radical, el papel institucional que ha adquirido al entrar o respaldar el Gobierno de Navarra, y ahora también en el Gobierno central, su radicalidad se cae por su propio peso.

El lenguaje que utilizan estas escisiones también cala más entre los chavales. Aún siendo independentistas, su mensaje no se basa tanto en ETA, a quien la mayoría de los integrantes no ha llegado a conocer, sino en la «opresión» del poderoso sobre la clase trabajadora. Han resucitado la lucha de clases.

Y en un momento en que el trabajo no abunda y la economía no vive sus mejores momentos, este mensaje cala más que la situación de los presos de ETA. Y más en un momento en el que los presos etarras ven cumplidos muchas de sus peticiones. El mensaje anclado en los presos que utiliza Bildu ya no cala tanto porque los presos se están quedando sin reclamaciones que hacer.