El final de la 'nueva política'
Ciudadanos: la historia jamás contada de su nacimiento, auge y largo ocaso
El proceso de disolución en que está sumido Cs propicia una reflexión para recorrer desde sus no tan lejanos orígenes hasta la actual situación
El colosal edificio de cinco plantas donde está la sede central de Ciudadanos, en la madrileña calle de Alcalá, junto a la plaza de toros de Las Ventas, suele estar la mayor parte del día vacío. Sus 2.500 metros cuadrados de pasillos, despachos y salas de reuniones fueron pensados para celebrar grandes victorias electorales, no el ocaso que atraviesa la formación centrista. Nuestra fuente, un apparatchik del partido con largos años de experiencia a cuestas, decide salir a calle en una ventosa tarde de septiembre para fumarse un cigarro y realizar, mientras paseamos por las calles cercanas, un acto de memoria.
No quiere «enturbiar» el proceso de refundación
El futuro de Arrimadas, en el aire: no aclara si concurrirá a las primarias de Ciudadanos
«Ciudadanos nació en 2005 en Cataluña con una misión concreta: promover una oposición frontal al nacionalismo. Por entonces tenía tintes más bien socialdemócratas. Los tres primeros diputados autonómicos, Albert Rivera, Antonio Robles y José Domingo, tuvieron un potente valor simbólico, porque era la traducción en la realidad de algo que había comenzado siendo un simple manifiesto escrito durante una cena. Estos tres primeros diputados pronto tienen desavenencias entre sí y de ellos solo continúa Rivera en el partido».
«A raíz de un error, que fue concurrir en 2009 a unas elecciones europeas de la mano de Libertas, se produjo una especie de revulsivo; fue una reunión de Francesc de Carreras con la ejecutiva. Todos eran en cierto modo alumnos o discípulos suyos. Carreras les pide que enderecen el rumbo. Y se hace, se endereza. En las sucesivas elecciones empezamos a subir en Cataluña: tres, nueve, 12 diputados. Comienza a rondarnos en la cabeza que el partido sea de ámbito nacional».
El mismo discurso que empleábamos para combatir el nacionalismo en Cataluña, podía servir para promover la regeneración y defender la idea de España
«Había un pálpito. El mismo discurso que empleábamos para combatir el nacionalismo en Cataluña podía servir para promover la regeneración y defender la misma idea de España. En un entorno muy hostil, en Cataluña, habíamos sido capaces de desarrollar un discurso potente y atractivo para defender la Constitución, la democracia y el Estado de Derecho. La idea de España también servía para defender la regeneración y la libertad. Decidimos dar el salto».
El discurso prende
«Lo hicimos a través de Movimiento Ciudadano, una plataforma en la que también estaba Antoni Asunción, ya fallecido. Estuvimos haciendo giras por toda España durante más de dos años, porque entonces el partido solo existía en Cataluña. Revolución educativa, respeto a la división de poderes, independencia de la justicia. Todos los puntos eran impecablemente constitucionales e iban acompañados de una tácita advertencia: si el PP y el PSOE no los asumían, entonces nos veríamos en las urnas. Notábamos que había demanda, que el discurso calaba».
«Entra en escena Fran Hervías. Él se compromete a conformar todo el aparato territorial de Ciudadanos. Hervías se pasa meses viajando por toda España con su coche, creando los contactos de los que luego saldrá todo el aparato territorial de Ciudadanos a nivel nacional. El esfuerzo dio su fruto, porque en 2015 entramos en el Congreso con 40 diputados».
Intentamos hacer un pacto con Sánchez tras las elecciones. Por entonces nos sabíamos quién era él realmente. Nos decía las cosas que queríamos oír. De allí surgió el Pacto del Abrazo
«Intentamos hacer un pacto con Pedro Sánchez tras las elecciones. Por entonces nos sabíamos quién era él realmente. Nos decía las cosas que queríamos oír. De allí surgió el Pacto del Abrazo. Fue fácil firmarlo porque en ese momento el discurso de Sánchez era muy parecido al nuestro. La única dificultad fue Meritxell Batet, que aparecía de repente para frenar cualquier acuerdo que tuviera que ver con poner en cuestión la inmersión lingüística. Aquello al final no fue posible, porque Podemos prefirió un nuevo Gobierno del PP. Iglesias estaba en lo del sorpasso. Bastaría con que se hubieran abstenido para que saliera el Gobierno del Pacto del Abrazo, pero Podemos votó negativo y hubo repetición electoral».
«Luego vino un periodo complejo. Rajoy se negó a formar Gobierno a la primera; y al final el Ejecutivo salió a la segunda con un acuerdo de investidura. Desde el PP nos pidieron en reiteradas ocasiones que entrásemos en el Gobierno, cosa que no hicimos. Pesábamos que lo que queríamos solo se lograría si alcanzábamos directamente la Presidencia. Gracias a marcar un camino distinto al bipartidismo y una oposición frontal a Podemos, logramos un resultado más que aceptable. Pasamos de 40 a 32 escaños».
A 180.000 votos del PP
«Luego vino la moción de censura. La gente tiene mala memoria. En el imaginario colectivo ha calado que nosotros la apoyamos, pero no, votamos en contra. Y en las siguientes generales fue cuando sacamos 57 diputados. Nos quedamos a 180.000 votos de Pablo Casado. Nos daban los números para formar Gobierno con Sánchez, pero él no quería y nosotros, tampoco. Aquí seguramente algo hicimos mal, porque la gente creyó que éramos nosotros nada más los que no queríamos. Sánchez al final hizo lo que siempre quiso, que fue pactar con Podemos y todo el nacionalismo».
«Sucede mientras tanto una crisis en el partido. A Inés Arrimadas se le mete en la cabeza que quiere venirse a Madrid tras ganar las elecciones autonómicas en Cataluña con 36 diputados y siendo ella allí, por tanto, la líder de la oposición. Pero a Inés se le mete entre ceja y ceja que quiere estar en el Congreso, en Madrid. Quiere trabajar en su agenda, en su proyecto personal».
A Arrimadas se le mete en la cabeza que quiere venirse a Madrid tras ganar las elecciones autonómicas en Cataluña con 36 diputados y siendo ella allí líder de la oposición
«Teníamos a todas las grandes empresas y la banca española dando indicaciones muy poco disimuladas de que teníamos que pactar con Sánchez, cosa que no íbamos a hacer. Teníamos a todos los medios de comunicación de España diciendo que éramos un partido bisagra y que estábamos a las órdenes de lo que dijera Sánchez. No, no éramos un partido bisagra. Queríamos la Presidencia del Gobierno o nada».
«La oposición interna a Rivera era escasa dentro del partido, pero había cuatro que salían constantemente en la prensa criticando las decisiones de la ejecutiva. El partido no cede a las presiones de las empresas, pero la guerra interna nos hace trizas. El hecho es que cuando concurrimos a las siguientes elecciones caímos de 57 a 10 diputados. Dimite Rivera y con él se marcha todo el núcleo fundacional de Ciudadanos».
Intentamos obtener presidencias de comunidades autónomas de forma, creo, inadecuada, porque eso significaba traicionar los pactos que habíamos hecho con el PP
«A partir de ese momento, Inés monta su nuevo equipo y comienzan los tumbos ideológicos y estratégicos. Intentamos obtener presidencias de comunidades autónomas de forma, creo, inadecuada, porque eso significaba traicionar los pactos que ya habíamos hecho con el PP. Era llegar a acuerdos con el PSOE de Sánchez, y con mociones de censura a Gobiernos en los que el propio Ciudadanos estaba presente. Y así es como luego en Cataluña pasa de 36 a seis escaños; en Madrid, 26 a cero; en Castilla y León de 12 a uno y en Andalucía de 21 a cero escaños. Este es el Ciudadanos de Arrimadas. Una catástrofe de gestión. Un sinsentido en cuanto a su orientación».
Moneda de cambio que no cambia
¿Por qué quiere seguir ahora? «Arrimadas quiere seguir por un motivo: gana 160.000 € al año, que es lo que cobra por ser portavoz parlamentario en el Congreso, más lo que le paga el partido. ¿Podría ganar esto en el mercado privado? No, no podría de ninguna manera. Es una persona que solo ha trabajado tres años en una consultora».
«Inés quería un juguete muy goloso. Se pusieron muchas esperanzas por parte de muchos con ese juguete, porque imagínate cuánto juego ofrecen diez escaños... En un momento dado Sánchez podía deshacerse de ERC y ponerlos a ellos a la hora de presentar los Presupuestos Generales del Estado. En Europa todo el mundo creía que Sánchez iba a preferir eso. Para sorpresa de quienes no le conocen, Sánchez dijo: no, yo prefiero el apoyo de ERC, no quiero el apoyo de Ciudadanos. Todos los intentos que ha hecho Inés de convertir a Ciudadanos en moneda de cambio le han salido mal».
«Por cierto, la moción de Murcia la reventó Hervías, que en ese momento trabajaba en Génova. Bastó una llamada suya para que cuatro de los seis diputados de Murcia le hicieran caso. Como te dije, él creó la red territorial de Ciudadanos basada en la confianza personal. Cuatro de los seis miembros del grupo Ciudadanos en el Parlamento murciano votaron en contra y reventaron la moción. Y se reventó la moción de Madrid porque Isabel Díaz Ayuso se dio cuenta rápidamente de que le preparaban lo mismo. Ignacio Aguado lo ha negado, pero él preparaba lo mismo, claro que sí. Ayuso tuvo unos reflejos endiablados y convocó elecciones, aparte de echar a todos los miembros de Ciudadanos de su equipo de Gobierno».
Se reventó la moción de Madrid porque Ayuso se dio cuenta rápidamente de que Aguado, aunque lo ha negado, preparaba lo mismo que en Murcia
«Arrimadas ha querido tener un juguete valioso con el que se hacen cosas que dan poder y dinero. Ciudadanos no nació para eso. Nació de gente que se jugó el tipo en Cataluña. Años siendo acusados de fascistas, insultados, hostigados, perdiendo trabajos, para que luego eso se convierta en la herramienta personal de Inés. Así que esta es la historia. Aquí estamos. Sigue por 160.000 euros al año».
El apparatchik de Ciudadanos exhala la última bocarada de humo de su cigarro. Apaga la colilla con la suela del zapato. Pierde su mirada meditabunda en algún detalle neomudéjar de la fachada de Las Ventas mientras se sube el cuello de la chaqueta y frota sus manos entre sí. El frío llega a Madrid.