Perfil Ana María Cameno, la 'reina de la coca': de un imperio blanco a 16 años de cárcel
La burgalesa montó «el mayor y más sofisticado laboratorio clandestino de cocaína en Europa»
Ana María Camero, más conocida como la reina de la coca, nació en Burgos en el seno de una familia acomodada. Su vida se caracteriza por idas y venidas de prisión hasta este miércoles, 28 de septiembre, cuando ha sido condenada a 16 años de prisión por narcotráfico y blanqueo de capitales. La burgalesa montó en 2011 «el mayor y más sofisticado laboratorio clandestino de cocaína en Europa».
Su andadura en el mundo de la droga comenzó de la nada, como traficante a pequeña escala hasta que consiguió «hacerse con un imperio en el mundo de la droga», explican agentes de la Policía que han investigado el caso de Gamero. Su primera detención fue a los 23 años en su ciudad natal, Burgos. Sus padres se esforzaron en dar una buena formación a su hija y, por ello, la matricularon en el mejor colegio de la ciudad burgalesa.
Ana María no era del todo mal estudiante, supo aprovechar la formación que sus tutores la quisieron dar, pero había algo que le gustaba más: pasear por las calles de Burgos como 'camello'. La policía empezó a sospechar de sus praxis porque este tipo de ciudades no tiene grandes núcleos urbanos y, al fin y al cabo, 'todo el mundo se conoce'. Cuando los agentes de la Policía interceptaron la cocaína que llevaba, la chica contestó que la tenía consigo para controlar el apetito porque sufría bulimia.
Tras este suceso, se celebró un juicio exprés que la condenó a tres años de prisión y a pagar una multa de 25 millones de pesetas (150.253 euros). Su abogado consiguió la libertad de la futura reina de la coca quien se trasladó a Madrid para comenzar su 'imperio blanco' y montar el «mayor y más sofisticado laboratorio clandestino de cocaína en Europa», describe la Policía. La magnitud era tal, que se incautaron 300 kilos de cocaína lista para su distribución, 33 toneladas de productos químicos, dos millones de euros en efectivo, armas, vehículos de lujo, y bienes y activos financieros valorados en 50 millones de euros.
Un entramado de película
Esta macrooperación estuvo liderada por el Grupo Especial de Operaciones de la Policía (GEO). Los agentes entraron el 7 de enero de 2011 en una finca ubicada en Villanueva de Perales (Madrid). Allí detuvieron a cinco personas que desde hacía unas semanas vivían en el lugar, los detenidos eran cuatro colombianos, quienes instalaron el equipo y material del laboratorio, y un español que cumplía las funciones de centinela y hombre de seguridad. A la par que se desarrollaba esta intervención, se detenía otra operación por blanqueo de dinero, con una treintena de personas involucradas.
El laboratorio se complementaba con un complejo sistema de pisos francos y escondites o escaleras «practicados en armarios de doble fondo» que solamente se podían abrir con un sofisticado sistema de acceso. Y no solo eso, la organización contaba con un grupo de escoltas, todos armados, que protegían a los mandamases, así como micrófonos direccionales o gafas con los cristales tintados para que las personas que acudían a estos pisos de seguridad no supiesen la ubicación exacta. Entre los inmuebles de seguridad destacan el número 29 de la calle Fuente Empedrada de Sevilla y el bajo de la calle José Donoso, 4 (Madrid).
El entramado no solo atendía a drogas y armas, también se detuvieron a dos abogados de Madrid que tenían la misión de lavar el dinero que obtenía la organización. Uno de ellos era Roberto Rodríguez Casas, quien ya tenía un historial delictivo por haberse relacionado con alguno de los narcos más importantes a nivel internacional. El letrado, junto con Lauro Sánchez Serrano, dueño de un gimnasio, un bar de copas y un restaurante, quiso introducir en España dos cargamentos de cocaína procedentes de Venezuela, la operación no triunfó y por ello, contactó con la reina de la coca para ofrecerla su red de locales para la distribución de la cocaína.
Tras varias investigaciones por parte de la Policía, se descubrió que había un nexo entre Ana María Cameno y dos hermanos narcotraficantes a gran escala internacional, los colombianos Carlos Mauricio y Néstor Mario. Ambos contaban con varios grupos de distribuidores en la capital de España que expandirían el negocio y la organización a nivel nacional.
Una filosofía, 'pico y pala'
La reina de la coca fue condenada a estar dos años en prisión y en 2013 salió sin estar rehabilitada, pues siguió delinquiendo. El objetivo de Cameno era volver a levantar su imperio y seguir manteniendo el título de 'reina'. Colombia y México eran sus dos principales exportadores que envían grandes cantidades de cocaína. Para evitar que la pudieran identificar con facilidad, Ana María se sometió a varias cirugías estéticas en la cara y el cuerpo. Además, decidió llevar un alto nivel de vida pese a «no disponer de actividad económica real desde 2012», indica el escrito del fiscal que la condenó este año.
Para poder efectuar las compras, la reina de la coca utilizaba un pseudónimo, Marta Sánchez. De esta manera adquirió varios artículos de lujo, entre los que destacan joyas valoradas en más de 50.000 euros. El resultado de esta nueva práctica fue su detención en la Línea de la Concepción (Cádiz), en septiembre de 2014, junto con diez personas y 100 kilos de cocaína. Ese mismo año, el 31 de julio, detuvieron a Miguel Ángel López Palencia, transportista que trasladaba 19 paquetes de cocaína valorados en tres millones de euros.
Ante este panorama, los agentes establecieron vigilancias y descubrieron otra operación de entrega y transporte a finales de ese mes. La Policía entró en la casa de Ana María, en Majadahonda (Madrid), y encontraron 49 paquetes que contenían 44 kilos de cocaína por un valor de casi 6 millones de euros. También se incautaron de una pistola con silenciador, una báscula, una prensa hidráulica y 28 móviles. En el vehículo privado hallaron un compartimento secreto que escondía 41 paquetes valorados en la misma cantidad de dinero.
Durante este periodo, Ana María contó con José Miguel Artiles, director de la entidad bancaria Bandenia Banca Privada, para que transfiriera a Panamá el dinero de la organización y de esta forma poder ocultar los beneficios de la venta de droga y proceder al lavado para introducirlos de modo legal. Se intentaron cuatro transferencias que sumaban un total de 409.700 dólares, pero solo pasó una con un valor de 54.000 dólares. El 26 de septiembre de 2014 fue detenida en Cádiz gracias a «unas escuchas grabadas en los coches que utilizaba Cameno».
Condenada a 16 años de cárcel
Este miércoles, 28 de septiembre, la Sección Segunda de la Sala de la Audiencia Nacional la ha condenado a 16 años de cárcel y a pagar más de 20 millones de euros de multa. Se le acusa de liderar una red implicada con la distribución de un centenar de kilos de cocaína y por blanquear millones de euros en Panamá. En concreto, la han impuesto 12 años y 20 millones de euros por un delito de tráfico de drogas, y otros 4 años y 1,2 millones por el de blanqueo.
Junto a la reina de la coca han condenado a 11 acusados, entre ellos el director de Bandenia Banca Privada, José Miguel Artiles, condenado a cuatro años de prisión por blanqueo y una sanción de 1,2 millones de euros.
La reina de la coca luchó constantemente por mantener su 'título' dentro del mundo de las drogas. Con lo que no contó es que un historial como el suyo hace que se quede con su alias de por vida. Habrá que ver si con el tiempo se puede rehabilitar y darse cuenta que el narcotráfico no la ha traído nada bueno. El dinero, los coches de lujo y las joyas son fugaces en el mundo de la delincuencia.