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Comunidad de Madrid  Los colegios contra las bandas latinas: ya se piden detectores de armas en los centros

La presencia de estas agrupaciones violentas son una fuerte amenaza para los alumnos, ya que pueden encontrarse venta de drogas, inseguridades y conflictos constantes

Las bandas latinas siguen siendo un quebradero de cabeza en la capital. Pese a las cuantiosas detenciones que se han producido en el último año, sorprenden los datos que ha publicado el Observatorio de Bandas Latinas en colaboración con el Centro de Ayuda Cristiano respecto al aumento de armas en los colegios e institutos.

En una encuesta realizada a los docentes de los centros concertados, públicos y privados, el 33% admite tener en sus clases miembros activos de las bandas latinas, en concreto de los Dominican Don't Play y los Trinitarios. En cifras esto se traduce en la presencia de jóvenes pandilleros en 34 centros.

En el 'sondeo' han participado un total de 130 centros concertados, 108 públicos y 25 privados. Este informe desprende que el 10% de los educadores relacionan las pandillas con la prostitución. Este indicio ya lo había detectado el Centro de Ayuda Cristiano que ha incorporado en su planes uno específico para la reinserción de chicas que estuvieron involucradas en prácticas sexuales para obtener algo de dinero.

Otro de los datos sorprendentes es que uno de cada tres padres y profesores considera que, la presencia de bandas latinas en los centros educativos son una fuerte amenaza para sus hijos y alumnos, ya que pueden encontrarse venta de drogas, inseguridades y conflictos constantes.

Ante este panorama, la Asociación de Padres y Madres de Alumnos, AMPAS, ha pedido que en las entradas a los centros educativos se instalen unos arcos de seguridad, similares a los que hay en los aeropuertos, para detectar las posibles armas que lleven los miembros de las bandas latinas.

Portar algún objeto peligroso por parte de estos jóvenes ha aumentado en los últimos años, así lo refleja tres de cada cuatro padres y nueve de cada diez profesores que ya están hartos de los altercados y las inseguridades en las aulas. El 88% afirma que la problemática ha aumentado bastante, mientras que el 74% considera que esta praxis puede suponer una seria amenaza en el futuro.

En el escrito se detalla también que dentro de los centros penitenciarios las bandas siguen su actividad a la espera de poder salir y continuar con sus prácticas. En la misma línea, han indicado que algunas agrupaciones vecinales se están juntando para hacer frente a las okupaciones y la inseguridad de sus calles.

Un plus más allá de la violencia

Además de los altercados violentos y la inseguridad que ocasionan estos jóvenes, se sabe que suelen contratar hackers para ejecutar fraudes informáticos a entidades financieras.

Y no solo se queda ahí, actos satánicos en los que se decapitan pollos, se utilizan huesos de humanos y plumas de aves están cogiendo fuerza en los últimos meses. También se está produciendo un movimiento conocido como Sugar Baby en el que hombres mayores de 40 años ofrecen a jóvenes una compensación económica a cambio de su compañía.

Estas bandas juveniles ya no solo las componen personas de origen latino, se están uniendo españoles, subsaharianos y magrebíes que permiten que los grupos crezcan con mayor rapidez.

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