Almuerzo con el político y diplomático
Homenaje a Marcelino Oreja por su trabajo en la construcción de una Europa con cimientos de concordia
Un grupos de amigos y admiradores se han reunido en un restaurante madrileño en torno a Marcelino Oreja Aguirre para tributarle un homenaje
Muchos consideran que don Marcelino es uno de los mayores europeístas de la reciente historia de España
El Consejo Federal Español del Movimiento Europeo, CFEME, la gran organización europeísta nacida en 1948 tras el Congreso de La Haya, ha promovido una comida-homenaje en un céntrico restaurante madrileño que, sobre todo, ha significado el reencuentro con una persona: con Marcelino Oreja Aguirre.
La atmósfera de afecto de las 170 personas allí congregadas era palpable hacia quien ha desempeñado, entre otras tareas, el puesto de ministro de Asuntos Exteriores durante la Transición; es decir, cuando España comienza su andadura hacia las instituciones europeas democráticas. También imperaba en el acto un sentimiento: el de justicia. «Ya era momento, ¡qué duda cabe!, de hacer este homenaje», se escuchaba comentar a los comensales entre sí para referirse al hombre que tal vez sea el máximo referente vivo del europeísmo español.
Allí estaban cosechadas las semillas de amistad que don Marcelino ha sembrado a lo largo de su vida. Había representantes de todos los estamentos de la política y la sociedad civil; de la de antes y de la de ahora. Entre las mesas podía verse al actual ministro de Agricultura Luis Planas, colaborador del homenajeado en Bruselas; a Enrique Barón, presidente del Parlamento Europeo; a Rodolfo Martín Villa, Soledad Becerril y Alberto Aza, jefe de la Casa del Rey; y a tantos otros políticos, diplomáticos y profesores.
El homenaje estuvo moderado por Eugenio Nasarre, vicepresidente del CFEME, quien condujo las intervenciones de las ocho personas que tomaron la palabra. Fueron Francisco Aldecoa, actual presidente del Movimiento Europeo de España y catedrático de Relaciones Internacionales; el exministro Íñigo Méndez de Vigo; los ya mencionados Enrique Barón, Luis Planas y Soledad Becerril; más Alfonso Bullón de Mendoza, presidente de la Asociación Católica de Propagandistas; Benigno Pendás, presidente de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas; y Jaime Mayor Oreja, uno de los promotores de NEOS y sobrino del homenajeado.
Las intervenciones fueron cortas y directas –tal y como marcan los cánones de la 'era WhatsApp'– y todas, cada una desde su particular perspectiva, coincidieron en resaltar el permanente servicio a España de Marcelino Oreja –como político, como diplomático y como persona–; su esfuerzo por establecer la concordia entre los españoles –aspecto que se remarcó especialmente, quizás como no muy tácita referencia al momento presente de la vida española– y su activo y eficaz compromiso para el crecimiento del proyecto de la Unión Europea, con España dentro y en calidad de actor capital.
Una sensación de alegría tranquila, de satisfacción, sobrevolaba la atmósfera del restaurante. Los convocados de una u otra forma han estado a lo largo de toda su vida cerca de Marcelino Oreja y de forma natural brotaba la expresión de gratitud que allí colectivamente se ponía de manifiesto. Más allá del tributo oficial, aquello en el fondo iba de volver a encontrarse con Marcelino; de saludarle, de estrecharle la mano, de conversar con él. La mesa y el mantel no eran más que una agradable excusa.
El momento central del homenaje fue la lectura de la carta que Felipe VI remitió para transmitir a don Marcelino, negro sobre blanco, su admiración y cariño –los Reyes no pudieron sumarse al almuerzo, dado que están de viaje oficial en Alemania–. El punto final a la carta del Rey lo puso el largo aplauso que salió de las manos de los asistentes.
Emocionado, Marcelino Oreja habló el último para dirigir unas breves palabras a sus amigos. Los comensales, a su vez, le entregaron una placa de recuerdo de aquel momento.
Carta del Rey Felipe VI a Marcelino Oreja Aguirre
Con estas palabras quiero unirme al homenaje que el Consejo Federal Español del Movimiento Europeo ha organizado en reconocimiento a tu ingente y generosa acción de toda una vida en favor de la democracia, la concordia y la defensa de una Europa unida, libre y solidaria.
Esos ideales, que han regido tu fecunda vida, quedan perfectamente plasmados en el título de tu libro: «Europa, vocación y destino de España.» En mi niñez, juventud y ya en mi labor de Estado como Príncipe de Asturias y como Rey, han sido innumerable las ocasiones en las que he sido testigo -y he aprendido- de esos ideales y de tu incansable labor de servicio a España ya a su papel en Europa.
Como sabes, la Reina y Yo nos encontramos en la República Federal de Alemania realizando una Visita de Estado. Pues he querido que, en un día como el de hoy, junto a tantos amigos y admiradores de tu afán y de tu obra -que te acompañan y a quienes transmito un cordial saludo- esté también presenta la Corona, que tanto aprecia tu generoso talante y tu inteligente desempeño en pro de los ideales europeos.
Con todo afecto a ti y a tu familia.
Te envíanos la Reina y Yo un fuerte abrazo.
Felipe R