El «Día del Recuerdo» impuesto por Sánchez evidencia la falta de consenso de la Ley de Memoria Democrática

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha capitalizado el «Día de recuerdo a las víctimas del golpe militar, la guerra y la dictadura», un acto celebrado en el Auditorio Nacional de Música y que ha contado con la presencia de la práctica totalidad de los ministros del Gobierno, asociaciones memorialistas, familiares y víctimas. Sin embargo, han estado ausentes el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo; la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Ayuso; y el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, que habían sido invitados. El acto ha evidenciado una vez más la falta de consenso con la que ha nacido la Ley de Memoria Democrática. Tampoco ha asistido ningún dirigente de Vox ni de Cs.

Durante el acto, se han entregado 20 diplomas de reparación y se ha guardado un minuto de silencio en memoria de las víctimas. Sánchez ha tenido una intervención de marcado carácter ideológico, siempre desde el sesgo de una parte de los contendientes.

Al inicio de su intervención, Sánchez ha recalcado que el momento era «muy importante» para él desde el punto de vista personal y ha recordado su visita, en 2019, a la tumba del presidente republicano Manuel Azaña en Montauban, junto a la cual se encontraba la de Felipe Gómez, uno más «entre los miles de hombres y mujeres españoles que pueblan los cementerios del sur de Francia».

Reabrir heridas

El tiempo es «cruel» con la gente anónima, con los que «yacen tirados en los campos, cunetas o fosas comunes» por un «fanatismo» ideológico que «devoró España hasta sus entrañas».

Toda España perdió en aquella contienda, ha proseguido Sánchez, para quien es necesario hacer un legado compartido y honrar a esas vidas anónimas «perdidas en una guerra cruel y una brutal posguerra». Se trata, ha dicho, no de abrir heridas, sino de «cerrarlas de una vez por todas», aunque «vamos demasiado tarde».

Ha insistido en que este reconocimiento supone saldar una deuda de gratitud con quienes se comprometieron con una España democrática y, al mismo tiempo, sirve para fomentar actitudes tolerantes en esta sociedad.

La ley de memoria, ha afirmado, nace de «un relato integrador», de un «afán de concordia» del pueblo español que está en la Constitución. Sobre ella, Sánchez ha insistido en su cumplimiento, del primero al último de sus artículos, «sin excusas».

«Nunca más vais a caminar solos, ninguna democracia puede construirse sobre pactos de silencio», ha concluido el jefe del Ejecutivo.

Fecha con intención

Por su parte, el ministro de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Félix Bolaños, en el mismo tono sesgado que Sánchez, ha recordado que la fecha para celebrar este día no ha sido elegida al alzar, ya que hoy hace 44 años las Cortes aprobaban la Constitución española.

Ha apelado a la memoria, como presente e identidad, y sobre todo como humanidad. «Sin memoria no hay futuro, una sociedad que desconoce su pasado corre el riesgo de volver a cometer los mismos errores», ha remarcado.

Se ha referido asimismo a las ausencias colectivas, a los enfrentamientos entre hermanos que provocó la guerra y a los vacíos que todo ello dejó.

«Esos vacíos son nuestros, de nuestra democracia, por eso celebramos este acto, para llenar esos vacíos y para decir que nunca más», ha concluido Bolaños, para quien la jornada debe servir como emocionado recuerdo a los hombres y mujeres cuyas «vidas fueron truncadas sin razón a ambos lados de las trincheras».

En nombre de las personas que han recogido los 20 diplomas ha hablado Montserrat Peligros, quien ha agradecido a Sánchez que les haya hecho sentir «importantes» y por reconocer que lo que hicieron sus familiares «verdaderamente valió la pena».

«El acto de hoy es el final de un camino, pero también el inicio de otro. Vamos a seguir en la lucha (...) por encima de todo con el amor a la patria y a la democracia», ha apostillado.