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Peral: «Las diferencias entre el centro y la derecha fueron una de las causas de la Guerra Civil»

Luis Peral Guerra (Madrid, 1950), autor de Política Económica de la Segunda República, en la sede de El DebatePaula Argüelles

Entrevista

Luis Peral: «Las mezquinas diferencias entre el centro y la derecha fueron una de las causas de la Guerra Civil»

Luis Peral Guerra –abogado, economista, expolítico y doctor en Historia– acaba de publicar el que probablemente sea el más concienzudo análisis sobre las políticas económicas desarrolladas durante todo el periodo de la II República española

La obra recién publicada de Luis Peral Guerra, Política Económica de la Segunda República. España en la Gran Depresión Internacional, analiza, con datos macroeconómicos recientes, el impacto comparativo de la Gran Depresión posterior al crack de 1929 en España y en otros países europeos. Resulta curioso descubrir en sus documentadas páginas cómo la ortodoxia económica prevaleció en la respuesta de los gobiernos republicanos –con independencia de su signo ideológico– frente a la depresión internacional. España en 1935 podía considerar superada la crisis económica. Sin embargo, muchas cosas se torcieron para que en 1936 sucediese lo que sucedió. De todo ello conversamos en la sede de El Debate.

Por su forma de abordaje intelectual –desde una perspectiva científica, académica–, usted realiza una potente labor desmitificadora sobre el tema de su libro. Una de las cosas que más me ha llamado la atención es cuando señala que el crack económico mundial de 1929 no afectó especialmente a España.

–Y no solamente el crack del 1929, sino en los años posteriores. En 1930, 1931 y 1932, la economía española, en su conjunto, resistió mejor que la economía mundial las consecuencias de la Gran Depresión.

También en su obra comenta que la política económica de la II República estuvo caracterizada por su ortodoxia; es decir, que no hubo grandes bandazos económicos en un periodo que, a nivel político, sí fue muy convulso. ¿Cuáles fueron los principales ejes económicos de la II República?

–Los gobiernos de la II República, tanto los de centro izquierda desde 1931 hasta el año 33, como los posteriores de centro derecha hasta el año 35, intentaron equilibrar los Presupuestos. En aquellos momentos a nivel internacional no estaba bien visto incurrir en déficits enormes. Pero especialmente en España, los gobiernos fueron muy ortodoxos en la economía porque el Ministerio de Hacienda estaba en manos de partidos burgueses, liberales en lo económico, de clase media y de ámbito preferentemente urbano.

No hubo bandazos económicos en la Segunda República, de decir: cuando mandaban los de izquierdas tiraron el dinero, y cuando mandaban los de derechas aplicaron un freno. No, ni mucho menos

Personalicemos la cuestión. ¿Quiénes fueron los mejores ministros de Hacienda de la II República?

–Por un lado, Jaume Carner, de un gobierno de centro-izquierda y, por otro lado, Joaquín Chapaprieta, de un gobierno de centro-derecha. La política de ambos fue muy parecida: intentar equilibrar las cuentas e intentar que el Estado no capte todo el ahorro privado, sino dejar también algo para la financiación de las empresas.

O sea, 100 % ortodoxia económica.

–Sí, por un lado, ortodoxia, y luego también continuidad. No hubo esos bandazos de decir: cuando en la República mandaban los de izquierdas tiraron el dinero, y cuando mandaban los de derechas aplicaron un freno. No, ni muchísimo menos.

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Portada del libro Política Económica de la Segunda República. España en la Gran Depresión Internacional, CEU Ediciones, 2022, cuyo autor es Luis Peral GuerraPaula Argüelles

Desde Prieto hasta Zapatero

–Sorprende que la palabra «continuidad» sirva para definir ese periodo.

–Y no solamente entre los gobiernos de derechas y de izquierdas dentro de la II República; también hubo continuidad con la etapa anterior, con la dictadura de Miguel Primo de Rivera. En algunas políticas de Hacienda, esta continuidad se extiende hasta finales de los años setenta: el monopolio del comercio de divisas, la protección del carbón y el trigo nacional, la repoblación forestal, la política hidráulica, la política de construcción de embalses y de trasvases, etc. Hasta que el presidente José Luis Rodríguez Zapatero bloqueó los trasvases que estaban previstos en el Plan Hidrológico Nacional, el principal impulsor de los mismos fue Indalecio Prieto en su etapa de ministro de Obras Públicas.

Presentación

Convocatoria del acto de presentación del nuevo libro, que tuvo lugar en Madrid el 25 de noviembre en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad CEU San PabloEl Debate

Quizás por ello, España en aquellos años tenía una gran reputación internacional como deudor de deuda pública.

–Desde el final de la Primera Guerra Mundial, España era de los pocos países que nunca había incumplido sus compromisos de pagar el principal y los intereses de la deuda pública, por lo que efectivamente tenía una gran reputación. De hecho, el propio John Maynard Keynes, cuando hace ciertas propuestas de países que pudieran vincularse a un nuevo sistema que sustituyera al patrón oro, incluye a España como uno de los países más solventes. Hay que tener en cuenta que entonces teníamos las sextas mayores reservas de oro del mundo. El Banco de España, que entonces era una empresa privada, era muy celoso de esas reservas de oro. Tanto es así que nunca quiso utilizarlas para defender la cotización de la peseta.

Hasta que Zapatero bloqueó los trasvases que estaban previstos en el Plan Hidrológico Nacional, el principal impulsor de los mismos fue Indalecio Prieto en su etapa de ministro de Obras Públicas

También explica en su libro que en 1935 la crisis económica de facto estaba superada.

–En el año 1935, España tenía un gobierno de centro-derecha con una importante mayoría parlamentaria. Hablamos del 60 % de los escaños del Congreso para un mandato hasta noviembre de 1937. Pusieron en marcha importantes reformas económicas a través de la racionalización del gasto público, quitando algún gasto que era desmesurado y poco razonable. En cambio, para invertir más en desarrollo económico, hubo unos planes muy importantes para poner en marcha una enorme cantidad de obras públicas. España había crecido de media anual en esos años de la II República al 1,4 % del PIB, contrastando con el hundimiento que hubo en otros países occidentales. En 1935 el Producto Interior Bruto de España ya había superado al de 1929.

Entonces, ¿por qué se produce la guerra?

–Por varios motivos. Uno fueron las mezquinas diferencias internas y rencillas en el centro y la derecha españoles. Al leer las memorias de los principales protagonistas de los gobiernos de centroderecha de esa época, uno se da cuenta de que no percibían lo que se les venía encima con lo que luego culminó en el Frente Popular. En diciembre de 1935 el presidente de la República, Niceto Alcalá-Zamora, se niega a proponer para formar gobierno a José María Gil Robles, el líder de la CEDA, que era el partido que tenía más escaños.

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Luis Peral Guerra, en la sede de El DebatePaula Argüelles

La Reforma Agraria

¿Cuál fue el motivo para esa exclusión?

–Que no los veía suficientemente republicanos. Fue una exclusión sectaria, con el empeño de convocar nuevas elecciones para que el partido de centro, que promovía, ocupase una posición de bisagra. Le salió fatal. El partido de centro obtuvo muy pocos escaños y el presidente del Consejo de ministros, Manuel Portela Valladares, que era un señor que ya tenía cierta edad, se bloqueó en las elecciones de febrero de 1936. Se quedó bloqueado y prácticamente entregó el poder.

¿Qué sucedió a continuación?

–La izquierda reclamó en el poder. Hubo irregularidades importantes en los recuentos de actas. Luego el Frente Popular llegó con una radicalidad muchísimo mayor que la de antes. A partir de marzo de 1936, la seguridad jurídica se pierde y España entra en una especie de cuesta abajo.

Por cierto, ¿en qué consistió la famosa Reforma Agraria?

–Hubo varios proyectos. El primero fue una comisión técnica formada por personas de un altísimo nivel académico, tanto en Derecho como en Economía. Propusieron una fórmula que hubiera sido muy razonable, limitando la reforma a los sitios donde realmente debería aplicarse.

Los partidos republicanos eran partidos burgueses predominantemente urbanos. No tenían demasiado interés en la Reforma Agraria, y no la impulsaron con la fuerza con que hubiera sido necesaria

No fue ese proyecto el que finalmente se implantó.

–Hubo varios cambios e iniciativas, y la última fue la más radical. Los gobiernos de centro-izquierda de la II República no destinaron a la reforma agraria los fondos que hubieran sido necesarios para hacer esa reforma que para ellos era una prioridad ideológica. En los primeros años de la Reforma Agraria, hasta el año 1935, se invirtió el 1,1 % de los Presupuestos del Estado. 1,1 % para algo que era una verdadera prioridad ideológica. Se destinó el 1,1 %, pero sólo se llegó a gastar el 0,5 % del gasto público.

¿Por qué se gestionó de esta manera?

–Volviendo a lo que comentaba antes, los partidos republicanos, que eran los predominantes en aquellos momentos en los gobiernos de la II República, eran partidos burgueses predominantemente urbanos. No tenían demasiado interés en la Reforma Agraria y no la impulsaron con la fuerza con que hubiera sido necesaria.

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