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Sucesos

Los audios exclusivos que revelan las amenazas del Yoyas a su exmujer y a la Guardia Civil

«Voy a matar al gordo de mierda ese (novio de su exmujer)», afirma en un momento

Existe un audio de casi una hora de duración en el que Carlos Navarro, también bautizado televisivamente como El Yoyas, habla (más bien grita) con una persona menor de edad, muy menor, apenas ha cumplido una edad con dos dígitos. Ese es el contexto en el que se produce la grabación. El Debate ha tenido acceso a ese audio. Se trata casi de un monólogo de extrema violencia, llena de amenazas y lenguaje soez. Carlos Navarro carga duramente contra el actual novio de Fayna, su ex mujer con la que comparte dos hijos.

De hecho, llega a creer que esta persona está escuchando la conversación: «“Gordito, gordito hijo de puta, me estás escuchando, te machacaré gordito, te machacaré puto gordo, te reventaré la boca como te cruces conmigo comemierda (…). “Eres un puto comemierda, gordo motero, heavy los cojones, te voy a arrancar la puta piñata. Con este voy a disfrutar, con este no voy a coger un palo, a este lo voy a reventar con mis propias manos, como he reventado a más de uno y a este le voy a reventar, le voy a reventar la puta boca al gordo maricón, díselo a tu puta madre a ver si tiene cojones a mandarme al gordito».

Cuando su interlocutor pregunta que por qué le quiere dar una paliza, Carlos Navarro lo tiene claro: «Porque hace tiempo que no me entretengo, por entretenerme, le voy a reventar la boca a alguien, que hace tiempo que no le reviento la boca a alguien (…). Si le reviento la cabeza va a ser por placer, por placer le voy a reventar la cabeza y como venga alguien más se la voy a reventar también, a su puto primo y a su puto padre y al que me venga y a la Guardia Civil si me manda a la Guardia Civil, que me la mande, porque yo le rompo la cabeza a quien haga falta (…) Al gordo motero le voy a reventar la puta cabeza, le voy a reventar las dos piernas, le rompo las rodillas al gordo.».

Incluso llega a retarle: «Dile a ver si tiene cojones con los tres metros que mide. Me dura, me dura, pero vamos treinta segundos, en treinta segundos lo estoy pateando, le estoy pisando la puta cabeza en el suelo, treinta segundos le doy, fíjate lo que te digo, treinta segundos. En menos tiempo he machacado a tíos más grandes que ese, en menos tiempo, o sea, treinta segundos le doy para estar pisándole la puta cabeza en el suelo (…). “Pues voy a matar al gordo, voy a matar al puto gordo de mierda ese».

Carlos Navarro ha sido condenado a casi seis años de prisión. Debería haberse presentado en la cárcel para cumplir su pena, pero ha huido. Casi un mes después sigue en busca y captura sin que las Fuerzas de Orden, Mossos, Policía o Guardia Civil, sean capaces de dar con su paradero. Para ellos también tiene palabras en esa conversación:

«Tú no conoces a tu padre, ni tú ni tu puta madre. Ya me puede mandar a la Guardia Civil, a la Policía, a la Legión, que me cago en la puta madre que parió a los maderos, a los picoletos y a la Legión, hija mía, y el gordo motero, a ver si me viene con todos sus colegas, que les voy a reventar la puta cabeza a todos. Tú sabes, yo le he reventado la cabeza a uno de los ángeles del infierno, le he reventado la puta cabeza, ¿le va a venir a tu padre un motero comemierda de estos?, le reviento la puta cabeza, lo rajo de arriba abajo».

La propia Fayna ha querido contar su experiencia como mujer maltratada en su propio canal de Youtube llamado «A la que salta». Narra las experiencias bonitas que vivió con su ya exmarido y como fue asumiendo el maltrato como algo normal, hasta que un día se dio cuenta de que no lo era: «Él me dijo: «Nena, dentro de mí hay un monstruo y la única que puede hacer que pare eres tú». Pasaron los años y me di cuenta de que éramos cinco en esa casa. Dos personitas (sus hijos), el torturador, el miedo y yo. Y el miedo llegó un momento que no solo se apoderó de mí sino de esas dos personitas y ahí dije, se acabó, porque empecé a darme cuenta de que todo eso que había estado viviendo durante tantos años no era normal. Yo no me merecía eso y mucho menos esas dos personitas. Y ahí fue cuando decidí pararlo, y aún tuvo que pasar mucho tiempo antes de que me fuese de esa casa, pero mentalmente yo ya estaba fuera».