Se sale con la suya
Sánchez ya tiene lo que quería: un Constitucional que no se interpondrá en su camino
Con la elección de Conde-Pumpido frente a Balaguer, se cierra el círculo de un nuevo TC de mayoría progubernamental; y cuyo nuevo presidente tiene hilo directo con la Moncloa
A Pedro Sánchez la noticia de la elección de Cándido Conde-Pumpido como nuevo presidente del Tribunal Constitucional le pilló en la sede de UGT en Madrid, adonde se había desplazado para inaugurar unas jornadas confederales. Allí, delante de decenas de sindicalistas, denunció el «asalto a las instituciones democráticas», pero a las de Brasil.
El presidente ya tiene lo que quería. Un TC de mayoría progresista, o progubernamental, y presidido por quien fuera fiscal general del Estado con José Luis Rodríguez Zapatero. Un magistrado tan alineado con el Gobierno que, cuando en julio de 2021 el Constitucional tumbó el primer estado de alarma, emitió un voto particular durísimo contra sus compañeros conservadores, a los que acusó de plegarse a los intereses de la derecha política.
«La sentencia no responde, a criterios propiamente jurídicos, pues dichos criterios deben proporcionar certeza y seguridad jurídica mientras que en el caso actual, se utiliza un atajo argumental (calificar como suspensión una restricción intensa de un derecho fundamental) para estimar la inconstitucionalidad de una medida sanitaria solicitada por un partido político, que previamente la había apoyado expresamente en el debate y votación parlamentaria de la prórroga del estado de alarma», escribió Conde-Pumpido.
El Gobierno nunca ocultó que Conde-Pumpido era su candidato y éste tampoco pareció nunca sentirse incómodo con la etiqueta de candidato del sanchismo. Todo lo contrario, a juzgar por lo a gusto que se le vio en compañía de diversos ministros en la recepción del 6 de diciembre en el Congreso, con motivo del aniversario de la Constitución.
El plan de Sánchez se tambaleó con la irrupción en escena de la magistrada -también progresista- María Luisa Balaguer; quien, aprovechando la oposición frontal de los cuatro magistrados conservadores a la candidatura de Conde-Pumpido, presentó la suya. Hasta horas antes de la votación la presionaron para que la retirara y dejara el terreno expedito a Conde-Pumpido, pero no lo consiguieron. Balaguer compitió y perdió por un voto, porque María Luisa Segoviano decantó la balanza.
Esta vez, la Moncloa ha optado por guardar las formas y no felicitarse públicamente por el nombramiento de su hombre, que presidirá el TC al menos los tres próximos años, prorrogables a otros tres. Aunque el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, sí deseó a Conde-Pumpido y a la nueva vicepresidenta, Inmaculada Montalbán, «el mayor de los éxitos en la nueva misión que tienen por delante: garantizar el prestigio del Tribunal Constitucional».
Cuando el pleno del CGPJ eligió, el pasado 27 de diciembre, a los magistrados María Luisa Segoviano y César Tolosa, la Secretaría de Estado de Comunicación corrió a emitir un comunicado en el que proclamaba su satisfacción: «El Gobierno valora muy positivamente el nombramiento de los dos magistrados del TC por parte del CGPJ. Es lo que esperábamos desde hace meses y a lo que obligaba la ley desde septiembre. Pese al retraso y el bloqueo provocado por el PP, hoy el CGPJ ha cumplido sus obligaciones, la ley y la Constitución», decía. «El único que falta por cumplir con la Constitución y la renovación del CGPJ es el PP», añadía.
Con o sin Conde-Pumpido al frente, la mayoría progresista del nuevo TC es lo suficientemente amplia (siete a cuatro) para que Sánchez pueda estar tranquilo respecto a la revisión de sus principales leyes: la ley Celaá, la Ley de Memoria Democrática, la reforma laboral, el ingreso mínimo penal, la reforma del Código Penal para castigar con penas de cárcel a los provida, la derogación de la sedición, la rebaja de la malversación y la ley de eutanasia.
No obstante, la elección de Conde-Pumpido le añade un plus de tranquilidad: él se encargará de convocar y fijar el orden del día de las reuniones del Pleno y de la Junta de Gobierno del Constitucional, así como de dirigir sus deliberaciones y ejecutar los acuerdos que adopten.
En un Constitucional, además, al que se han incorporado su exministro de Justicia Juan Carlos Campo y la exalto cargo del Ministerio de la Presidencia Laura Díaz.
«La elección de Conde-Pumpido como presidente del Constitucional es mala noticia para la independencia de un tribunal en el que decide un exministro y diputado del PSOE, una exjefa de Gabinete de Bolaños y un presidente dispuesto a mancharse con el barro socialista del camino», resumió el senador del PP Rafael Hernando.