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El ministro Félix Bolaños durante su intervención

El ministro Félix Bolaños durante su intervenciónEFE

Vuelta a las andadas

El Gobierno estrena el año parlamentario con los mismos malos hábitos y los socios cansados

El debate sobre el real decreto ley con medidas contra la crisis no ha estado exento de críticas al Ejecutivo por su uso y abuso de esta figura legislativa. Puesto que debería ser excepcional

El primer pleno del año en el Congreso dejó una frase para la posteridad, de esas de las que un Gobierno corre el riesgo de convertirse en prisionero. Su autor fue el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, que subió a la tribuna de oradores para proclamar: «2023 va a ser un muy buen año, empezando por la aprobación de este real decreto ley».

Se debatía en la Cámara Baja la convalidación de los decretos número 91 y 92 de esta legislatura, que será la primera en democracia en que por primera vez un Gobierno supere el centenar de decretos ley, como ya contó El Debate. Con especial atención al número 91, el del paquete anticrisis (el tercero) que el Ejecutivo en el último suspiro de 2022, con medidas como la rebaja o suspensión del IVA en los productos básicos de la cesta de la compra (salvo la carne y el pescado) y ayudas para la reconstrucción de La Palma.

Y el curso parlamentario se retomó donde se había quedado: con los socios parlamentarios de Pedro Sánchez recriminando al Gobierno su abuso del real decreto ley (que legalmente está limitado para casos de extraordinaria y urgente necesidad) y esa costumbre suya de hacer decretos ómnibus, que contienen de todo un poco. Con el objetivo de que a los grupos parlamentarios les sea más difícil votar no o justificarlo ante su electorado. Cien páginas, como resumió el portavoz de ERC, Joan Capdevila, «de toda índole y color». Una «ley macedonia que da para cinco decretos», añadió la de Junts, Pilar Calvo.

La portavoz del PNV, por su parte, recordó al ministro Bolaños que hasta hace semanas el Ejecutivo se negó sistemáticamente a una bajada del IVA porque decía que no servía. «¿Qué ha cambiado ahora?, preguntó Idoia Sagastizabal. Y ella misma se dio la respuesta: «Ya estamos asistiendo a la utilización de este paquete como política de marketing».

Si los socios fueron críticos, mucho más la oposición. El portavoz del PP, Jaime de Olano, subrayó que el Consejo de Ministros aprobó este paquete contra la crisis solo unos días después del visto bueno definitivo a los Presupuestos Generales de 2023; la prueba evidente, a juicio de los populares, de que las cuentas públicas ya nacían siendo papel mojado. No obstante, De Olano se felicitó de que Sánchez al fin haya hecho caso a Alberto Núñez Feijóo y bajado el IVA, aunque sea «tarde, mal y a rastras».

Más contundente fue el portavoz de Vox, Iván Espinosa de los Monteros: «No nos traen ni una bajada de impuestos, sino un relato. Lo suyo es trilerismo político». Y la portavoz de Cs, María Carmen Martínez, añadió: «Parece que tienen soluciones mágicas, pero les conocemos bien: son los reyes de la propaganda».

Bolaños escuchó los reproches de socios y opositores desde su escaño, con la tranquilidad que da saber que iba a aprobarse sin mayores sobresaltos (175 votos a favor, 7 en contra y 164 abstenciones, entre ellas las del PP, Vox y Ciudadanos, pero también de ERC y Bildu). Pero el portavoz de Bildu, Oskar Matute, ya le advirtió de que no se conformarán con esto: «Limiten el precio de los alimentos básicos como con las mascarillas», solicitó al ministro de la Presidencia, haciendo suya la reivindicación de Unidas Podemos.

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