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Ejercicio de exhibición del potencial que algunos perros tienen como fuerza de defensaGuardia Real

Los perros, agentes cada vez más imprescindibles en la detección de drogas en las cárceles

Interior duplicará este año el número de prisiones con unidades caninas dado el éxito logrado en 2022

El Ministerio del Interior dispondrá de nuevas unidades caninas de búsqueda de sustancias estupefacientes en 12 cárceles más a lo largo de este año, por lo que serán ya 23 las prisiones españolas que dispongan de perros detectores de drogas. Además, las unidades caninas darán servicio a las cárceles de alrededor, por lo que «el radio de acción se extiende a gran parte de la geografía», señaló este lunes el secretario general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Luis Ortiz. Este nuevo paso, que supone duplicar el número de prisiones que dispondrán de estas unidades.

Las unidades caninas son uno de los recursos, junto a otros como registros, requisas y cacheos, de los que disponen los trabajadores penitenciarios para neutralizar la presencia de droga en el interior de la prisión. Y son los más eficaces. Durante 2022 las unidades caninas detectaron el 58,87% de la suma de cannabis, cocaína y heroína intervenidos en los 10 centros penitenciarios en los que trabajaron: Albolote, Algeciras, Córdoba, Huelva, Madrid III, Málaga I, Málaga II, Burgos, Puerto III y Sevilla II. Tan solo faltan datos de la prisión de Mallorca puesto que los perros no se incorporaron hasta finales de año.

Desde 2018

La presencia de estas unidades caninas en las cárceles españolas se estrenó de forma experimental en 2018 en la prisión de Burgos. Fue tal el éxito que a lo largo de los años se fueron incorporando otros diez centros penitenciarios y en este 2023 se sumarán de golpe otras 12 cárceles: A Lama (Pontevedra), Castellón II, Ceuta, Las Palmas II, León, Madrid V, Madrid VII, Murcia II, Teixeiro (A Coruña), Topas (Salamanca), Valencia y Zaragoza.

La incorporación se hará en el segundo semestre después de que 25 profesionales penitenciarios y 25 perros se formen en un curso de 520 horas lectivas que incluyen sesiones teóricas y entrenamiento práctico en los centros de trabajo.

Estas unidades caninas desarrollan la técnica llamada ‘de marcaje’, que se caracteriza por ser poco invasiva: el perro se limita a tocar, o marcar, la zona en la que detecta las sustancias estupefacientes. Algunos de estos perros, además, han comenzado a ser entrenados para el señalamiento, además, de teléfonos móviles.