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Pedro Sánchez y Mohamed VI en la visita del presidente a Marruecos en abrilEFE

España entrega el Sáhara

Las cesiones de Sánchez a Marruecos por tierra, aire ¿y mar?

El Gobierno presume del «peso que tiene Pedro Sánchez en el mundo y en las relaciones diplomáticas que mantienen todos los países del planeta» mientras sigue ofreciendo en bandeja el Sáhara al país magrebí

España suma un nuevo capítulo en su entrega por fascículos del Sáhara occidental a Marruecos. Si primero reconocía que el modelo de autonomía dentro de Marruecos era la mejor opción para la exprovincia española –lo que supone reconocer la soberanía del país alauita sobre este territorio–, ahora el Gobierno de Pedro Sánchez reconoce que está negociando con nuestro vecino del sur la gestión de su espacio aéreo.

Tras surgir la polémica –que ha hecho saltar todas las alarmas en Canarias–, el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, ha asegurado al presidente insular, Ángel Víctor Torres, que «no va a haber ninguna cesión», según ha explicado este último.

«Quiero ser absolutamente claro y contundente, porque no está en el acuerdo –en referencia al firmado por España y Marruecos en 2022–. Me lo ha trasladado el ministro de Asuntos Exteriores, con el que he hablado hoy. Le he pedido absoluta claridad y me ha respondido que en ningún caso va a haber cesión de los espacios aéreos. De lo que se habla entre los dos gobiernos es de mejorar la gestión de los espacios aéreos», ha precisado Torres (PSOE).

En lo que se traduzcan finalmente estas negociaciones es, por ahora, una incógnita, aunque se puede vislumbrar que Marruecos tendrá algún tipo de protagonismo en los cielos del Sáhara con el beneplácito de España.

Esta concesión, sin embargo, podría no ser la última, ya que el Ejecutivo también negocia la delimitación de la mediana de las aguas territoriales españolas y las marroquíes en las islas Canarias, como reconocía a finales del pasado octubre en un escrito remitido a Coalición Canaria. En el mismo, se explicitaba que el pasado 11 de octubre se celebró una reunión entre ambos países para negociar este asunto.

A día de hoy, España es, según la ONU, la potencia administradora del Sáhara occidental de iure, dado que la ocupación ilegal llevada a cabo por Marruecos en 1976, tras retirarse de allí nuestro país, no ha comportado reconocimiento a la soberanía que sí ejerce de facto sobre este territorio no autónomo que reclama para sí la República Árabe Saharaui Democrática.

Desde entonces y durante décadas, España ha apostado por un referéndum de autodeterminación para el Sáhara Occidental, aunque todo cambió el 14 de marzo de 2022, cuando, de manera unilateral, el Gobierno de Sánchez daba un giro de 180º grados en la postura diplomática española respecto a Marruecos y su papel en el Sáhara.

Tras acoger al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, y el posterior asalto a la valla de Melilla, que acabó con un número indeterminado de muertos, Sánchez, se dirigía al Rey de Marruecos, Mohamed VI, por carta para comunicarle que España reconocía la propuesta marroquí de autonomía, presentada en 2007, como la base «más seria, creíble y realista» para la resolución del conflicto del Sáhara Occidental.

La amenaza sobre Ceuta y Melilla

El volantazo sobre esta cuestión todavía no ha sido aclarado por el Gobierno y siempre ha sobrevolado la sombra de sospecha sobre el presunto espionaje al teléfono móvil del presidente, que estaría conllevando que la postura de España respecto a este y otros asuntos que nos enfrentan con Marruecos sea cada vez más de sumisión hacia el país musulmán, como se insiste desde algunos partidos de la oposición.

El Ejecutivo se defiende y sostiene que estos contactos que se conocen ahora «se circunscriben a la gestión de los espacios aéreos» y a la coordinación «entre ambas partes» para «conseguir mayor seguridad en las conexiones y cooperación técnica», pero lo que es cierto es que de este modo se pone en entredicho el modelo con el cual España gestiona el espacio aéreo sobre el Sáhara desde Canarias.

En este contexto, cabe preguntarse si tras la cesión por tierra y –presumiblemente– por aire, se concretarán después las entregas por mar. Y no solo en Canarias, sino también en las que bañan Ceuta y Melilla, las dos ciudades autónomas españolas que Marruecos reclama como suyas. La embajada del reino alauita en nuestro país mantiene todavía a las dos ciudades españolas en el norte de África como parte de su territorio en el mapa de Marruecos colgado en su página web.

Mientras sucede todo esto, el Gobierno presume del «peso que tiene Pedro Sánchez en el mundo y en las relaciones diplomáticas que mantienen todos los países del planeta», en palabras del ministro de la Presidencia, Félix Bolaños.