Treinta años del secuestro y asesinato de Anabel Segura, el caso que revolucionó la investigación policial
Su investigación desarrolló el ‘pasaporte vocal’ que desenmascaró a los secuestradores y hoy supone una de las herramientas más útiles en la investigación policial
Apenas habían pasado dos meses y medio desde que España se conmocionó con el hallazgo de los cadáveres de Toñi, Miriam y Desirée, las tres niñas de Alcásser cuando los cimientos de la sociedad española se tambalearon nuevamente con la noticia de un nuevo secuestro. En este caso, el de Anabel Segura, en la lujosa urbanización de La Moraleja (Madrid).
Este 12 de abril se cumplen 30 años de uno de los casos que más impacto ocasionó en los españoles, solo comparable a la de las niñas de Alcasser. Este impacto se debió, en primer lugar, a que los españoles todavía no habíamos despertado de la pesadilla de la localidad valenciana. En segundo lugar, porque se trataba de una joven de tan solo 22 años perteneciente a una familia bien posicionada. Y en tercer lugar porque los casi dos años y medio que se tardó en localizar el cadáver apuntaban a que se trataba del secuestro más largo de la historia de España. Y de ello se encargaron también los propios secuestradores que, a lo largo de los meses, realizaron más de una veintena de llamadas telefónicas exigiendo diferentes cantidades de dinero, hasta 150 millones de pesetas (900.000 euros).
Pero también esas llamadas fueron las que hicieron caer a los secuestradores, Emilio Muñoz y Cándido Ortiz ayudados por la mujer del primero, Felisa García. Porque el secuestro de Anabel Segura marcó un hito en la historia de la investigación policial en un momento en que, recordemos, ni existían los teléfonos móviles ni la tecnología de identificación se encontraba en el punto de desarrollo en que se encuentra ahora.
'Pasaporte vocal'
El empeño de cuatro agentes de la Policía Nacional, en contra de la opinión de los jueces e, incluso de muchos de sus propios compañeros, por aplicar una nueva técnica de identificación resolvió el caso en septiembre de 1995. Había nacido el ‘pasaporte vocal’.
El ‘pasaporte vocal’ consiste en identificar todos los aspectos posibles que se pueden transmitir a través de la voz: la edad aproximada de la persona por el tono de voz, su nivel educativo por las palabras empleadas, hábitos de la persona como el fumar por el timbre de voz e, incluso el área geográfica por el acento o las expresiones empleadas.
Así, estos agentes escucharon una y otra vez las llamadas telefónicas que los secuestradores realizaron a los afligidos padres de Anabel Segura. Se aproximaron bastante al perfil que resultó corresponder con Emilio Muñoz, un transportista de 38 años, casado con Felisa García, churrera de profesión y de 35 años y muy amigo de Cándido Ortíz, fontanero también de 35 años. Pero hubo problemas para concretar el área geográfica. Al fin y al cabo, estas personas se habían trasladado a la provincia de Toledo apenas unos años antes desde Madrid.
El caso se aclaró algo cuando el mítico programa ‘Quién sabe dónde’, de TVE, emitió un audio de los secuestradores. Los espectadores dejaron miles de llamadas con la intención de aportar pistas. Muchas de ellas tenían que ver con la furgoneta blanca que fue vista en La Moraleja alrededor de la hora en que fue secuestrada Anabel Segura. Pero, claro, furgonetas blancas hay muchas. Se barajaron hasta 6.000 nombres.
La expresión que les perdió
Hasta que uno de los agentes volcados en la investigación logró identificar una expresión en boca de una persona que pasaba por el lugar donde se estaba produciendo la llamada: «Sabes más que los ratones coloraos», una expresión muy utilizada por la zona del noreste toledano.
El 28 de septiembre de 1995, Emilio Muñoz fue detenido en la calle Orense de Madrid. En la localidad toledana de Pantoja se detuvo a su mujer y en Escalona (Toledo) a Cándido Ortiz.