Bandas latinas
Golpe a los Trinitarios: desmantelada su red de financiación
La banda latina utilizaba técnicas de fraude bancario, asaltos a viviendas, compra-venta de droga entre otros mecanismos delictivos
Los Trinitarios es, junto con los Dominican Don't Play, la banda latina más activa y peligrosa en estos momentos tras la caída en picado de los Latin Kings. Sin embargo, esta organización ha recibido uno de los golpes más duros de los últimos años después de que la Policía Nacional haya descubierto y desmantelado su red de financiación: estafas bancarias a través del phising o smishing, tráfico de droga, asaltos a viviendas... Todo tipo de argucias delictivas eran empleadas para financiarse.
En total se ha detenido a 40 personas que están acusadas de los delitos de pertenencia a organización criminal, estafa bancaria, falsificación documental, usurpación de identidad y blanqueo de capitales. En los 13 registros que se han efectuado en las provincias de Madrid, Sevilla y Guadalajara se ha incautado, además, material informático, instrumentos para la apertura de puertas, dinero en efectivo y libros relacionados con el funcionamiento de estos grupos.
¿Para qué quieren el dinero?
El dinero que obtenían de sus fechorías lo utilizaban principalmente para pagar a los abogados de los compañeros que se encuentran en prisión, satisfacer las cuotas de pertenencia a la organización, para comprar la droga que después revendían y para hacerse con utensilios y armas para enfrentarse a las bandas rivales.
La investigación, llevada a cabo por agentes de la Unidad Central de Ciberdelincuencia y de la Brigada Provincial de Información de Madrid, se inició cuando los agentes averiguaron que algunos miembros de la banda utilizaban tarjetas bancarias de terceros para adquirir criptoactivos. Además, alguno de sus líderes operaban con herramientas informáticas para implementar técnicas de phishing sobre una entidad financiera centrada en créditos al consumo.
Software específico
Para llevar a cabo los ataques adquirieron a unos ciberdelincuentes un software específico, conocido en el argot como «paneles», en el que monitorizaban en tiempo real los datos bancarios privados que la víctima, tras clicar en el enlace malicioso previamente recibido vía SMS, introducía en la página fraudulenta que simulaba a la entidad financiera de la que eran clientes. Estos mensajes eran enviados de forma masiva a listados de clientes de esa financiera, mensajes en el que les alertaban de un supuesto problema de seguridad en su cuenta que podrían solucionar a través del enlace fraudulento que le enviaban.
Una vez tenían las tarjetas de terceros vinculadas acudían a diversos centros donde compraban cupones de criptodivisas que eran canjeados en la wallet de uno de los miembros que controlaba esa cartera virtual como «caja común» de la organización. Así hacían frente a los gastos habituales del grupo: compra de sustancia estupefaciente, financiación de reuniones y fiestas de la banda, compra de armas y pago de abogados o envío de dinero a miembros en prisión para sufragar sus gastos-. Igualmente contaban con una extensa red de mulas que utilizaban para recibir dinero de las transferencias bancarias y sacarlo a través de cajeros automáticos.
El retorno económico restante era enviado a cuentas bancarias en el extranjero y también era utilizado en la compra de inmuebles en República Dominicana, estando actualmente localizando todos los bienes a través de los mecanismos internacionales de cooperación policial para la localización y recuperación de activos y bienes procedentes del delito.