Cunde el desánimo
La campaña electoral del PSOE acaba en siniestro total
Bildu, compra de votos, la imputación del número 2 del PSOE andaluz... Lo que podía salir bien a los socialistas les ha salido mal. Y lo que podía salirles mal les ha salido aún peor
Al PSOE le quedaba un último sobresalto en esta campaña. O penúltimo, nunca se sabe. La imputación del secretario de Organización del PSOE andaluz, Noel López, por el intento de secuestro de la concejal de Maracena Vanessa Romero ha sido el remate, tras las dos tramas de compra de votos desarticuladas en Melilla, Mojácar y Albudeite.
La primera afecta a sus socios en el Gobierno de la ciudad autónoma, Coalición por Melilla. La de la localidad almeriense, directamente al PSOE: siguen apareciendo en bucle las imágenes del ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, alabando al candidato del PSOE en Mojácar -«Manolo, ¡vas a ser alcalde!»- solo cinco días antes de que estallara el escándalo.
Los socialistas están a punto de coronar una de las campañas más desastrosas que se les recuerdan, de siniestro total. Y eso que la reciente campaña de las madrileñas de 2021 dejó el listón bastante bajo. Entonces hubo una «alerta antifascista» que se les volvió en contra. Y hubo, también, un candidato -Ángel Gabilondo- absolutamente teledirigido por la Moncloa, a quien encima su Gobierno boicoteó en plena campaña con el anuncio de una subida de impuestos para meter en cintura a la Comunidad de Madrid.
Lo que podía salirle bien al PSOE en esta campaña le ha salido mal. Y lo que podía salirle mal le ha salido aún peor. El error inicial de Pedro Sánchez fue dejarse llevar al terreno de un 28 de mayo en clave nacional, que es justo lo que querían Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal. Desde entonces todo ha ido cuesta abajo, pese a tener las arcas del Estado y el BOE de su parte.
Ya la precampaña fue un vodevil, con el presidente recalentando y sirviendo a la opinión pública antiguas promesas sobre la construcción y el alquiler asequible de miles de viviendas, mezcladas con compromisos nuevos. 50.000 viviendas de la Sareb por aquí, 43.000 de promotores privados financiados por el ICO por allá y 20.000 más en terrenos propiedad del Ministerio de Defensa.
Después llegó el 2 de mayo, con el ministro Bolaños tratándose de colar en la tribuna del acto institucional en la Casa de Correos, sede de la Presidencia madrileña. Sin percatarse de que cada vez que el Gobierno de Sánchez va al choque contra Isabel Díaz Ayuso, ésta crece un poco más.
Bildu, el elefante en la habitación
Apenas 48 horas antes del arranque oficial de la campaña, el Colectivo de Víctimas del Terrorismo (Covite) denunció que Bildu había incluido en sus candidaturas a 44 etarras condenados, siete de ellos con delitos de sangre. El escándalo pasó al primer plano durante 10 días, porque vino a recordar a la opinión pública quiénes han sido y son los socios de Sánchez durante toda la legislatura. Y se convirtió en un avispero para los candidatos del PSOE.
Entre medias, el presidente del Gobierno arrancó la campaña oficial en el Despacho Oval de la Casa Blanca. Porque quiso la casualidad que, después de más de dos años, Joe Biden diera audiencia a Sánchez justo el 12 de mayo. Pero la foto quedó deslucida por la negativa del presidente norteamericano a comparecer junto a su invitado, que tuvo que conformarse con una breve y solitaria rueda de prensa en el jardín. En ella, además, quedó certificado que Estados Unidos había sacado mucho más de ese encuentro que España.
Su debut en el Despacho Oval
Sánchez sale de la Casa Blanca con un cupo de inmigrantes pero sin acuerdo cerrado sobre Palomares
La campaña socialista ha dejado escenas tan irónicas como la protagonizada por Sánchez en Puertollano el 14 de mayo. Allí anunció entradas de cine a dos euros para los mayores de 65 años los martes… cuando resulta que el único cine de la localidad ciudadrealeña solo abre los fines de semana.
En ese mitin le acompañaba la ministra de Política Territorial y portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, que entre la precampaña y la campaña ha sido llamada a capítulo por la Junta Electoral Central cuatro veces: acumula dos apercibimientos y dos aperturas de expediente sancionador por hacer electoralismo desde la sala de prensa de la Moncloa.
La «generosidad» de Sánchez
La generosidad de Sánchez ha llevado al Consejo de Ministros a aprobar, en mayo: la financiación del 50 % del Interrail para jóvenes y la creación de un Interrail nacional. Una línea de avales del ICO para cubrir hasta el 20% de la hipoteca de los jóvenes hasta 35 años y con ingresos hasta 37.800 euros anuales. Un manguerazo de 2.190 millones de euros al campo. El derecho al olvido oncológico. El cine a dos euros para los jubilados.
También, la jubilación anticipada para los trabajadores con una discapacidad del 45 % o más. Una inyección a la Atención Primaria de 580 millones de euros, para mejorar las infraestructuras y equipamientos. Una transferencia a las comunidades de 38,5 millones de euros para programas de salud mental. Y el proyecto de Ley de Representación Paritaria, aplicable a los órganos de decisión de las grandes empresas y a los órganos constitucionales.
En medio de la barra libre, la Comisión Europea pidió el miércoles a España que, en 2024, recorte en 9.300 millones de euros su gasto público desproporcionado. Con el objetivo de que el año que viene el déficit se sitúe en el 3 %.
Al PSOE aún le quedan estaciones de su particular vía crucis. Este jueves por la tarde Sánchez protagonizará su único acto de la campaña con los candidatos a la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de la capital, Juan Lobato y Reyes Maroto, que más que compañeros parecen rivales.
El ambiente en el PSOE de Madrid es de funeral. Lobato está por detrás de Más Madrid en todas las encuestas, y podría incluso empeorar el resultado de Gabilondo de hace dos años. Y la exministra Maroto está basando su campaña en micromítines para disimular su escaso poder de convocatoria.
A estas alturas, en la Moncloa y Ferraz afilan los cuchillos, preparados para culparse mutuamente si las urnas confirman los malos augurios. El equipo del jefe de Gabinete de Sánchez, Óscar López, frente al equipo del secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán. La derrota siempre es huérfana.