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Pedro Sánchez, durante el acto de cierre de campaña de las elecciones del 28M, en BarcelonaEFE / Enric Fontcuberta

La debacle socialista

Los porqués del adelanto electoral convocado por Sánchez

El presidente del Gobierno tratará de frenar la sangría de votos utilizando la imagen de relevancia institucional que le otorgará la Presidencia del Consejo de la Unión Europea, que tomará 23 días antes de los comicios

El resultado de las elecciones autonómicas y municipales celebradas este domingo ha provocado un terremoto en la política española, especialmente entre las formaciones de izquierda. Con su socio de Gobierno prácticamente desaparecido y con un PSOE claramente a la baja, que ha perdido algunos de sus más importantes feudos tanto a nivel regional como respecto a las principales capitales, Pedro Sánchez se ve obligado a frenar la sangría de votos y anticipar unas elecciones generales que todo el mundo situaba en el calendario en el mes de diciembre.

La clave principal no es otra que la consolidación de una mayoría social de derecha en España que puede crecer relevantemente si se produjeran esos comicios a nivel nacional de aquí a aproximadamente medio año. Que haya elegido el 23 de julio, con media España de vacaciones, no puede responder a otra cosa que a mitigar en parte la gran movilización que demostró ayer la derecha española.

El líder del Ejecutivo de coalición, con un Podemos que ya estorba más que ayuda para los intereses socialistas –al que le ha causado mella la polémica derivada de la ley del 'solo sí es sí'–, unido a la clara alternativa que representa para la izquierda la entrada en el escenario de Sumar –y sus socios de Más País, que en sus sucursales madrileñas se consolidan–, no tiene más opciones que tratar de darle menos tiempo a consolidarse a esa tendencia que sitúa al PSOE cada vez más en caída libre.

Las importantes victorias de Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez-Almeida en Madrid, donde han logrado mayorías absolutas, es el escaparate perfecto de una gestión alternativa a la izquierda que en seis meses podría tener mucho recorrido de cara a presentar a los populares como la opción sólida y eficaz para tomar las riendas del país. Pero la victoria en las urnas de los 'populares' va mucho más allá del centro político nacional.

En Andalucía, aunque no se celebraran ayer comicios autonómicos, los buenos números de Juan Manuel Moreno Bonilla al frente de la Comunidad, han conseguido aupar al PP en siete de las ocho capitales de provincia. La pérdida de plazas como Valencia, Valladolid, Aragón o Extremadura son, sin lugar a dudas, otros de los varapalos experimentados en las carnes socialistas que han conducido a que el presidente del Ejecutivo se vea obligado a adelantar las elecciones.

Las sospechas de fraude electoral en distintos puntos –con presunta participación de socialistas en algunos casos–, la campaña enturbiada con la presencia de antiguos miembros de ETA engrosando listas municipales en el País Vasco –y hoy ya concejalías– han asestado un duro golpe a la credibilidad de un PSOE que tratará de situar la campaña para las generales como si los comicios fueran un plebiscito entre la izquierda y la «ola reaccionaria» de una derecha –anótese aquí la etiqueta de «ultra» o «extrema» a conveniencia–, que este 28-M ha puesto sobre la mesa todas sus credenciales.

El necesario entendimiento de PP y Vox

Los socialistas, y también los partidos situados a la izquierda de éstos, exprimirán al máximo el panorama de pactos del PP con Vox, que se torna como necesario en ciudades y regiones donde, para que se confirmen unos gobiernos alternativos, el entendimiento entre los de Alberto Núñez Feijóo y los de Santiago Abascal, que deberán replicar el modelo que está en vigor en Castilla y León o buscar otro tipo de fórmulas de apoyo externo a los ejecutivos, como las que ya se han venido produciendo en otros puntos de España.

La rapidez de Sánchez a la hora de convocar los comicios a escaso medio día de que se constatara la hecatombe electoral sufrida por su partido y buena parte de sus socios puede interpretarse como un gesto de audacia política o, al menos, de una fuerte capacidad de reacción.

El presidente del Gobierno la ha explicado aludiendo a que «la sociedad española ha trasladado un mensaje» que va más allá de los ámbitos municipal y autonómico. Sin embargo, el hecho de que España asuma la Presidencia del Consejo de la Unión Europea el 1 de julio, 23 días antes de las nuevas generales, será uno de los puntales que Sánchez esgrimirá a la hora de presentar su propuesta de Gobierno.