Ciudadanos arrasa en el pueblo donde vive Revilla y lo convierte en su pequeña 'aldea gala'

Si hay un partido que ha salido totalmente defenestrado de las elecciones del 28 de mayo, este ha sido –con permiso de Podemos– Ciudadanos, que se ha quedado sin representantes a nivel autonómico y cuyos concejales y primeros ediles han pasado de ser 2.788 en 2019 a menos de 400. Entre estos últimos, sin embargo, hay un vencedor indiscutible que, a su nivel, opaca las mayorías absolutas de Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez-Almeida.

Se trata de Javier Fernández Soberón, alcalde del municipio cántabro de El Astillero, de algo menos de 20.000 habitantes. Los astillerenses han premiado la gestión de su alcalde casi triplicando los asientos de Cs en el Consistorio. Fernández Soberón partía de cinco ediles y desde la madrugada del domingo suma 15, de un total de 17. Los otros dos concejales se los reparte PP y PSOE. Del PRC del todavía presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, que vive en esa localidad, ni rastro.

Una auténtica revolución 'naranja' que se ha convertido en uno de los pocos motivos de alegría dentro de un partido que llegaba tocado a los comicios y este 28-M quedó definitivamente hundido.

El mérito de este alcalde cántabro es mayúsculo y ha hecho de El Astillero una suerte de 'aldea gala' de resistencia 'naranja' en tierras montañesas, permaneciendo como el único primer edil de toda la comunidad autónoma. Más aún: de los 16 concejales que conserva Cs en Cantabria, 15 son suyos. En cuanto a poder institucional en la región, podría decirse que Cs es suyo.

Pasado 'popular'

Fernández Soberón, aunque aupado hasta los cielos por sus vecinos, no es un desconocido en tierras cántabras. Llegó a Cs la pasada legislatura desde las filas del PP. Durante su periplo 'popular', llegó a ser el presidente de Nuevas Generaciones en Cantabria.

Como si hubiera podido ver el futuro, con el fin de la campaña dejó escrito un mensaje en su tablón de Facebook en el que auguraba que «voto a voto vamos a lograr algo histórico». Unas palabras muy manidas en el discurso político pero que el domingo se convirtieron en realidad.

«Termina una campaña de cuatro años, no de 15 días, cargada de emociones. Aunque las sensaciones sean muy buenas, no hay nada hecho aún. El domingo tenemos que llenar las urnas de ilusión y no vale quedarse en casa. Entre todos vamos a conseguir que este pueblo siga creciendo», añadía el alcalde de El Astillero, quien se ha convertido, por derecho propio, en uno de los personajes más relevantes del partido desde un pueblo a 7,5 kilómetros de Santander.