Un mal plan B
Estados Unidos se interpone en el camino de Sánchez a dirigir la OTAN: no se fía de él
Entre sus salidas laborales si pierde el 23-J, ésta sería la más suculenta. Pero tiene un problema: las reticencias de la administración norteamericana, cuyo apoyo necesita obligatoriamente
Pedro Sánchez siempre ha negado tener aspiraciones fuera de la política española, pero también negó decenas de veces un adelanto electoral como el que el lunes acabó convocando.
Las cábalas y especulaciones se han vuelto a disparar, alimentadas por lo difícil que lo tiene el líder del PSOE en estas elecciones, que serán a vida o muerte para él.
Entre las posibilidades de futuro para Sánchez está la de presentar su candidatura para sustituir a Jens Stoltenberg como secretario general de la OTAN. Éste acaba su mandato el 30 de septiembre, prorrogado en tres ocasiones por la invasión de Ucrania, y ya ha anunciado que no habrá una cuarta prórroga.
Sin embargo, esta salida laboral tiene un problema: las reticencias de Estados Unidos. Sánchez necesitaría el apoyo de la primera potencia del mundo y motor de la OTAN para salir elegido, y en la Casa Blanca no terminan de ver con buenos ojos al presidente español, según fuentes diplomáticas.
Hubo detalles de su reciente visita al Despacho Oval, el pasado 12 de mayo, que dieron pistas sobre el escaso entusiasmo de Joe Biden con Sánchez. El más significativo fue que evitara comparecer con él ante la prensa, como sí hizo con el francés Emmanuel Macron en diciembre.
En lugar de eso, el presidente norteamericano dejó a su invitado solo en los jardines de su residencia en Washington. Y, para más inri, después la comparecencia de Sánchez la Casa Blanca emitió un comunicado matizando sus declaraciones sobre un supuesto acuerdo para la limpieza de Palomares.
Su debut en el Despacho Oval
Sánchez sale de la Casa Blanca con un cupo de inmigrantes pero sin acuerdo cerrado sobre Palomares
Que el suyo sea el primer Gobierno con comunistas dentro tampoco ha ayudado a mejorar la percepción que en Estados Unidos tienen de Sánchez. Porque, además, estos se opusieron al aumento de la inversión de Defensa que los norteamericanos llevan años reclamando al resto de países miembros.
La OTAN celebrará su próxima cumbre en Vilna, Lituania, los días 11 y 12 de julio, en vísperas del arranque oficial de la campaña electoral en España. La anterior fue en Madrid en junio de 2022, con Sánchez como anfitrión. Entonces trató de sacarse la espina de la derrota en las elecciones andaluces volcándose en la política internacional.
Allí fue donde el presidente español se comprometió a incrementar el presupuesto de Defensa hasta el 2 % del PIB en 2029, en contra de sus socios de coalición.
En la cumbre de mediados de julio no habrá, pues, relevo. Aunque sí empezarán a sonar nombres de candidatos. Se espera que sea una elección muy disputada. Es costumbre que Estados Unidos ostente el mando militar de la OTAN y Europa, el político. Pero no cabe un nuevo secretario general que no tenga las bendiciones norteamericanas, como pasó con Stoltenberg.
Si esa puerta se le cierra a Sánchez, ¿habría alguna otra? Tal vez la Presidencia del Consejo Europeo, que ahora ocupa el belga Charles Michel. Su mandato termina el 30 de noviembre de 2024. Pero, para postularse a tal cargo, necesitaría el apoyo del Gobierno de Alberto Núñez Feijóo.
Tradicionalmente, populares y socialistas se han apoyado mutuamente en la designación de cargos europeos. Sin embargo, en febrero de 2018 el PSOE boicoteó la candidatura del exministro de Economía Luis de Guindos como vicepresidente del Banco Central Europeo y a punto estuvo de dar al traste con ella. Argumentaron que España debería haber presentado a una mejor con «perfil técnico» y «mejor capacitada». Así que los populares se la tienen guardada.