La explicación de Vox sobre la teoría del voto útil que le recrimina al PP

La noche de este 23 de julio dejó un sabor amargo en Bambú 12. No tanto por haber perdido escaños respecto a 2019, que contemplaban que podía ocurrir, sino porque aquello a lo que aspiraban, ser determinantes para la conformación del próximo Gobierno con el Partido Popular, es en estos momentos irrealizable: sus 33 diputados y los 136 populares no alcanzan la mayoría absoluta; y porque, por consiguiente, no pueden expulsar de la Moncloa a Pedro Sánchez, que tiene ante sí una mínima posibilidad de reeditar su Ejecutivo.

Vox venía de cosechar en las elecciones autonómicas y municipales un buen resultado. Tanto era así que suponía duplicar los votos, triplicar concejales por toda España y tener representación en todos los parlamentos autonómicos. Apenas hubo unas horas entre la celebración de aquellos resultados y la puesta en marcha para preparar las generales, que veían como una oportunidad única para iniciar un cambio de rumbo en España.

Sin embargo, para la formación de Santiago Abascal son varios los factores que han contribuido a desmovilizar al electorado y a que finalmente se haya «truncado» la alternativa, y el principal responsable de ello ha sido, a su juicio, el Partido Popular, a quien acusa de «blanquear» al PSOE

La «demonización» de Vox y su mensaje durante la campaña, las encuestas «manipuladas» y la llamada a concentrar el voto útil en torno al partido de Alberto Núñez Feijóo han sido algunos motivos que han impedido que la suma del PP y Vox, que se ha producido en varias regiones tras el 28-M, pueda replicarse en el Gobierno nacional.

«La campaña del voto útil ha resultado ser el voto más inútil», criticaba este lunes Ignacio Garriga, secretario general de Vox, un voto útil, añadía, «que no solo ha sido cacareado permanentemente durante toda la campaña por el PP, sino también cacareado, dirigido y auspiciado por encuestadoras y por muchos medios de comunicación». Y reprochaba al PP que esta apelación, en su opinión, solo había servido «para ser útil a Sánchez y para ser dañino para España».

Ya en la etapa final de la campaña dirigentes de Vox hicieron hincapié en que había varias provincias donde el último escaño podía disputarse entre su formación y la izquierda o el separatismo. Iván Espinosa de los Monteros, portavoz del grupo parlamentario, en un vídeo que difundió a través de las redes sociales, puso como ejemplo la provincia de Cuenca, a la que corresponden tres escaños. Según los datos de 2019, el primer escaño se lo llevó el PSOE (40.679 votos), el segundo, el PP (33.721 votos) y el tercero, que podía ir al PSOE o a Vox, (20.108 votos) lo obtuvieron finalmente los socialistas, solo por una diferencia entre ambos de 227 votos.

Este lunes, desde la formación de Abascal difundieron un documento en el que recogen de forma detallada lo que ha ocurrido en cinco provincias concretas y explican que, de haberse dado un respaldo a Vox, en vez de concentrar el voto útil en el PP, el bloque de ambos se habría granjeado hasta cinco escaños más, que, con el de UPN y el de Coalición Canaria podrían alcanzar la mayoría absoluta, 176, y ello sin que afectara al PP. «No ha habido un problema de falta de voto, sino de mala optimización de los votos destinados al bloque PP-Vox», argumentan los de Abascal.

Por ejemplo, en Albacete, donde el partido más votado fue el PP, seguido del PSOE y en tercer lugar Vox, señalan que a este solo le faltaron 1.200 votos para obtener el último escaño, que terminaron llevándose los socialistas, mientras al PP le sobraban 12.000 votos que, sin embargo, no servían para sumar un escaño más, caían de alguna manera en saco roto. Algo similar ocurrió en Sevilla, donde por 7.000 votos que faltaron a Vox el escaño en discordia se lo llevó Sumar, y a los populares les sobraron más de 55.000 votos que no se traducían en escaño. O en Burgos, donde Vox se quedó sin escaño por menos de 9.000 votos y este fue a parar al PSOE.

También en Baleares, Vox tuvo un solo escaño y pudo conseguir el segundo por 25.000 votos de diferencia, mientras a los populares le habían sobrado casi 30.000, que tampoco en este caso se traducían en un escaño más. Y en Tarragona, el escaño que no se ha llevado Vox ha ido a parar a Junts, solo por 2.500 votos que le faltaron a la formación de Abascal, cuando al PP le sobraron 9.500.

Así, desde la formación consideran que «el bloque PP-Vox se ha visto perjudicado por la transferencia de voto de Vox al PP». Indican que en 2019, en Cáceres, por ejemplo, ambos partidos sumaban dos escaños, y tras estas elecciones los populares lograron dos y Vox ninguno, pero, sin embargo, no se logró arrebatar a la izquierda ni un solo procurador, mantuvo los dos de hace cuatro años. Y como en Cáceres, según detallan, algo similar ha pasado en Almería, Ceuta, Cádiz, Madrid, Murcia, Sevilla, Toledo, Ávila, Segovia, León, Zamora, Alicante, Valencia y Salamanca.