Tras el 23-J
La importancia para el PP de la mesa del Congreso: depende de un pacto inédito de Sánchez y los secesionistas
El PP podría llegar a presidir la Cámara Baja si el PSOE no consigue que el próximo 17 de agosto las formaciones nacionalistas y secesionistas apoyen a su candidato
En 2019 Bildu, ERC y Junts emitieron votos nulos
Los resultados del 23-J han dejado un Congreso con dos partidos llamados a liderar un futuro posible Gobierno: el PP de Feijóo, que ha ganado las elecciones con 136 diputados, y el PSOE de Sánchez, segunda fuerza política con 122 escaños. Así las cosas, el próximo 17 de agosto –en tan solo tres semanas– las fuerzas parlamentarias deberán acordar por mayoría quién va a ser el presidente de la Cámara Baja, tercera máxima autoridad del Estado. Ese día también se constituyen las Cortes.
El Reglamento del Congreso de los Diputados señala que para elegir a su presidente los diputados deben escribir solo el nombre de un único candidato e introducirlo en una urna. De esta manera, resultará elegido el que obtenga el voto de la mayoría absoluta de los miembros de la Cámara. «Si ninguno obtuviera en primera votación dicha mayoría, se repetirá la elección entre los que hayan alcanzado las dos mayores votaciones y resultará elegido el que obtenga más votos», añade el articulado.
El resto de la mesa, cuatro vicepresidentes y cuatro Secretarios, se seleccionan de igual manera; los diputados escriben un único nombre en la papeleta y resultan elegidos, por orden sucesivo, los que obtengan un mayor número de votos. Entre las funciones de la mesa, destaca la de calificar, admitir y tramitar los documentos de índole parlamentario, así como la de programar las líneas generales de actuación de la Cámara, y fijar el calendario de actividades del Pleno y de las comisiones.
Batet, elegida sin Junts, ERC y Bildu
La actual presidenta del Congreso, la socialista Meritxell Batet, fue elegida en segunda ronda –ya que en la primera nadie logró mayoría absoluta– con 166 apoyos frente a los 140 que cosechó su única rival en la segunda elección, la 'popular' Ana Pastor. A Batet la votaron PSOE, Podemos, Más País, el Partido Regionalista de Cantabria y Nueva Canarias-Coalición Canaria, y a Pastor los representantes del PP y de Vox. Por su parte, los diputados de Ciudadanos votaron en blanco, y los de ERC, Junts, Bildu y la CUP emitieron votos nulos.
En la legislatura fallida de 2019, tras los comicios de abril de ese año, Batet también fue elegida presidenta de la Cámara Baja con 175 votos; los de su grupo, el socialista, más los de de Unidas Podemos, el PNV, Compromís, Coalición Canaria y el Partido Regionalista Cántabro. Junts votó en blanco y los de ERC y Bildu de nuevo nulo. Por su parte, en 2016 –legislatura que también estuvo abocada a una repetición electoral– Patxi López fue elegido presidente del Congreso gracias a los votos en blanco del PP, que procuraban conseguir una gran coalición. En ese caso, los secesionistas votaron en blanco.
No obstante, la dinámica parlamentaria tras este 23-J es muy distinta a las anteriores. El candidato socialista necesitaría para poder llegar a la presidencia del Congreso el apoyo de dos de los tres partidos –ERC, Bildu y Junts– que en 2019 votaron nulo. Es decir, si se llega a una segunda vuelta porque ningún candidato logra la mayoría absoluta, algo que ha ocurrido en las dos últimas presidencias de la Cámaras Baja, Sánchez tendría que tener el 17 de agosto ya un acuerdo con sus socios habituales.
En diciembre de 2019 los diputados de Vox votaron en primera vuelta a su entonces candidata, Macarena Olona, para liderar la mesa del Congreso. No obstante, en la segunda votación apoyaron a la 'popular' Pastor. Así las cosas, ahora, en una hipotética elección entre el PP y el PSOE, el candidato de Feijóo podría contar con 170 escaños, los 136 suyos más los 33 de Vox y el único de UPN, que ya ha dicho que va a apoyar su investidura.
Para que el PSOE supere esta cifra necesita sus propios votos (122), y los de Sumar (31), ERC (7), Bildu (6) y el PNV (5), con los que lograrían 171. Sin embargo, también podría entrar en juego el diputado de Coalición Canaria –formación que ha pactado con el PP el Gobierno de esa Comunidad Autónoma y que a lo mejor se decantaría por votar al candidato 'popular'– lo que supondría un 171 contra 171. Estas tablas se podrían desequilibrar si algún representante de Junts, o el único que tiene el Bloque Nacionalista Gallego (BNG), apoyara al PSOE.
Sea como fuere, a Sánchez le urge conseguir cuanto antes los votos de los independentistas si quiere que su partido ostente la tercera máxima autoridad del Estado. En caso contrario, la presidencia del Congreso recaería en el PP.
El antecedente de Extremadura
Hace tan solo un mes, la falta de pacto entre la líder del PP María Guardiola y Vox precipitó que el PSOE se quedara con la presidencia de la Asamblea Extremeña, que recayó en la socialista Blanca Martín. El PP y Vox votaron a sus respectivos candidatos, por lo que el PSOE consiguió llegar a encabezar la mesa de la Cámara regional.
A pesar de ello, tan solo diez días después el PP y Vox alcanzaron un acuerdo en Extremadura, que propició que tras la sesión de investidura Guardiola llegara al Ejecutivo de esa región, que gobiernan a pesar de que la presidenta de la Asamblea es una política socialista.