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Adriana Lastra y Rafael Simancas junto a los miembros de Bildu, Óscar Matute y Mertxe Aizpurua reunidos en el Congreso

PSOE y Bildu llevan cuatro años alcanzando acuerdos tanto en Navarra como a nivel nacionalEH Bildu

Navarra y Pamplona podrían convertirse en moneda de cambio para la investidura de Sánchez

A Bildu le interesa que UPN y PSOE no acuerden la estabilidad del Gobierno de Navarra y así obligar a María Chivite a depender de ellos

El retraso y el bloqueo en las negociaciones para la conformación del Gobierno de Navarra, voluntario o no, ha servido para que la formación de esta institución haya coincidido con las negociaciones tras las elecciones generales celebradas el pasado 23 de julio.

Y no son pocos los que sospechan que el Gobierno de Navarra podría estar en la mesa de los condicionantes de Bildu para respaldar una posible investidura de Pedro Sánchez. Aunque el propio Arnaldo Otegi, líder de la formación abertzale, fue el primero en mostrar su voto favorable a la presidencia de Sánchez, también reconoció que había mantenido contactos con representantes socialistas. Y en estos contactos han podido salir el respaldo de la formación abertzale también a la candidata socialista a la presidencia del Gobierno de Navarra. E, incluso, podría llevar a aparejada un cambio en el Ayuntamiento de Pamplona, que el pasado 17 de junio recayó en UPN, aunque en minoría.

De ahí que el pasado miércoles el presidente de UPN, Javier Esparza, ofreciera a la candidata socialista una mesa de negociación para «garantizar la estabilidad del próximo Gobierno de Navarra pero también la estabilidad de los ayuntamientos». El PSOE, a través de su secretario de Organización en Navarra, Ramón Alzórriz, no tardó en rechazar esta propuesta, lo que ha hecho saltar todas las alarmas.

Porque a Bildu le interesa que UPN y PSOE no acuerden la estabilidad del Gobierno de Navarra y así obligar a María Chivite a depender de ellos. Si finalmente se reedita el Gobierno de Navarra de la pasada legislatura conformado por socialistas, nacionalistas de Geroa Bai y comunistas de Contigo Zurekin, la marca de Sumar en Navarra, el tripartito necesitaría obligatoriamente el respaldo de Bildu a través de la abstención. Si las negociaciones se mantienen bloqueadas como en estos momentos, el voto favorable de los de Otegi sería imprescindible.

De esta forma, no sería necesario un pacto previo a la investidura de Chivite que enturbie las negociaciones con Pedro Sánchez. A Bildu le basta con saber que en los próximos 4 años, todas las leyes y Presupuestos que presente el Gobierno de Navarra dependerán de sus votos.

Aunque, como aseguran los socialistas navarros, no se produzca una reunión ni negociación entre PSOE y Bildu en Navarra, nada impide que el Gobierno de Navarra entre en la ecuación de las conversaciones que sí se están dando para la conformación del Gobierno de Pedro Sánchez.

Y si Bildu le da la estabilidad a los socialistas tanto en el Gobierno central como en el Ejecutivo de Navarra, los abertzales podrían pedir a cambio el respaldo del PSOE en una hipotética moción de censura en el Ayuntamiento de Pamplona contra los regionalistas de UPN. El pago de una alcaldía no es demasiado a cambio de la estabilidad tanto de un Gobierno autonómico como de un Gobierno nacional.

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