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Joaquín Leguina

Joaquín Leguina durante la entrevista con El DebatePaula Argüelles

Entrevista

Joaquín Leguina: «La amnistía es una bajada de pantalones impresentable, y todo por volver a la Moncloa»

El expresidente socialista de la Comunidad de Madrid, ahora suspendido de militancia, ha comunicado a El Debate que va recurrir ante la justicia su expulsión del partido

Joaquín Leguina (Villaescusa, Cantabria, 5 de mayo de 1942) ha sido el único presidente socialista que ha tenido la Comunidad de Madrid, desde 1983 hasta 1995. Sin embargo, el PSOE le suspendió de militancia en diciembre del año pasado por participar con Ayuso en un acto con personas con discapacidad. Leguina ha sido una de las voces de la «vieja guardia» que se ha levantado esta semana contra Pedro Sánchez por la amnistía que está preparando a cambio de seguir como presidente del Gobierno. Recibe a El Debate en su casa con una sonrisa y un copioso aperitivo en la mesa.

–¿Qué significa ser socialista?

–No lo sé desde que está Pedro Sánchez. El Partido Socialista Obrero Español tiene una historia bastante complicada. Yo soy muy partidario del felipismo. ¿Qué trajo Felipe González al PSOE? La socialdemocracia tradicional. Democracia primero y socialismo después.

El Estado de bienestar es lo que creo que llega hasta hoy de la mano de la generación de Felipe González, Alfonso Guerra y muchos más, entre los cuales –humildemente– yo me cuento. Ahora, desde la llegada al Gobierno de Rodríguez Zapatero las cosas empiezan a cambiar muy levemente. Rodríguez Zapatero no es un hombre vengativo y nos mantuvo. Yo he sido presidente, nada menos, que de la Comisión de Defensa del Congreso, nombrado por él. Pero la deriva empezó ahí. Y la llegada en segunda instancia de Pedro Sánchez a la secretaría general ha sido mortal, porque en un partido político es importante la discusión y el intercambio de ideas, y él ha acabado con eso.

No he votado al PSOE en las últimas elecciones porque me habían expulsado

–¿Cómo valora que el PSOE se pudiera plegar a las exigencias de Puigdemont y aceptar una amnistía?

–Me parece una bajada de pantalones impresentable. Todo para volver a estar en la Moncloa; que me parece una aspiración legítima, pero no a cualquier precio. ¿Cómo es posible que estos señores que deben tener poco más del 1 % de los votos condicionen toda la política nacional? Pero por favor. Hay miles de fórmulas distintas, todas ellas contando con el señor Feijóo y su partido, que es el Partido Popular. ¿Por qué no hablan sinceramente? Feijóo le ha planteado unas cuantas medidas. Yo las he leído y me parecen todas aceptables por parte de un socialdemócrata. Que hablen un poco antes de tirarse al río.

–¿Qué le parece la deriva que ha tomado el Tribunal Constitucional con Sánchez?

–Ha invadido el Tribunal Constitucional. Es una invasión. Cómo es posible, por ejemplo, que se reclame ante la Junta Provincial de Madrid que se repasen los votos que vienen de fuera, y se niega porque lo han hecho bien los presidentes de las mesas, los interventores de los partidos y luego la propia Junta. Se va a la Junta Electoral Central, que ratifica lo dicho por la Junta Provincial. No contentos con ello, van al Tribunal Supremo. El Tribunal Supremo les da la razón a quienes la tienen, a las juntas electorales.

Y ahora van al Constitucional, y la ponente es una señora que ha trabajado a las órdenes de Pedro Sánchez en la Moncloa. ¿Qué se puede esperar de lo que escriba esta señora? Es un lío de tal tamaño… Si le da la razón a Pedro Sánchez y le quita la razón a los tribunales es un salto atrás impresionante. Además, ella no puede hacer el recuento. Se va a quedar con las ganas. Este tipo de cosas significan mucho para quienes hemos estado en el PSOE. No sé si para vosotros significa lo mismo, pero a mí me parece un peligro.

Joaquín Leguina

Joaquín Leguina durante la entrevista con El DebatePaula Argüelles

–¿Se está moldeando la Constitución para interpretarla de una manera arbitraria?

–Hay leguleyos para todos los gustos. Y aquí hay unos cuantos leguleyos detrás de Sánchez. Los que hicieron la Constitución –y los que la apoyaron en primera línea– están vivos. Está Felipe González, está Alfonso Guerra, están los de la UCD. Han muerto algunos. pero otros están vivos. ¿Qué mejor interpretación que la de ellos? Y no que venga un señor de Sevilla (Juan Carlos Campo), que, en fin, es un ideólogo de mierda, y te diga que todo lo que se le ocurre a Sánchez cabe en la Constitución. Pues no.

–¿Habría que cambiar la forma en la que se elige a los miembros del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Constitucional para que no tengan tanta dependencia del poder político?

–Está claro que sí. Hasta ahora los partidos han sido más bien moderados. Pero es que Sánchez ha metido a la jefa que tenía en la Moncloa en el Tribunal Constitucional, nada menos. ¿Pero qué méritos tienes de señora? Yo tengo dudas de que la mejor fórmula sea dejarles a los jueces que elijan a los jueces, porque eso puede provocar una endogamia peligrosísima. Pero desde luego es mejor que elijan los jueces a los jueces que elijan los políticos a los jueces.

Se ha demostrado que aquella norma, que se puso en la época de Felipe González, mal interpretada ha dado unos resultados pésimos, y hay que cambiarla. Lo que propone el PP es que los jueces elijan a los jueces. Podemos probar, pero hay riesgo. Siempre hay riesgos con cualquier sistema de elección. Creo que habría que darle un papel a los colegios de abogados, que son los usuarios de los tribunales. Algo tendrán que decir. Pero desde luego el sistema actual está muerto.

Sánchez ha metido a la jefa que tenía en la Moncloa en el Tribunal Constitucional, nada menos

–Con este resultado electoral, con el Parlamento que tenemos, ¿qué gobierno cree que debería salir adelante?

–Pues un gobierno, no diría de coalición, pero un gobierno de soporte nacional. Es decir, que se sienten los dos líderes de los dos grandes partidos que tiene la inmensa mayoría de los votos de este país, y que se pongan de acuerdo en una serie de cosas. Y luego que se repartan el gobierno como les dé la gana. Yo como ciudadano lo que quiero es que las cosas que acuerden entre los dos se lleven adelante. Y como yo, la inmensa mayoría de los españoles, supongo.

–¿Tenemos el Gobierno más progresista de la historia?

–Sí (irónico). Con Puigdemont. Y con Bildu. Y con el PNV, que como progresista no hay más en el mundo; es la leche de progresista. Estos chupateguis. He estudiado la carrera en Bilbao y he estado contra Franco –jugándome no la vida, pero sí ir a la cárcel– y no he visto a un solo individuo del PNV estar contra Franco en Bilbao. Ahora son lo más progresista. Vamos, anda.

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Joaquín LeguinaPaula Argüelles

–Felipe González ha dicho esta misma semana que le costó votar al PSOE en las últimas elecciones del 23-J. ¿Comparte usted esta postura?

–No, yo no he votado al PSOE en las últimas elecciones porque me habían expulsado. Tendría la obligación de votarlo si estuviera dentro, pero si me echa usted fuera voto a quien me da la gana. Y no ha sido Sánchez.

–¿Volvería al PSOE ahora mismo?

–Bueno, primero voy a intentar ir al juez. Que me meta el juez.

–Entonces, ¿ha recurrido su expulsión?

–Voy a recurrir. He recurrido al propio PSOE, naturalmente. Pero ahora he hablado con mi abogado y ya tiene el documento hecho. Lo voy a leer, evidentemente, y lo voy a corregir si hay algo que corregir. Y al juez.

–¿A quién ve como un buen candidato para suceder a Sánchez al frente del PSOE?

–A la gente más joven que no ha sacado la cabeza todavía. En este momento en el Congreso de los Diputados, todos y cada uno de los que están allí, están puestos a dedo por Pedro Sánchez. Hombre, un poquito más de apertura. Conozco un caso, que es un profesor de aquí de la Complutense, que era alcalde de un pueblo de Aragón, de Huesca, y es un tipo valioso. De ese tenor tiene que ser la gente que sustituya a Pedro Sánchez.

Y tienen que cambiar los estatutos, hacer un partido más abierto, acabar con las primarias que no han traído más que males; porque esto no son las primarias norteamericanas, esto son unas primarias de círculo cerrado. Aunque los partidos dicen que también puede votar gente de la calle, no es verdad. Solo votan los de dentro y algunos amigos que traerá fulanito para que vote lo que él vota. Es una tomadura de pelo. Las únicas primarias que han funcionado son las norteamericanas. En Francia tampoco han funcionado. Solo hay que ver cómo está el Partido Socialista en Francia.

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