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El próximo lunes se celebrará en Pamplona un homenaje al etarra Mikel CastilloPablo Ojer

El partido de Otegi encuentra en los etarras muertos un nuevo filón para mantener viva a ETA en las calles

Cada vez son más frecuentes los actos de ensalzamiento de los terroristas muertos cuando preparaban atentados

El jueves por la tarde, en el casco viejo de Bilbao retumbaba el Eusko Gudariak, el himno al soldado vasco, que decenas de personas entonaban por los miembros de ETA, Arkaitz Otazua, miembro del comando Ezkaurre, que murió en la emboscada que tendieron a la Ertzaintza en el puerto de Herrera en 2003, e Iñaki Fernández de Nogaro, que murió al poco de regresar a España después de haber huido tras resultar implicado en un intento de asesinato del entonces consejero del Interior del Gobierno vasco, Juan Mari Atutxa.

Allí acudieron decenas de personas convocadas por Sortu Bilbao, el partido político que controla Bildu de la mano de Arnaldo Otegi; el jefe de la estrategia política, David Pla, el último jefe de la organización terrorista ETA; y cuyo jefe de relaciones con los presos es José Antonio López Ruiz 'Kubati', el asesino de la arrepentida Yoyes y de otras doce personas más.

Y es que, tras el fin de los 'ongi etorris' con los que homenajeaban a los terroristas que salían de prisión, y después de haber metido en los ayuntamientos vascos y navarros a decenas de condenados por terrorismo, Sortu ha encontrado en los homenajes a los etarras muertos, la mayoría en atentados que ellos mismos preparaban, un nuevo filón con el que mantener viva la memoria de ETA en las calles del País Vasco y de Navarra.

El 7 de agosto, homenajeaba a los cuatro miembros de ETA que murieron en el barrio bilbaíno de Bolueta cuando transportaban un coche bomba. Una semana después eran los etarras Pérez Server y Rafael Etxebeste los homenajeados por el mérito de que les explotó la bomba que preparaban para asesinar.

De esta manera, Bildu pretende homenajear a los muertos por la causa y, de paso, mantener el control de los guetos abertzales de los cascos históricos de las capitales vascas y de Pamplona frente a las escisiones más radicales y violentas como Amnistía Ta Askatasuna (ATA) o Gazte Koordinadora Sozialista (GKS) sobre las que advirtió la Fiscalía General del Estado en su Memoria Anual presentada el pasado día 5.

«El principal vector de amenaza en este ámbito viene definido por los distintos colectivos, plataformas y grupos que conforman el entramado del independentismo radical vasco, siendo especialmente activos aquellos vinculados a los colectivos juveniles», advertía la Fiscalía.

Próximo homenaje

Pero los homenajes no terminan aquí. Este mismo lunes, sin ir más lejos, ya se ha organizado un acto en recuerdo en Pamplona de Mikel Castillo, un integrante de ETA que murió en 1990 en un tiroteo con la Policía Nacional cuando el comando al que pertenecía Castillo fue sorprendido mientras esperaban para asesinar a un presunto narcotraficante.