El exalcalde de Ponferrada acusa a Zapatero de maniobrar para hundir su carrera tras el 'caso Nevenka'
Ismael Álvarez, que fue obligado a abandonar el cargo tras se condenado por acoso a la que fuera su edil de Hacienda, denuncia que se le atacó desde «las altas esferas»
El exalcalde de Ponferrada (León) Ismael Álvarez, obligado a abandonar el cargo tras ser condenado por acoso a la que fuera su edil de Hacienda, Nevenka Fernández, relata ahora en un libro («Escrito queda») su visión del conocido como 'caso Nevenka', que ha presentado este jueves en la ciudad y en el que afirma que fue todo un montaje para acabar con su carrera política. El denominado 'caso Nevenka' fue un conflicto entre lo personal y político que dividió a la sociedad local y que, tras más de veinte años, no ha cerrado heridas.
Flanqueado por el periodista Arcadi Espada y el abogado que le defendió en 2001, Luis Rodríguez Ramos, el exregidor iniciaba la presentación dejando claro que «un libro es un signo de libertad» y ha afirmado que aunque tras la sentencia decidió permanecer callado llegó el PSOE a la Alcaldía en 2019 se recuperó el caso Nevenka hasta el punto de dedicarle una rotonda o una pintura al lado de su casa.
«¿Existe un ser humano que considere todo esto justo?», se ha preguntado Álvarez, que ha dicho que en ese momento decidió ponerse a escribir: «Mi salud mental lo necesitaba». Y ha añadido: «En el libro encontrarán datos de mi inocencia. La verdad no admite discusión, aunque el poder y el dinero son capaces de fabricar una falsa verdad». Ha agregado que se sintió parte de «ese pequeño porcentaje» de «castigados sin razón y sin sentido» por sentencias erróneas, y recuerda que acató el fallo y aunque no le obligaba a dimitir lo hizo.
También ha lamentado que no se le dejara «reinsertarse» y ha desvelado que «incluso desde las altas esferas José Luis Rodríguez Zapatero maniobró para que no volviera a ocupar un cargo público». «Dos años de trabajo están detrás de este libro que quiero que sea un legado para los ponferradinos, y que le conozcan más allá de Nevenka». A partir de ahora «vamos a intentar ser felices después de tanto despropósito», ha zanjado. Por su parte, Espada ha defendido que la sentencia «solo lleva a la presunción de inocencia de Álvarez» aunque se le condenara.
«Cobardía moral y desidia» considera que fueron los principios que estuvieron detrás de esa sentencia y ha criticado las «ideas desaforadas» de Juan José Millás al escribir el libro sobre el caso Nevenka hace 20 años: «Forma parte de sus delirios cuánticos». De «basura literaria e inmoral» tildó ese libro y «más aún» el documental posterior de Netflix que tildó de «mentira a tres bandas». A su juicio, el caso Nevenka «es una exposición manifiesta de la plusvalía del testimonio femenino» como se comprueba en la sentencia y fue por lo que condenaron a Álvarez.
300 páginas con su versión
En más de 300 páginas, Álvarez explica cómo el tribunal que le condenó quebró su presunción de inocencia, y sugiere que detrás de la sentencia hubo una conjura política y mediática cuyos instigadores, a día de hoy, todavía se sirven de su figura para hacer caja, según la sinopsis de la obra. El 26 de marzo de 2001 la entonces concejal de Ponferrada Nevenka Fernández, de 26 años, se convertía en la primera mujer que rompía el silencio contra el acoso sexual al anunciar una querella criminal contra Álvarez, alcalde por el PP, veintitrés años mayor que ella, viudo y con el que había mantenido una relación sentimental a la que él se negaba a poner punto final.
La denuncia de Nevenka desembocó en la dimisión de Álvarez como regidor tras ser condenado por acoso sexual, y obligó a la joven a irse de España con su nueva pareja para evitar la presión mediática a la que estaba siendo sometida. Nevenka había mantenido una relación sentimental con Álvarez, pero cuando decidió acabar con ella y él se negó empezaron los problemas y el acoso lo que le sumió en un profunda depresión que derivó en su dimisión, poco después, al ser ninguneada su sus labores municipales, según ella misma confesó. Tras dimitir como concejal y pasar un tiempo apartada del consistorio, decidió hacer público lo que le había sucedido y denunciar al alcalde ante los tribunales, que finalmente condenaron a Álvarez y acabaron con su carrera política.