Pedro Sánchez y Carles Puigdemont
Un discurso camaleónico
La hemeroteca desnuda a Sánchez: duras críticas y sermones a los separatistas y visitas a policías heridos
Hace no tanto tiempo, el mismo dirigente que hoy critica la «judicialización» del procés y avanza hacia la amnistía de los independentistas catalanes prometía traer a Puigdemont a España para juzgarle y apoyaba a Rajoy en su aplicación del 155
Lo que para Pedro Sánchez son «cambios de opinión» por el bien de España, para sus críticos son simples y llanas «mentiras». En todo caso, la hemeroteca del presidente del Gobierno es profusa en ejemplos de que el secretario general del PSOE donde dijo digo dice Diego, con cambios de 180º grados en fondo y forma.
El asunto catalán es quizás en el cual su discurso se ha vuelto más camaleónico y su incumplida promesa de traer al expresidente prófugo Carles Puigdemont a España para que respondiese ante la Justicia por el procés –algo que no entra dentro de sus competencias–, la parte álgida del mismo.
Durante estos últimos días, el líder del Ejecutivo en funciones alardea de coherencia cuando saca pecho por conseguir avances «en la convivencia» y en la «estabilización de Cataluña» gracias a una pretendida política con mano izquierda que pasa, entre otras cuestiones, por otorgar la amnistía a los dirigentes secesionistas que perpetraron el golpe a la unidad de España en 2017 y de cuyo apoyo precisa ahora para volver a ser investido presidente.
Este mismo jueves, en la ONU, en Nueva York, presumía de que «Cataluña está mucho mejor que en 2017, que tenía un Parlament que se saltaba la Constitución Española» y daba la receta de su éxito a la hora de templar gaitas con unos secesionistas que no han dejado de advertir que en cuanto se den las condiciones volverán a retomar su rumbo hacia la independencia.
«Lo que hemos hechos estos años con enorme esfuerzo ha sido tratar de devolver a la política lo que nunca tuvo que irse de la política», apuntaba, aprovechando para desprenderse de las críticas del Partido Popular. O, en otras palabras, la cacareada «desjudicialización» del problema con el independentismo catalán.
«Nosotros hemos respetado siempre el trabajo y la labor de la Justicia. Lo hemos hecho siempre. También digo, y lo he comentado siempre, que una crisis política nunca tuvo que derivar en una acción judicial y en una judicialización, como vimos, de toda esta crisis», añadía en su discurso proferido en Estados Unidos.
Yo me comprometo, hoy y aquí, a traerlo de vuelta a España –a Puigdemont– y que rinda cuentas ante la Justicia españolaPresidente del Gobierno
Sin embargo, en tiempos de internet y de ingentes cantidades de información a golpe de clic, es fácil comprobar cómo el mismo Sánchez seguía una estrategia diametralmente opuesta cuando el momento político así lo precisaba para alcanzar sus intereses. Para muestra, la campaña que desarrolló en 2019, cuando vertía duras críticas y sermones a los separatistas y visitaba en los hospitales catalanes a policías heridos en los disturbios de los CDR.
«Que la Justicia española se cumpla tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. A ustedes, señor –Pablo– Casado se les fugó Puigdemont. Yo me comprometo, hoy y aquí, a traerlo de vuelta a España y que rinda cuentas ante la Justicia española», aseguraba con contundencia el 4 de noviembre de 2019, durante una réplica al entonces presidente del Partido Popular en un discurso televisivo.
Unas palabras que, lejos de ser aisladas, formaban parte de un todo en aquella época preelectoral que le condujo a mantenerse en la Moncloa por la vía de las urnas, tras la moción de censura a Mariano Rajoy.
Implacable en la Ciudad Condal
Entonces, Sánchez desfilaba por las calles de Barcelona, visitaba comisaría de la Policía Nacional e incluso apoyaba a los pies de la camilla a agentes del orden que habían resultado heridos fruto de los «radicales y los violentos» independentistas que prendían fuego a la Ciudad Condal para exigir que se cumpliese «el mandato del 1 de octubre».
La actitud del entonces implacable Sánchez irritaba tanto al independentismo que incluso en el Hospital Sant Pau de Barcelona el personal sanitario se concentró contra su visita al grito de «¡libertad presos políticos!».
El líder socialista iba más allá en su defensa de España y hasta llamaba al orden al entonces presidente de la Generalidad, Quim Torra, por escrito. Durante esas fechas le recordó por carta las tres obligaciones de todo responsable público: «Condenar la violencia de forma rotunda; amparar a las fuerzas de seguridad que la combaten; y evitar la discordia civil».
Y es que hace no tanto tiempo, ese mismo Sánchez pronunciaba mítines delante de una rojigualda de un tamaño que poco tenía que envidiar a la de la madrileña plaza de Colón y hasta apoyaba al PP en su pulso con los secesionistas catalanes.
Este jueves el propio Rajoy lo recordaba ante los micrófonos de la Cope, cuando le afeaba a su otrora rival en las urnas que en 2017 no hablaba de «judicializar o no judicializar» el procés y le daba su apoyo en el Senado para aplicar el artículo 155 de la Constitución pese a que la mayoría 'popular' en la Cámara Alta no hacía imprescindible el apoyo socialista.