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El entonces presidente del Gobierno, Felipe González, junto a Alfonso Guerra y a Miguel Boyer en el CongresoGTRES

La historia del PSOE (II)

Ruido de sables, apagados por el socialismo moderado felipista

Cuando llegó a la Moncloa, González no miró hacia atrás. Pensaba que la Guerra Civil era cosa del pasado y dejó la Historia de España para los historiadores

El 23 de febrero de 1981 el teniente coronel Antonio Tejero entraba en el Congreso de los Diputados pistola en mano. Se producía un golpe de Estado en España por primera vez en 45 años.

Los golpistas, militares del Ejército de Tierra y algunos guardias civiles, no pretendía imponer una dictadura del estilo de las existentes en algunas naciones de la América Hispana. Su objetivo era imponer un gobierno de concentración nacional, tutorado por el Ejército, que terminase de raíz con el terrorismo de ETA y así cortar la sangría constante que producían los atentados terroristas.

La entrada en las Cortes del teniente coronel Tejero propició, una vez fracasa la intentona golpista, que lograse ser elegido presidente del gobierno Leopoldo Calvo Sotelo. Con una UCD en predisolución, el golpe facilitó la elección de un candidato que no estaba muy claro que pudiese formar Gobierno. Tendría un mandato muy breve, del 26 de febrero de 1981 al de 2 de diciembre de 1982.

El varapalo que supusieron las elecciones andaluzas de mayo de 1982, en las que el PSOE obtuvo la mayoría absoluta con 66 diputados frente a los 15 de la UCD y los 17 AP, provocó que el presidente Calvo Sotelo propusiese la disolución de la UCD. Los ministros apostaron por la permanencia de la formación, a pesar de los decepcionantes resultados, inferiores incluso a los que obtuvo AP liderada por el poco carismático Hernández Mancha. Adolfo Suárez paralelamente se desvinculaba de la UCD para fundar su propio partido en julio de 1982, Centro Democrático y Social.

Leopoldo Calvo Sotelo y Adolfo Suárez saludándose en el hemiciclo, en el año 1981GTRES

Durante el mandato de Leopoldo Calvo-Sotelo, su decisión más importante fue la adhesión de España a la OTAN, firmada el 10 de diciembre de 1981, a la que se opuso el PSOE con su famosa campaña «La OTAN de entrada no», al tiempo que construía los puentes que permitieron a Felipe González la adhesión de España a la Comunidad Económica Europea.

En las elecciones a Cortes de 1982 el PSOE obtuvo 202 diputados, 81 más que en las elecciones anteriores, mientras la UCD perdía 157 escaños, quedando reducido a una representación insignificante de 11 diputados, mientras que AP se convertía en el gran partido de la derecha con 107 diputados, 97 más que en las elecciones anteriores. El PCE solo logró 4, perdiendo 19. El giro hacia la moderación de la sociedad española resultaba más que evidente.

El PSOE de Felipe González gobernó durante 14 años, 4 legislaturas (1982, 1986, 1989, 1993). Si inicialmente se opuso a la OTAN terminó por firmar la entrada de España en la alianza militar anticomunista por excelencia. España entró a formar parte del Mercado Común. Durante su largo mandato Felipe Gonzáles, sus ministros y el PSOE se convirtieron en un partido de centroizquierda que gobernaba en muchas cuestiones como uno de derechas: realizó la reformar industrial que solo el PSOE podía haber logrado y que llevó a que su sindicato, la UGT de Nicolás Redondo, le convocase una huelga general en protesta contra la reforma del mercado laboral, el abaratamiento del despido y la introducción de los contratos temporales para los jóvenes trabajadores (Plan de Empleo Juvenil).

Esta huelga general se convirtió en una movilización general contra la política económica del Gobierno socialista por parte de su base social ante sus continuas reformas en beneficio de la patronal. Con un seguimiento masivo (ocho millones de personas, el 90 % de la población activa de entonces, secundaron el paro), España se paralizó durante 24 horas, obligando al Gobierno a negociar con los sindicatos. Felipe González había recibido su primer gran golpe político. Algunas de estas reformas fueron retiradas y se incrementó el gasto social.

Durante su mandato González olvidó su amor por los saharauis para estrechar lazos con Marruecos. El ministro de Economía Boyer derogó las leyes franquistas que impedían revisar los alquileres de renta antigua. González vendió los Medios de Comunicación Social del Estado en 1984 para en 1989 conceder licencias a tres canales de televisión privados (Tele5, Antena 3 TV y Canal Plus). El programa económico del PSOE ideado y puesto en marcha por Miguel Boyer, continuado por Carlos Solchaga, representó una continuidad no solo con respecto a la política económica de Leopoldo Calvo Sotelo, sino con respecto a los Pactos de la Moncloa de 1977.

La firma de los Pactos de la Moncloa en octubre de 1977EFE

Estas políticas del PSOE de Gonzáles nunca sabremos lo mediatizadas que estuvieron por la existencia de un importante sector del Ejército que miraba con desconfianza el socialismo y que seguramente se hubiese vuelto a sublevar si el PSOE no hubiese hecho una política de Estado como la que hizo. El ruido de sables era una realidad en las salas de banderas de los cuarteles aunque, con el paso del tiempo, y la moderación del socialismo felipista, terminó por desaparecer.

Cuando llegó a la Moncloa, González no miró hacia atrás. Pensaba que la Guerra Civil era cosa del pasado y dejó la Historia de España para los historiadores. No pasó factura a los franquistas ni ilegalizó y persiguió a los partidos y españoles que añoraban el régimen anterior. Sin lugar a dudas Felipe González ya ha pasado a la historia como uno de los grandes estadistas de la España contemporánea.

A finales de los 80, las denuncias de corrupción saltaron a todas las portadas de los periódicos y noticiarios de TV. El lema de 100 años de honradez quedaba una vez más empañado ahora por la corrupción de la familia Guerra. Juan Guerra fue acusado y juzgado por los delitos de cohecho, fraude fiscal, tráfico de influencias, prevaricación, malversación de fondos y usurpación de funciones. El escándalo Juan Guerra terminó por provocar la dimisión del vicepresidente del gobierno Alfonso Guerra el 12 de enero de 1991. A este escándalo siguió el del director general de la Guardia Civil, el Caso Roldán (1993). Era la punta del iceberg de una extensa trama de corrupción que desde entonces ha lastrado la imagen del PSOE, lo que no ha evitado que sus fieles le sigan votando, pues «para que roben otros que los hagan los nuestros». En 1996 González perdía las elecciones frente al entonces líder del PP, José María Aznar. El cambio de Gobierno se produjo con absoluta normalidad.