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Descripción de la imagenFoto: Europa Press / Edición: Paula Andrade

Dividir

Montero y Belarra airean su irritación tras el último desprecio de Díaz a Podemos

Las dos principales líderes de los 'morados' ya critican abiertamente a la vicepresidenta segunda por el «error» de silenciarlas en la sesión de investidura y profundizar la grieta de la coalición: «No ha querido que intervengamos»

El enésimo desprecio de Yolanda Díaz hacia Podemos ha provocado que las dos principales dirigentes de los 'morados' dejen de morderse la lengua y ya carguen abiertamente contra su jefa de filas dentro de la coalición Sumar.

Tanto la ministra de Igualdad como la secretaria general de Podemos y ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030 han criticado abiertamente a la vicepresidenta segunda del Gobierno tras vetarlas de las intervenciones parlamentarias de Sumar durante la sesión de investidura del presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, en una dinámica que está a punto de provocar un cambio de nombre en la plataforma de Díaz, que, a estas alturas, bien podría ser rebautizada como «Dividir».

Belarra, sucesora de Pablo Iglesias al frente de Podemos, al ser preguntada por la sangre que Feijóo hizo al interpelar a Sumar en el Congreso de los Diputados no dudó en responsabilizar a una Díaz que no deja de añadir epígrafes en la lista de agravios hacia la formación 'morada'.

«Creo que tiene que ver fundamentalmente con los errores que está cometiendo Sumar en este tiempo, que se han ido viendo con mucha claridad. Yo creo que ese veto al feminismo, el veto a Irene –Montero– y la propia construcción del espacio ha hecho que las expectativas no se cumplan sobre lo que veníamos trabajando como ampliación del espacio político, que era el objetivo de Podemos cuando propusimos a Yolanda Díaz», disparaba Belarra este miércoles, una vez finalizada la segunda sesión de la alternativa de Feijóo para hacerse con la Moncloa.

Lejos de quedarse ahí, la dirigente navarra hablaba explícitamente de la «estrategia errónea» de intentar «silenciar» a una parte de la coalición que constituye su núcleo. Un escenario que ha propiciado que, a su juicio, «sobre bipartidismo» y falten ecologismo y feminismo, entre otras reivindicaciones.

«Honestamente faltó la voz de Podemos para decirle al PSOE que puede hacer un discurso duro, pero decirle que la no renovación del Consejo General del Poder Judicial es responsabilidad suya por no cambiar la ley (para modificar el sistema de elección) porque no quiso usar la mayoría que teníamos (la anterior legislatura)», añadía.

Por su parte, la titular de la cartera de Igualdad afeaba a Díaz de manera aun más directa el silencio que les había impuesto. «Lo hemos solicitado, es una decisión de Yolanda Díaz, que no ha querido que intervengamos en este pleno», respondía, con todas las letras, al ser cuestionada por este punto.

Y es que de parte de Sumar habló prácticamente todo quisqui. Menos Podemos. Primero lo hizo la portavoz parlamentaria de Sumar, Marta Lois; algo lógico. Pero es que después lo hicieron el diputado de Izquierda Unida y secretario general del desde hace décadas residual Partido Comunista de España (PCE) y hasta la portavoz de los comunes de Ada Colau Aina Vidal.

Todos ellos son dirigentes de formaciones que tienen mucha menor representatividad que Podemos y apenas un puñado de los exponentes de la quincena de formaciones que integran la coalición de Díaz. Podemos no cuenta con ninguna portavocía parlamentaria y solo cuenta con un integrante en la dirección política del «grupo parlamentario plurinacional».

Asimismo, tanto Díaz como los portavoces de Sumar rehúyen la pregunta de si Montero o algún otro miembro de Podemos tendrán asiento en el previsible próximo Consejo de Ministros de Pedro Sánchez.

Una coyuntura que no hace más que ahondar en las divisiones de la plataforma personalista de Díaz mientras cada vez suenan más fuertes los tambores de una concurrencia por separado a las elecciones europeas del año próximo. Eso si no se colma antes la paciencia de Podemos y deciden ir por libre en las votaciones parlamentarias una vez que la legislatura eche a andar con todas las de la ley. Amenazas, ambas, que de forma más o menos velada ya están encima del tapete.