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Yolanda Díaz (i), en un acto de su formación junto a la líder de Podemos, Ione Belarra (d)EFE

No quiere motines

El PSOE pide a Yolanda Díaz que controle a los cinco diputados de Podemos porque no se fía

Los socialistas temen que estos cinco díscolos agraven la precaria situación parlamentaria del Gobierno, si es que Sánchez logra ser investido. Y que incluso boicoteen alguna votación clave

En plena reunión entre Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, Ione Belarra se fue al cementerio de Colmenar Viejo, en una desafortunada metáfora de las cenizas a las que ha quedado reducido Podemos, dentro y fuera de la coalición.

Desde allí, la secretaria general de Podemos pidió al candidato a la investidura que ejerza su «responsabilidad» y construya un «Gobierno estable». Y añadió: «Para eso, para nosotras es imprescindible que Podemos esté en ese Gobierno, que esté representado en Irene Montero, la ministra de Igualdad, que continúe al frente del cargo». Ahí quería llegar Belarra. Por pedir, hasta pidió que Podemos negocie de tú a tú con el PSOE, como si fueran un actor al margen de Sumar.

No es la primera vez que los morados reclaman la continuidad de Montero en el Consejo de Ministros, aunque saben que no la tendrán. No la quiere Sánchez, pero tampoco Díaz, que por eso ya excluyó a la ministra de las listas electorales. Aunque hay algo que ambos tienen claro: cuando sea oficial que Montero sale del Gobierno, Podemos montará otra polémica.

Otra, porque no será la primera ni la última. Y es precisamente esa imprevisibilidad la que preocupa a los socialistas, en los prolegómenos de una legislatura en la que cada voto valdrá su peso en oro para la coalición. Por eso, desde el PSOE han pedido a Díaz que controle a los cinco diputados de Podemos que forman parte del grupo parlamentario de Sumar, que no les quite ojo.

Los socialistas temen que estos cinco díscolos agraven la precaria situación parlamentaria que va a tener el Gobierno los próximos años, si es que antes Sánchez logra ser investido presidente. Y que incluso boicoteen alguna votación clave, puesto que todas van a ser muy ajustadas. «Es como tener un zorro dentro del gallinero», describe un diputado del PSOE de forma gráfica.

Entre el PSOE y Sumar tienen 152 diputados, a 24 de la mayoría absoluta. Enfrente, un bloque de 171

El grupo parlamentario socialista tiene 121 diputados. El de Sumar, 31. De estos últimos, cinco son de Podemos: la propia Belarra, la secretaria de Organización del partido, Lilith Verstrynge, Javier Sánchez Serna (Murcia), Noemí Santana (Las Palmas) y Martina Velarde (Granada). Es decir, que la coalición suma 152 y está a falta de 24 para la mayoría absoluta. No solo eso, sino que además tiene enfrente a un nutrido bloque de oposición de 171 diputados, que son los que suman el PP, Vox y UPN.

La relación entre Díaz y Podemos fue mal antes de la campaña, también durante, y tras las elecciones no ha ido a mejor. La decisión de la vicepresidenta segunda de dejar a los morados sin una portavocía adjunta en el grupo parlamentario de Sumar sentó muy mal al partido de Belarra, que además tiene por costumbre hacer ostentación de todos sus enfados. Y al equipo de Díaz tampoco le sentó nada bien que los morados empezaran a hablar del reparto de sillones nada más empezar septiembre.

La legislatura pasada

La pasada legislatura, el grupo parlamentario de Unidas Podemos -así se llamaba entonces- ya dio varios disgustos a Sánchez. De entrada, cuando empezó el año 2020 ese grupo tenía 35 miembros, pero desde marzo de 2022 había quedado reducido a 33, con el consiguiente riesgo en cada votación.

Primero, porque Podemos se negó durante casi dos años a sustituir a su diputado canario Alberto Rodríguez, en protesta por la condena injusta del Tribunal Supremo (según ellos) por la que fue inhabilitado en octubre de 2021. Después, porque en marzo de 2022 la diputada canaria Meri Pita abandonó el grupo parlamentario de Unidas Podemos para irse al Mixto, acusando a la dirección de Podemos de primar los «proyectos biográficos» por encima de los «políticos». Durante 14 meses, Pita estuvo votando a su libre albedrío, sin estar sometida a la disciplina de voto de Unidas Podemos.

El exdiputado de Unidas Podemos Alberto RodríguezEuropa Press

Esa pérdida de dos escaños para la coalición, junto con las veleidades de Esquerra, provocaron que Sánchez y los suyos sudaran mucho para sacar adelante algunas votaciones. Pero es que hay más: Unidas Podemos votó contra el PSOE, su socio de gobierno, en asuntos como la reforma de la ley del ‘solo sí es sí’, la autorización del Parlamento para el despliegue de los dos nuevos destructores norteamericanos en la base de Rota o el Sáhara.

Yolanda Díaz tiene asumido que Podemos va a ser una piedra en su tacón de manera constante. Aunque nadie en Sumar se plantea a día de hoy que los cinco de Podemos puedan acabar en el Grupo Mixto. Con lo que sí se especula ya es con la posibilidad de que el partido de Belarra concurra a las elecciones europeas de junio del año que viene sin el paraguas de Sumar, con Irene Montero como candidata. Aprovechando que son unos comicios de circunscripción única, lo que abarata el escaño.

Por lo que respecta a la negociación entre Sánchez y Díaz para reeditar la coalición, ambos se dieron ayer todo el mes de octubre para cerrar el acuerdo. Según Sumar, en el «ámbito territorial» no hay discrepancias, en alusión a la amnistía. Es en el «ámbito social» donde queda mucho camino por andar. Que los dos se tomen con calma el pacto es otra señal más de que la investidura puede irse –y seguramente se irá– a noviembre.