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El afán de Yolanda Díaz por marcar perfil propio causa los primeros roces con el PSOE
Ahora es Palestina. Antes, el Sáhara, las injurias a la Corona, la visita a Puigdemont, su propuesta de amnistía y el caso Rubiales. Los socialistas se quejan de que está empezando a «sobreactuar» demasiado
El afán de Yolanda Díaz por marcar un perfil propio y distanciado del de Pedro Sánchez está provocando los primeros roces de la legislatura con el PSOE. Donde reconocen su incomodidad por el hecho de que la líder de Sumar actúe como Pablo Iglesias cuando éste era vicepresidente segundo del Gobierno y buscaba el choque cada vez que se le presentaba la ocasión.
Con el presidente en funciones de viaje en Albania, Sumar subió la apuesta este lunes y exigió a Sánchez que reconozca «unilateral y urgentemente» al Estado de Palestina, como condición para el pacto de coalición que están negociando. Y sin esperar a que la UE fije una posición común. A mayores, sus portavoces anunciaron en el Congreso la presentación de una proposición no de ley que, entre otras cosas, insta a la UE a que suspenda el acuerdo de asociación con Israel, al que acusa de violaciones «sistemáticas del derecho internacional humanitario».
«Pedimos al presidente Sánchez que ordene la posición de su gobierno, no para su tranquilidad, sino para el prestigio de la posición internacional de España», se quejó el portavoz del PP, Borja Sémper.
El movimiento de Díaz se produjo un día después de que varios representantes de Sumar acudieran a una manifestación en la capital en la que se profirieron consignas contra Israel, bajo el lema Madrid con Palestina. Entre ellos, los diputados Íñigo Errejón, Enrique Santiago, la saharaui Tesh Sidi y Carlos Martín, y la portavoz de Feminismos, Igualdad y Derechos y Libertades LGTBI+ de Sumar, Elizabeth Duval. Por parte de Podemos estuvo la ministra Ione Belarra.
Pero es que la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo no solo está tensando la cuerda por ese lado. La semana pasada, varios de sus diputados se reunieron con una delegación del Frente Polisario. Durante el encuentro, las partes pactaron una «agenda de trabajo» común para instar a Sánchez a «volver a la senda de la legalidad internacional» con respecto al Sáhara. Senda que, según los socios de Sánchez, significa «respaldar su derecho a la autodeterminación». Cabe recordar que el PSOE no ha dejado de sangrar por la herida del Sáhara desde que el presidente decidió de manera unilateral reconocer el plan de autonomía de Marruecos para la excolonia española, en contra de todo el Congreso.
A mayores, la primera proposición de ley que Sumar ha registrado en el Congreso esta legislatura –a finales de septiembre– es otro puntapié a su socio. Porque aboga por reformar el Código Penal para suprimir los llamados delitos de opinión. Entre ellos, las injurias a la Corona, los ultrajes a los símbolos nacionales y las ofensas a los sentimientos religiosos.
Ello por no hablar de la visita de Díaz a Bruselas para entrevistarse con Carles Puigdemont y de la propuesta de ley de amnistía que presentó el martes pasado, tras encargársela a un grupo de juristas. En ella, Sumar propone incluir a los CDR, a Tsunami Democràtic, a Artur Mas (es decir, la consulta de noviembre de 2014) y a los agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado encausados por sucesos relacionados con el referéndum ilegal.
Tampoco gustó en el PSOE que, tras ir a ver al Rey el pasado 2 de octubre, la vicepresidenta segunda saliera en rueda de prensa lamentando que el acuerdo con el PSOE estaba aún «lejos». Los socialistas se quejan de que está empezando a «sobreactuar» demasiado y demasiado a menudo. Como, también, cuando en agosto se quejó de la lentitud del Gobierno en el caso Rubiales y denunció al ya expresidente de la RFEF ante el Consejo Superior de Deportes. El ministro de Cultura y Deportes, Miquel Iceta, polemizó públicamente con ella.
Desde que se celebraron las elecciones generales, y no por casualidad, Díaz no ha vuelto a salir en una rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. Solo lo han hecho la ministra portavoz, Isabel Rodríguez, y ministros del PSOE. Su última aparición en la Moncloa fue el 11 de julio.
Podemos, siempre en guardia
Además de la necesidad de diferenciarse del PSOE, Yolanda Díaz también está condicionada por el marcaje de Podemos, que cuestiona su estrategia constantemente. Aunque forme parte de su grupo parlamentario. La semana pasada, los morados denunciaron que Sumar les había impedido registrar una proposición no de ley en solidaridad con el pueblo palestino y contra el «apartheid» de Israel. El domingo, Pablo Iglesias recriminó a la líder de Sumar que se fuera a la gala de los Premios Planeta en lugar de acudir a la manifestación pro Palestina. Y, este lunes, los dos portavoces de Podemos se desmarcaron de la proposición no de ley de Sumar.
Como ya contó El Debate a principios de octubre, desde el PSOE han pedido a la ministra de Trabajo que controle a los cinco diputados de Podemos que forman parte del grupo parlamentario de Sumar. Los socialistas temen que estos cinco díscolos agraven la precaria situación parlamentaria que tendrá el Gobierno los próximos años, si Sánchez logra ser investido. Y que incluso boicoteen alguna votación clave, puesto que todas van a ser muy ajustadas.