El laberinto catalán
El PSC, primera víctima del pacto entre Sánchez y Puigdemont
La evolución de las negociaciones entre el PSOE y los separatistas catalanes han sido un trago amargo para el PSC
Todas las alarmas saltaron en la cúpula del PSC cuando, de forma imprevista, Meritxell Batet renunció a repetir como presidenta del Congreso. El PSC tenía hasta ese momento un gran control de ambas cámaras con Batet como tercera institución del Estado y Eva Granados como portavoz socialista en el Senado.
La evolución de las negociaciones entre el PSOE y los separatistas catalanes han sido un trago amargo para el PSC. La negociación con ERC ha sido pilotada por Félix Bolaños y, en el caso de Junts, el equipo negociador socialista lo ha encabezado Santos Cerdán ante el veto a Bolaños impuesto por Puigdemont. Ningún socialista catalán ha tenido visibilidad alguna.
En una visita a Bilbao a primeros de octubre Salvador Illa, primer secretario del PSC, afirmó en un auditorio del que formaba parte el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, que «la pugna entre ERC y Junts puede paralizar España». Además, el líder de los socialistas catalanes descarto el concierto económico para Cataluña dado que, según afirmó, «Cataluña debe buscar su modelo» para finalmente lanzar un misil contra el independentismo al decir que «Cataluña tiene un gobierno débil, el referéndum es un callejón sin salida y el soberanismo ahondó en la división y ruptura de la sociedad».
Un mes más tarde el documento firmado entre el PSOE y Junts, en el que no se cita al PSC por ninguna parte, enmienda la plana al 100 % al líder socialista en Cataluña y le deja sin credibilidad ni margen opositor en Cataluña. No hay que olvidar que el PSC no gobierna, pero fue la fuerza ganadora de las últimas elecciones autonómicas.
Veto a socialistas catalanes
Tanto ERC como Junts han vetado la presencia de socialistas catalanes en la negociación con el fin de ahondar en la imagen ficticia de bilateralidad entre dos países diferentes, Cataluña y España, que negocian en pie de igualdad. Las concesiones, de toda índole, al independentismo dejan a Illa sin margen discursivo en el parlamento catalán en un momento en el que había empezado la negociación de los presupuestos catalanes para 2024.
Illa ya había avanzado que en su opinión «el gobierno -catalán- está paralizado» y mostro poca predisposición al acuerdo, pero la sumisión del PSOE a ERC forzará al PSC a votar las cuentas que el Ejecutivo de Aragonés proponga sin rechistar para evitar que el PSOE pierda votaciones en el congreso.
El PSC tiene una posición de debilidad en el Ayuntamiento de Barcelona donde, sin mayoría, necesita el apoyo de los Comunes de Colau y de Junts para sacar adelante las ordenanzas y los presupuestos. El primer intento de Collboni de sacar adelante los tributos para 2024 fracasó y tras la vuelta al corral de las ordenanzas fiscales, los socialistas abrieron una negociación con Junts para modificar la ordenanza de terrazas de bares que ha acabado con un pacto en el que los socialistas asumen los postulados del equipo de Trías. Nada podía entorpecer la negociación entre Puigdemont y Sánchez y menos unos impuestos municipales.
Fuera del Consejo de Ministros
Tras la investidura, de forma inmediata, se nombrará un nuevo Consejo de Ministros. Fuentes del PSC apuntan a que Pedro Sánchez va a reducir las carteras actuales entre 5 y 7 y dan por perdida la de la ministra de Transportes, la exalcaldesa de Gavá, Raquel Sánchez. Si bien Iceta tiene todos los números para seguir en el Consejo de Ministros, aunque no tiene garantizado el puesto de ministro de Cultura, Raquel Sánchez se ha visto afectada por los fiascos del funcionamiento de Cercanías en muchas capitales, el falso tren de alta velocidad a Extremadura o el túnel inviable de Cantabria y su puesto parece más que amortizado.
Con la presidencia del Congreso y un ministerio de alta dotación presupuestaria perdidos, el PSC se centrará en retener cargos como la Presidencia de AENA o Indra, en manos de destacados militantes suyos como Maurici Lucena o Marc Murtra. AENA e Indra son dos de las joyas de la corona del entramado empresarial gubernamental, pero en Pallars, sede del PSC, temen que desde Waterloo se ponga vetos a sus candidatos a seguir en esos puestos.
Los socialistas catalanes se han apresurado a proponer cualquiera de ambos nombres como ministros de Economía para sustituir a Nadia Calviño en caso de que esta, finalmente, consiga la presidencia del Banco Europeo de Inversiones BEI.