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El canto del cisne

Montero y Belarra convierten el funeral de Podemos en el Gobierno en un ajuste de cuentas

Las ya exministras sitúan a Sánchez como responsable último de que el partido morado no esté en el Consejo de Ministros. Ahora la preocupación son sus cinco diputados fuera de control

Ahora sí es oficial. Los días de Podemos en el Gobierno acabaron. Adiós a Irene Montero y adiós a Ione Belarra, que en los últimos meses habían convertido los ministerios de Igualdad y de Derechos Sociales en las dos últimas trincheras moradas, desde las que seguir librando una guerra que sabían que no podían ganar.

No obstante, era de prever que ambas morirían matando. Y tanto Montero como Belarra aprovecharon la ceremonia de traspaso de carteras para ajustar cuentas con Yolanda Díaz y con Pedro Sánchez por no conceder un ministerio a Podemos.

«Hoy, el presidente Sánchez y el PSOE consiguen lo que no consiguieron en 2019, que es echar a Podemos del Gobierno. Y esto no es que sea políticamente injusto. Es, ante todo, un enorme error político», lamentó la ya exministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, que definió a Podemos como el «motor de las mejores transformaciones feministas, económicas y sociales del Gobierno».

Le escuchaban entre el público la propia vicepresidenta segunda y líder de Sumar, como también el exministro Alberto Garzón y los nuevos ministros del socio minoritario: Mónica García y Sira Rego. El sucesor de Belarra, Pablo Bustinduy, no quiso polemizar con ella, sino que se limitó a agradecer su trabajo y el del hasta ahora secretario de Estado de Derechos Sociales, Nacho Álvarez.

Álvarez fue el nombre que, el pasado viernes, Díaz ofreció como cuota de Podemos para el nuevo Gobierno. Pero los morados respondieron airados que los ministros de Podemos los elige Podemos y Álvarez acabó dimitiendo de todos sus cargos en el partido que creó Pablo Iglesias.

Tras bajar del escenario, a Belarra le esperaban la también exministra Montero y los equipos de confianza de ambas. Todos ellos entonaron una vez más el «sí se puede», con el puño en alto. Aunque esta vez más parecía un canto del cisne.

«Sánchez nos echa de este Gobierno»

Previamente, la ministra de Igualdad también se había despachado a gusto al ceder su cartera a Ana Redondo, su nueva responsable. «Hoy Pedro Sánchez nos echa de este Gobierno precisamente por haber hecho lo que dijimos que haríamos -señaló dirigiéndose a Belarra-: poner las instituciones al servicio del avance en derechos feministas. Pedro Sánchez nos echa de este Gobierno y rompe con ello la unidad de un bloque democrático en el que nos necesitamos todas, todos y todes».

Montero se permitió dar un consejo a su sustituta, entre aplausos de su equipo, puesto en pie: «Que tengas y te rodees del mejor equipo, que nunca te dejen sola y que tengas valentía para incomodar a los hombres amigos de 40 y 50 años del presidente del Gobierno».

«Rechazaste ser vicepresidenta porque a ti no se te puede comprar. Pusiste siempre el cuerpo y el alma por delante. Te enfrentaste a tipos muy poderosos y nunca dejaste atrás a tus compañeras. Te lo han hecho pagar pero, entre tanta mediocridad y cobardía, tú sí eres un referente», le escribió Iglesias en X a modo de homenaje.

A Belarra le queda su escaño de diputada. A Montero ni eso, porque la líder de Sumar no permitió que fuera en las candidaturas de las elecciones generales. Ahora la duda es saber qué va a pasar con los cinco diputados de Podemos fuera de control, si acabarán abandonando el grupo parlamentario de Sumar.

Como contó El Debate el pasado sábado, la pretensión de Podemos es que sus cinco diputados tengan autonomía de voto, pero manteniéndose dentro del grupo parlamentario de Sumar para conservar su parte del pastel: marchándose perderían dinero y asesores.

En el acuerdo que Sumar y Podemos firmaron en junio para concurrir juntos a las generales, los morados se garantizaron recibir el 23 % de todas las subvenciones estatales que le correspondan a Sumar. Ello significa que actualmente Podemos recibe el 23 % de la subvención al grupo parlamentario, a pesar de que solo tienen cinco diputados de 31.

Ahora bien: Díaz no ha dicho su última palabra, mientras en el PSOE observan con preocupación el desenlace. Si es por las malas, la vicepresidenta segunda está planeando la forma de obligar a Podemos a seguir la disciplina de voto si quiere seguir formando parte del grupo parlamentario de Sumar. Los 15 partidos que lo conforman tienen pendiente la aprobación de un reglamento de funcionamiento interno, un asunto que dejaron para después de la formación del Gobierno. La idea es incluir en ese reglamento alguna cláusula que permita a Díaz expulsar a los morados si no cumplen. No va tolerar insubordinaciones.