Page ha reconocido que «hubiera abandonado su acta de diputado» si hubiese votado en contra de la investidura de Sánchez
El presidente manchego no cree que tenga que pedir perdón a Sánchez por sus críticas
El presidente de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha asegurado en el programa Salvados que recurrirá al Tribunal Constitucional con carácter previo si se convoca un referéndum de autodeterminación en Cataluña y, por extensión, «todo referéndum que no sea para cambiar o modificar la Constitución».
En el programa, que se ha emitido este domingo en La Sexta y en el que el presidente castellanomachego ha dialogado con varios ciudadanos que le han planteado diversas cuestiones sobre la actualidad política nacional, ha matizado que la celebración de un referéndum de autodeterminación no está incluido en el acuerdo que el PSOE ha firmado con Junts, ya que «en ese pacto, Puigdemont firma que acepta un referéndum en toda España y el PSOE dice que no está de acuerdo».
En su intervención, García-Page ha reiterado su posición contraria a la amnistía y se ha mostrado «muy escéptico» sobre que pueda ayudar a la reconciliación entre Cataluña y el resto de España, toda vez que se dan tres circunstancias.
La primera de ellas, es que «los que se van a beneficiar dicen que volverán a las andadas»; la segunda, que «los mismos que se benefician son los que se la votan para sí mismos» y la tercera, es que «la amnistía era declarada por el Gobierno de España como inconstitucional Y cuando se indultó no cabía en la Constitución, y ahora cabe».
Sobre Puigdemont
García-Page ha señalado al expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont de ser el «desencadenante de los acontecimientos que provocaron» la aplicación del artículo 155 de la Constitución, y ha incidido en que los hechos ocurridos en otoño de 2017 en Cataluña fueron «un quebranto constitucional evidente. Lo que se hizo fue grave».
El presidente castellanomanchego, que ha desvelado que hace dos meses pidió una «reunión tranquila para hablar» con el presidente del Gobierno y secretario general de los socialistas, Pedro Sánchez, pero que no se ha producido, ha comentado que se siente «en la obligación de hablar» porque lleva «muchos años en el PSOE» y por sus responsabilidades orgánicas, si bien ha subrayado que «nunca» van a conseguir que traspase «la frontera de la traición».
También ha comentado la pregunta que su partido lanzó a la militancia sobre los pactos de investidura y ha afirmado que le llama la atención que el 40 % de militantes no votara, al tiempo que ha indicado que él ha estado a favor del pacto con Sumar e incluso con el que se firmó con Podemos «que era un poquito más duro», pero que no está a favor del pacto con ERC y con Junts.
En cualquier caso, ha considerado que se planteó una «pregunta placebo» y ha formulado un símil sanitario al afirmar que «es como cuando te duele la cabeza y te dan un Almax».
Con todo, ha explicado que no es que prefiriera una repetición electoral, sino que era partidario de la tesis de que «había que mantener una posición negociadora más dura» y «ponérselo más difícil a los independentistas», pues «si desde el primer día decíamos que había que gobernar, el precio subía y el peaje subía».
Asimismo, ha opinado que «tantas concesiones» a los independentistas puede «retroalimentar» a la derecha.
Además, ha asegurado que «hubiera abandonado su acta de diputado» al ser preguntado si hubiese votado en contra de la investidura de Pedro Sánchez.
Preguntado por cuánto cree que durará la Legislatura que acaba de comenzar, ha indicado que cree que se producirán dos fases distintas, «una parte, hasta que Puigdemont pase por La Jonquera, a pesar de Junqueras, tan tranquilamente, y otra cuando ya esté aquí», al tiempo que ha asegurado que tiene «muchas dudas» ante la posibilidad de que el mandato dure cuatro años.
Asimismo, y ante la cuestión de si Sánchez ha sido desleal al programa electoral con el que se presentó a las elecciones, ha rechazado utilizar el concepto «lealtad» y, ante los cambios de opinión, ha considerado que es más honesto decir que se ha cambiado de criterio por necesidad.
«No es lo mismo si con mayoría absoluta se plantea una amnistía, a que la amnistía sea por que los independentistas chantajean y amenazan», ha advertido García-Page.
También ha sido preguntado por si daría la batalla para ser secretario general del PSOE y próximo candidato a la Presidencia del Gobierno responde: «Bajo ningún concepto».
Asimismo, ha puesto una nota de un 5 a su relación con el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, y al presidente Sánchez le puntúa con un 8 en política social y en temas de política nacional y territorial no le da más de un 2, y al ser preguntado por si Feijóo le llamó para que le apoyara en su investidura como presiente del Gobierno, García-Page ha explicado que le llamó en la ronda de contactos que mantuvo con los presidentes autonómicos pero que «no pidió nada, no ofreció nada».
El también secretario general de los socialistas castellanomanchegos ha comentado el hecho de que su hermano gemelo se haya dado de baja del PSOE y ha desvelado que intentó «convencerle de que aguantara un poco más» y que su hermano «no ha querido nunca tener proyección».
García-Page ha resaltado la importancia de ser coherente en sus declaraciones y ha reivindicado que mantiene el mismo discurso en los medios de comunicación y en los órganos internos del partido y, sobre sus discrepancias sobre la amnistía, ha apuntado que «en la expresión, públicamente, probablemente dé una imagen de mayor soledad», pero ha añadido: «De fondo, no. Qué va».
Y preguntado por si se considera nacionalista español, ha señalado: «Soy español. Me considero socialista, socialdemócrata y me preocupa más una persona que lleva diez años de paro en Sabadell que un terrateniente de Bolaños de Calatrava».