Sánchez movilizó un Airbus, un Falcon vacío y un Puma para ir a la Cumbre del Clima en la capital del petróleo
El presidente obligó a hacer seis vuelos a dos aviones, uno de ellos vacío, para irse a Dubái a pedir más impuestos contra la contaminación. También obligó a un helicóptero a otros seis desplazamientos para no recorrer él 20 kilómetros en coche
«Quien contamina, paga». Ésa fue la propuesta enérgica de Pedro Sánchez en la Cumbre del Clima, conocida como COP28, celebrada hasta el próximo 12 de diciembre en una de las capitales mundiales del petróleo, Dubái. Y a él la factura le saldría por un pico si se aplicara la máxima.
Porque el presidente del Gobierno utilizó hasta tres grandes vehículos aéreos para trasladarse al emirato: un Airbus A310, el célebre Falcon y un helicóptero Super Puma, según las hojas de vuelto oficiales a las que ha accedido El Debate.
En total, la presencia de Sánchez en Dubái, de apenas 24 horas entre la noche del jueves y la medianoche del viernes al sábado pasados, supuso seis vuelos de larga distancia para dos aviones distintos y otros seis de corta en España, lo que supuso una emisión aproximada de CO2, solo en un día, equivalente a seis años de circulación de un coche impulsado con combustible tradicional, según los cálculos de los portales especializados en aviación.
Un Puma para 20 kilómetros
Sánchez, además, prescindió del coche oficial para desplazarse entre La Moncloa y el aeródromo de Torrejón de Ardoz y prefirió hacerlo en un helicóptero, pese a la escasa distancia, lo que obligó a un Super Puma a moverse seis veces.
Primero desde su hangar habitual en Cuatro Vientos hasta Moncloa y de allí a Torrejón y, después, el mismo itinerario pero en sentido contrario, ya de madrugada y sin apenas tráfico en los escasos 20 kilómetros que separan ambos puntos por carretera.
Antes de eso, Sánchez voló a Dubái, uno de los siete Emiratos Árabes Unidos, a disertar sobre la necesidad de incrementar la fiscalidad verde y reducir la contaminación, con un discurso dramático sobre el deterioro del planeta y un mensaje esperanzador si se atienden sus exigencias: «Todavía tenemos una oportunidad de salvarlo», sentenció.
Sánchez necesitó hasta 12 vuelos de tres aeronaves distintas para irse al Emirato a «luchar» contra la contaminación
No será, al menos en este caso, por su propio ejemplo. Se desplazó con dos aviones, algo que según fuentes del sector es habitual en el presidente del Gobierno: uno de gran tamaño y autonomía, el Airbus A310, con el número AME 4592, que puede hacer vuelos de larga distancia sin parar a repostar y ya utilizó en su polémico viaje en la República Dominicana para un acto oficial y presidir de paso un encuentro de la Internacional Socialista, tal y como reveló este periódico.
La aeronave salió de Torrejón de Ardoz en la mañana del jueves 30 de noviembre y aterrizó por la noche del mismo día en el Emirato, para retornar a última hora de la tarde del viernes y aterrizar en España en la primera hora de la madrugada del sábado.
Pero además fletó otro avión, el famoso Falcon, de sustitución probablemente por si se averiaba el Airbus o para llevar invitados oficiales, aunque el Gobierno no informó de si Sánchez llevaba una gran comitiva o no y en el caso de llevar cuál era su composición. En todo caso, todos hubieran cabido en el Airbus al servicio del presidente, con capacidad para más de doscientos pasajeros.
El Falcon no tiene capacidad de viajar a Dubái sin hacer escala, lo que explica la utilización del modelo más grande y cómodo de la flota habitual para los desplazamientos del Presidente, de los ministros y de la Casa Real.
En cualquier caso, el avión en cuestión hizo cuatro vuelos para ir y volver de Dubái, haciendo escalas intermedias posiblemente en Egipto, y todos ellos aparentemente vacíos más allá de la tripulación: el F900, con número AME 4503, hizo cuatro trayectos de 3.000 kilómetros cada uno para escoltar exclusivamente a Sánchez, que mientras viajaba en el Airbus.
Dos aviones, un presidente
Ese mismo despliegue duplicado es el que acompañó a Sánchez cuando, con la excusa de participar en una Cumbre Iberoamericana, alargó su presencia en Santo Domingo más que el propio Rey Felipe para reunirse con otros líderes socialistas, utilizando así recursos públicos para atender sus compromisos como presidente de la Internacional Socialista, una organización privada.
En solo una hora los aviones de Sánchez emiten ocho toneladas de CO2, pese a lo cual él utiliza helicópteros hasta para traslados de 15 minutos en coche
Ninguno de esos hábitos parece generarle contradicciones a Sánchez entre lo que él practica y lo que predica en público, sin ir más lejos en Dubái, uno de los mayores proveedores mundiales de combustibles fósiles: «Hay trabajar en un esquema internacional de impuestos con el principio de quien contamina paga (…), con objetivos climáticos en las políticas económicas y fiscales».
Consumo y contaminación
Según los cálculos de los profesionales del sector recabados por Daniel Martín en El Debate, un Airbus consume alrededor de 4.400 litros de queroseno por hora de vuelo y emite aproximadamente 8 toneladas de CO2: en 60 minutos, pues, el avión más grande de la flota española multiplica por cinco el consumo medio de gasolina de cada español en todo un año.
Y si bien es cierto que ningún dirigente mundial podría recorrer los 7.000 kilómetros de distancia existentes, de media, entre Europa y los Emiratos Árabes, no lo es menos que Sánchez podía haberlo hecho con un solo avión y de menor consumo: el Falcon «chupa» una cuarta parte que un Airbus, en torno a los 1.200 litros de queroseno.
Por su parte, los Súper Puma del Ejército del Aire consumen en torno a 600 litros de queroseno por hora, lo que le llevó a gastar 180 por cada uno, de los seis pequeños desplazamientos que tuvo que hacer para recoger y traer a Sánchez, que estaba a solo quince minutos en coche de cada uno de sus destinos.
«Estoy convencido de que un balance mundial equilibrado y ambicioso constituye la mejor fórmula para corregir el rumbo de las políticas climáticas», sentenció solemne, sin pestañear, mientras un despliegue formidable de aeronaves quemaba ya queroseno para atenderle.