Consecuencias de Estrasburgo
Incredulidad entre los eurodiputados por el tono de Sánchez: «No son formas de un presidente»
Políticos de distinto signo coinciden en el análisis del discurso de este miércoles en el Parlamento
Las palabras y las formas de Pedro Sánchez han generado una cascada de reacciones en todos los niveles de la Unión Europea. Nunca se había abucheado a un presidente rotatorio del Consejo en plena Eurocámara.
Aunque el presidente español consiguió arrancar los aplausos de una izquierda incondicional y que jamás admitirá un error en su acción o planteamiento, la otra mitad le increpó durante su discurso y acabó mandándole por donde había venido. Los más afectados fueron los alemanes, ya que Sánchez asoció burdamente a la derecha con la ultraderecha, a esta con Vox, a Vox con el franquismo y al franquismo con el nazismo.
Error de cálculo del socialista, acostumbrado al escaso nivel y al alto servilismo en sus filas en el Congreso de los Diputados. La Unión Europea tiene muchos fallos, pero rebajar el debate a un maniqueísta buenos vs. malos o blanco contra negro es algo que no se acepta. Es cierto que la izquierda lo usa habitualmente pero, en Estrasburgo, Sánchez cruzó todos los limites aceptables.
Los populares europeos se quedaron estupefactos al ver cómo el socialista le daba la espalda a Manfred Weber tras lanzarle una serie de improperios y abandonar el hemiciclo rápidamente. «Nunca un primer ministro había cargado tan duramente contra el presidente del mayor grupo parlamentario europeo», explican fuentes de los populares europeos.
Su sumisión a Carles Puigdemont, quien se atrevió a amenazarlo en plena cámara, sorprendió a muchos. El separatista es un eurodiputado despreciado por muchos. «Carga con dureza contra el partido que gobierna la Comisión Europea y el Parlamento Europeo, pero agacha la cabeza ante el prófugo», apuntan desde el EPP. «No son formas de un presidente», apuntan.
Desde Renew, José Ramón Bouzá se expresó en la misma línea de Adrián Vázquez (Cs): «La presidencia rotatoria de España en el Consejo de la UE no ha sido nada más que una herramienta del sanchismo para seguir regalando prebendas a los independentistas fugados a cambio de los siete votos de la vergüenza. Ese es el vergonzoso legado de Sánchez en Europa».
PP, Vox y Ciudadanos subrayaron este argumento en todas y cada una de sus intervenciones. Una cosa es el relato –que cada vez cala menos– y otra cosa es la realidad: la amnistía es un intercambio de apoyo político por favores jurídicos.
En declaraciones a El Debate, el eurodiputado del Partido Popular Antonio López-Istúriz, se mostró asombrado de la conducta del presidente Pedro Sánchez: «En mis 20 años como europarlamentario jamás había visto unas conclusiones semejantes», explicó, «ha traído la suciedad y las malas formas al Parlamento Europeo provocando constantemente a las bancadas de la oposición».
De la mala imagen dada por Sánchez los populares extraen conclusiones positivas. «El debate ha servido para que los europeos vean quién es Sánchez, un hombre sin palabra que abraza a los enemigos de España y la UE para gobernar», apuntan.
Aciertan con el análisis. Sánchez ha utilizado los seis meses de presidencia europea para hacer campaña de sí mismo –al utilizar las instituciones europeas como altavoces políticos– y para atacar a la oposición. Iratxe García, portavoz y presidente del grupo S&D, es una muestra de ello. La misma estrategia de comunicación de la Moncloa se ha desplegado en el Parlamento Europeo y en las reuniones del Consejo Europeo presididas por representantes españoles.
Por parte del grupo de conservadores y reformistas (ECR), Jorge Buxadé considera que «Sánchez hizo el ridículo en la sesión plenaria dado ese carácter narcisista y ególatra» y critica que viniese «al Parlamento a insultar a los partidos conservadores y patriotas que están en claro crecimiento».
Debate fin de presidencia
Decenas de personas protestan frente a la sede del Parlamento en Estrasburgo por la ley de amnistía
Pero lo que más le preocupa son las consecuencias de la actitud del presidente: «Lo peor de todo es que las traiciones, los incumplimientos y las violaciones del Estado de derecho por parte de Sánchez lo acaban pagando los españoles».
A la UE se le agota la paciencia
Lo de Estrasburgo es una gota más en un vaso a punto de desbordarse. Aunque en algunas esferas se critica el sistema de elección de los jueces, el problema en Bruselas está en el atasco y no es solo culpa del PP.
El Estado de derecho es el gran tema que ocupa a la Unión Europea. Polonia, Hungría, Rumanía, ahora España… Preocupa en este momento la intromisión del Estado, y mucho más de lo que el Gobierno admitirá.
La situación en España se está enquistando. La Comisión tiene poco que decir de la amnistía y el Estado de derecho porque tiene escasas capacidades jurídicas, no así políticas. Este puede ser otro error de cálculo del Gobierno que pudo apreciarse con la ya tristemente famosa contestación de Bolaños al comisario de Justicia Didier Reynders tras solicitar más información sobre el alcance y las consecuencias de la amnistía que pretenden aprobar.
Bruselas está al tanto de lo que ocurre en España, ya sea por su propio interés o por el hacer de políticos y ciudadanos preocupados por la deriva socialista y de sus socios. Cuando todas las asociaciones de fiscales, jueces y abogados del Estado han alertado de las acciones del Gobierno, cuando el lawfare está ahí aunque lo hayan eliminado del texto, cuando se señala públicamente a jueces y periodistas en el Congreso de los Diputados, es que algo pasa y no pueden mirar para otro lado.
El pasado miércoles Reynders estuvo presente en Estrasburgo y este jueves Alberto Núñez Feijóo se reúne con la vicepresidenta de la Comisión Vera Jourová. Las piezas puede que se muevan mucho más lentas de lo deseado –la UE es un Leviatán– pero, cuando se mueve, es casi imposible dar marcha atrás.