El pacto más misterioso
Bildu no suelta palabra sobre el resto de su acuerdo con Sánchez y el PP y Vox se temen lo peor
Los de Otegi mantienen el silencio una semana después de anunciarse la moción de censura en Pamplona. El PP pregunta a Bolaños si habrá indultos o amnistía para los presos de ETA y él no contesta
Bildu es una tumba. Lo es su líder, Arnaldo Otegi; lo es su portavoz en el Congreso, Mertxe Aizpurua; y lo es, también, su diputada por Navarra, Bel Pozueta. A pesar de los intentos de la oposición, el partido no suelta una sola palabra sobre el resto del acuerdo de investidura con Pedro Sánchez, una semana después de que el PSOE entregara el Ayuntamiento de Pamplona a la formación abertzale. Aunque los socialistas niegan que se trate de un primer pago.
Este miércoles hubo Pleno en el Congreso para que el presidente expusiera las conclusiones del último Consejo Europeo bajo la Presidencia española de turno de la UE. Por parte de Bildu intervino su portavoz, Aizpurua, pero ésta no hizo ni la más mínima mención a Pamplona o a otros compromisos de Sánchez.
Por el contrario, la diputada abertzale se limitó a reiterar que esta legislatura «debe responder a una clara y profunda agenda plurinacional», que es lo que Bildu viene sosteniendo desde antes de la investidura de Sánchez. «Éste será nuestro papel, hacer que todas las políticas de este Gobierno sean más progresistas, más sociales y más justas. Hacer que este Gobierno responda a los anhelos nacionales y sociales de nuestras naciones», añadió.
Por descontado, al dirigirse a ella el presidente del Gobierno también eludió por completo los hipotéticos acuerdos con la formación de Otegi. Este miércoles, el propio líder de Bildu era entrevistado en Eldiario.es y aseguraba no haber hablado nunca con Sánchez, ni tampoco haberse mensajeado con el líder del Ejecutivo. «No tengo su número».
La desconfianza del PP y Vox
Tanto secretismo tiene cada vez más desconfiados a los populares y a Vox. Durante el Pleno, Alberto Núñez Feijóo señaló que da «miedo» pensar qué habrán acordado los socialistas con Bildu, «si ni siquiera se han atrevido a publicarlo». Y, acto seguido, ironizó al preguntar al presidente si acaso ha conseguido que Bildu se haya comprometido a respetar la Constitución, a condenar los atentados terroristas, a no incluir a condenados en sus listas, a no homenajearlos cuando salen de la cárcel y a colaborar en el esclarecimiento de los crímenes sin resolver.
En la sesión de control al Gobierno que siguió a la comparecencia de Sánchez, el diputado navarro del PP Carlos García Adanero preguntó abiertamente al ministro de la Presidencia desde su escaño: «¿Nos puede garantizar el Gobierno que no va a haber indultos o amnistía para los presos etarras?».
Pero Félix Bolaños no contestó, o al menos no con un sí o un no. En lugar de eso atacó personalmente a García Adanero: «Le veo a usted preocupado por la Alcaldía de Pamplona y por UPN, partido al que usted traicionó y que por eso se convirtió en tránsfuga en la legislatura anterior», le espetó.
«Todos los pactos a los que hemos llegado con fuerzas políticas diferentes, todos, son públicos sin excepción», continuó Bolaños, negando la existencia de un pacto oculto con Otegi. E incluso fue más allá: «Da la sensación de que les duele a ustedes que la democracia venciera a ETA», les recriminó al PP y a Vox. «¿Por qué siguen 12 años después con ese tema en su discurso? Están fuera de la realidad», continuó.
La diputada de Bildu por Navarra también intervino en la sesión, pero también ella corrió un tupido velo. Por el contrario, Bel Pozueta preguntó al ministro Bolaños por las inmatriculaciones de la Iglesia.
La oposición ha perdido toda esperanza de conocer, en este punto, qué es eso que le ha prometido Sánchez a Otegi. Cuando el presidente se reunió con los portavoces de Bildu en el Congreso y en el Senado, el pasado 13 de octubre, la formación publicó un escueto comunicado fijando sus prioridades. Y eso es todo lo que hay hasta la fecha.
En él, Bildu sostenía que esta legislatura «debe profundizar en la ampliación de los derechos sociales y económicos de los trabajadores vascos y del Estado, la consolidación de políticas que fomenten la paz y la convivencia democrática en Euskal Herria y la apertura de un debate en torno a la plurinacionalidad del Estado y los derechos nacionales de nuestro pueblo».
Esa «paz y convivencia democrática», traducida del lenguaje abertzale al castellano tiene que ver con los presos de ETA, de los que ya no queda uno solo fuera de las cárceles del País Vasco y Navarra.
A meses de las elecciones
La política vasca entra en erupción tras el chupinazo de Sánchez y Bildu en Pamplona
¿Pasa el acuerdo, también, por un cambio en el Gobierno vasco en las elecciones del año que viene? Como ya publicó El Debate la semana pasada, el escenario que prefieren los socialistas -y también el más plausible- es que el PNV gane las elecciones y el PSE pueda reeditar la coalición con los de Andoni Ortuzar. En el supuesto de que Bildu adelante al PNV, Sánchez se verá muy presionado por sus socios a la hora de elegir entre Ortuzar y Otegi.