A meses de las elecciones
La política vasca entra en erupción tras el chupinazo de Sánchez y Bildu en Pamplona
El pacto en la capital navarra ha sacudido el tablero vasco, con cuatro escenarios posibles tras los comicios. El más plausible sigue siendo que el PNV gane y reedite su coalición con el PSE
La política vasca ha entrado en erupción a escasos meses de unas elecciones para las que aún no hay fecha exacta, pero que tendrán repercusión nacional. Puesto que en ellas se enfrentarán dos de los socios de Pedro Sánchez, el PNV y Bildu, con el PSE como juez y parte.
La decisión de Sánchez de entregar el Ayuntamiento de Pamplona a Arnaldo Otegi ha sacudido el tablero vasco, en tanto que sienta un precedente. Por más que el líder de los socialistas vascos, Eneko Andueza, lleve desde el miércoles pregonando que el pacto navarro no es extrapolable y que jamás hará lendakari al candidato de Bildu, Pello Otxandiano. A lo que el propio Otegi le replicó el jueves: «¿Cuál es la situación diferente? Lo que ha pasado no ha pasado en Tegucigalpa, ha pasado en nuestro país».
En el PNV no pueden disimular su intranquilidad. Aunque, irónicamente, en el chupinazo pamplonés está implicada su marca hermana, Geroa Bai. El presidente del PNV, Andoni Ortuzar, recordó este viernes en una entrevista en la televisión pública vasca que su formación y el PSE gobiernan en coalición en casi el 80 % de las instituciones vascas. «El Gobierno de coalición ha dado buenos resultados y no ha habido mayores problemas en la convivencia. ¿Qué sucede ahora?, pues que en los últimos dos meses quiere aparentar un divorcio o una especie de 'vamos a pensárnoslo'», señaló, en alusión al líder del PSE.
Los populares, por su parte, han visto el río revuelto y han echado la caña de pescar, puesto que lo mejor que le puede pasar a Alberto Núñez Feijóo es que el PNV y Sánchez rompan en el medio plazo.
La secretaria general del PP, Cuca Gamarra, viajó este viernes a Bilbao para presidir la Junta Directiva Regional del PP vasco, desde donde mandó un mensaje a los de Ortuzar: «El próximo capítulo es dejar fuera al PNV» porque «ya no son tan necesarios» para Sánchez, vaticinó Gamarra. «Los tirará como a un kleenex», añadió, parafraseando al propio presidente del PNV. Porque cuando Sánchez adelantó las elecciones generales, Ortuzar denunció: «Todos los que hemos estado alrededor de Sánchez, tenemos la sensación de que somos kleenex para él. Nos usa, nos tira, luego vuelve a coger otro kleenex».
También estuvo ayer en la capital vizcaína la vicepresidenta segunda y líder de Sumar, Yolanda Díaz, tratando de avanzar en una candidatura que aún no tiene candidato ni alianzas.
Cuatro escenarios
Los escenarios abiertos son cuatro. El primero y más plausible es que el PNV gane las elecciones y reedite su coalición de gobierno con el PSE. Una encuesta del CIS vasco publicada el 1 de diciembre daba la victoria al partido nacionalista con 29 de los 75 escaños, aunque con Bildu recortando la distancia entre ambos, hasta dejarla en cuatro escaños. Para Sánchez sería lo más cómodo, porque en Madrid todo seguiría igual.
El segundo es que Bildu se lleve la victoria, pero el PSE cierre un pacto de perdedores con el PNV. Entre medias, los socialistas recibirían mucha presión por parte de Bildu, Sumar, ERC y Podemos. Después del precedente sentado en Pamplona, ese veto a Bildu traería problemas al presidente del Gobierno con todos sus socios menos con el PNV -claro está- y Junts.
El tercero es uno que, en las últimas horas, ha venido en bautizarse como el Borgen vasco: que Bildu venza y ofrezca ser lendakari al socialista Andueza con tal de que no gobiernen «las derechas». Suena del todo descabellado, pero el propio líder del PSE no lo descartó en una entrevista en la EiTB.
El cuarto y último escenario es que Bildu gane y Sánchez le entregue en bandeja Ajuria Enea, desalojando al PNV de un Gobierno que ha presidido desde 1980; con la única salvedad de los tres años que fue lendakari el socialista Patxi López, entre 2009 y 2012. La decisión de Otegi de no presentarse él como candidato va también en esa dirección: en facilitar el paso a Sánchez, si llega el momento.
Ahora bien. Ese pacto desataría la cólera del PNV, que es el único partido que hoy por hoy cuenta con una bala de plata contra Sánchez: la moción de censura. Sus cinco votos, unidos a los 137 del PP, los 33 de Vox y el de UPN suman la mayoría absoluta de 176 escaños. En su investidura fallida, Feijóo le dijo al portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban: «Le tengo tanto respeto al PNV que jamás le utilizaría como un kleenex».