Fundado en 1910

Diputados de Vox en un Pleno del Parlamento de BalearesEuropa Press

Las claves de la crisis de Vox en Baleares: cinco diputados díscolos con «ambición personal»

Fuentes de la dirección nacional denuncian que han hecho todo esto porque «se resisten a dar la batalla con todas las consecuencias de la libertad lingüística»

La mañana de este lunes saltaba una noticia que removía al Parlamento Balear y a Vox: cinco diputados del grupo parlamentario en las islas habían registrado un escrito para expulsar del mismo a Gabriel Le Senne, presidente de la Cámara regional, y a Patricia de las Heras, presidenta del partido en Baleares. La reacción de Bambú no tardó en llegar. Ignacio Garriga, el secretario general, anunció que propondría al Comité de Garantías la expulsión cautelar inmediata de esos cinco diputados díscolos que habían tomado esa decisión «de manera unilateral».

La portavoz del grupo parlamentario, Idoia Ribas, comunicó que echaban de este a Le Senne y a De las Heras «por circunstancias internas de este grupo y conseguir la mejor organización posible, la mejor unidad posible, a fin de poder seguir avanzando». Así lo señaló en una rueda de prensa sin preguntas en la que se reafirmó en un compromiso de «colaboración» con el PP desde fuera del Gobierno. «Trabajaremos codo con codo con el PP. (...) No vamos a permitir que nada ni nadie se interponga en ello», expresó.

Fuentes de la dirección nacional de Vox señalan en conversación con El Debate que la decisión de los cinco diputados se ha tomado «exclusivamente por beneficio personal», por obtener cargos y quedarse con el dinero del grupo parlamentario, que incluso podrían utilizar para montar un partido en un momento dado.

Ribas envió un comunicado en el que solicitaba «el cese inmediato» de los miembros del Comité Ejecutivo Provincial de Baleares y el nombramiento de un nuevo CEP, algo que desde Bambú entienden que es «una maniobra por tener el control del partido» en la región.

Estas fuentes subrayan que esto además se produce unos días antes de que el presidente Le Senne fuera a conseguir lo que califican de «algo histórico»: lograr que el Parlamento balear envíe sus comunicaciones también en español. Asimismo, estaba previsto organizar un congreso sobre la libertad de lengua promovido desde la presidencia de la Cámara regional, desde Cataluña y desde Valencia para trasladar de forma clara la postura de Vox al respecto. Y, por otra parte, venían celebrando una serie de reuniones entre la dirección nacional y el grupo parlamentario para planificar el desarrollo de una Oficina de Garantías Lingüísticas, contemplada en el acuerdo de gobierno.

«Han hecho todo esto porque se resisten a dar la batalla de verdad y con todas las consecuencias de la libertad lingüística. No se sienten cómodos con exigir el español fuerte en las aulas, por mucho que digan lo contrario», subrayan estas fuentes, que critican que los cinco diputados díscolos «siempre ponían pegas» para sacar adelante este proyecto. Desde la dirección nacional también apuntan que estos parlamentarios ralentizaban el ritmo de la derogación de la ley de memoria histórica. «En temas ideológicos se resistían», señalan.

Hay que recordar que el Partido Popular, con Marga Prohens a la cabeza, gobierna gracias a la abstención de Vox. La de Prohens fue la lista más votada el 28-M, con 25 escaños, sin embargo, necesitaba al menos que los entonces ocho diputados del partido de Abascal se abstuvieran. Así lo hicieron tras acordar en junio un pacto de 110 medidas.

Fuentes conocedoras apuntan que las negociaciones entre ambos partidos «fueron durísimas». Explican que desde el principio había lo que puede entenderse como dos líneas en Vox de Baleares respecto a la relación con el PP: una muy dura, que consideraba que los populares tenían que cumplir sus exigencias para salvaguardar el pacto; y otra más suave, que venía a decir que tras ocho años de gobierno del PSOE se podía aflojar un poco esa exigencia. Aunque en esto los diputados variaban entre seguir una y otra.

La negociación de los presupuestos entre PP y Vox fue un punto de inflexión. La dirección nacional de Abascal percibió aquí una muestra de «deslealtad»

La primera muestra de la crisis en el seno de Vox en Baleares se produjo durante la negociación de los presupuestos, por una polémica sobre una proposición no de ley de Vox para la libre elección de lengua y el techo de gasto propuesto por el PP. Este fue el punto de inflexión. Tras él salió del grupo parlamentario Xisco Cardona, que estaba en desacuerdo con la línea que estaba siguiendo el partido a nivel regional. «Les dejamos que hablen con el PP y rebajan el tema de exigencia de lengua; dan pasos para atrás», explican las fuentes de la dirección nacional sobre la actitud del grupo capitaneado por Idoia Ribas.

Reconocen que hubieran expulsado a los diputados en ese momento, donde habían visto una muestra de «deslealtad», pero no lo hicieron por responsabilidad con los ciudadanos de Baleares, para garantizar que iban a salir adelante los presupuestos que afectaban a todos los municipios de las islas.

Ignacio Garriga junto a los diputados de Vox en BalearesEuropa Press

Para Bambú, prueba de la «ambición personal» de estos diputados fue la exigencia a la dirigente popular de entrar en el Gobierno con una vicepresidencia, algo que, según critican, se intentó de forma unilateral. «Eso les salió mal y ahora han decidido romperlo todo», reprochan. Creen que los cinco díscolos van a intentar ahora integrarse en el Gobierno, con la baza de que de ellos depende la estabilidad del Ejecutivo balear, y no descartan que la líder regional se plantee convocar elecciones.

Antes de ese intento de integrarse en el Gobierno, estas fuentes se muestran seguras de que estos van a hacerse con la Presidencia del Parlament. Gabriel Le Senne será destituido del cargo este miércoles, una vez quede ratificada su expulsión del grupo parlamentario de Vox. Y una de las interpretaciones es que alguien del grupo parlamentario que puso a Le Senne como presidente de la Cámara elija ahora a otro miembro del mismo, y que posiblemente sean o Idoia Ribas o Sergio Rodríguez.

Otras fuentes señalan a este periódico que si bien es verdad que «ha habido una batalla por la lengua, y que Vox creía que el PP debía ser más contundente en esto», no creen que haya sido el detonante de esta crisis interna, sino que más bien respondería a una cuestión de recelos, envidias, rencores y ambiciones personales. Señalan, además, que el grupo parlamentario era muy heterogéneo desde el principio.

En cualquier caso, pese a que lamentan que tenían «la oportunidad de cambiar las cosas de verdad» en Baleares, lo que trasladan desde Vox a nivel nacional es que se han mantenido «firmes», puesto que exigían a sus diputados cumplir el pacto, como así han hecho en otros puntos de España donde gobiernan, e inciden en su compromiso con la lengua.

En rueda de prensa, el secretario general, Ignacio Garriga, recalcó que Le Senne y De las Heras, como el equipo provincial, son «personas comprometidas que van a dar la batalla como esperan nuestros compatriotas en Baleares». «La gran pregunta, a esos cinco diputados, es ¿cuál es su compromiso? ¿con quién tienen el compromiso?», afeó a los parlamentarios rebelados contra la dirección nacional. «Nosotros lo tenemos claro: en la defensa en que el español sea real en Baleares y vamos a seguir trabajando, que nadie tenga ninguna duda», aseveró.