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Un nuevo estudio de la universidad de Missouri ha analizado el impacto de las redes sociales en la maternidadUnsplash

Justicia

Las procuradoras mutualistas quedan «doblemente discriminadas» porque «su baremo no reconoce bajas por parto o lactancia»

Cientos de profesionales denuncian que se les penaliza en el ejercicio de su actividad porque la cobertura de la Mutualidad excluye ciertas enfermedades propias de su condición de mujer

A la difícil situación a la que se enfrentan los procuradores mutualistas que reclaman «pensiones dignas» se suma un drama adicional en el caso de las profesionales del sector a las que «no se reconoce ciertas enfermedades» propias de su condición de mujer como «la mastitis, el parto o la baja por síndrome menstrual» que, en cambio, sí contempla la Seguridad Social para el resto de trabajadoras en nuestro país.

Así lo han denunciado a EL DEBATE cientos de procuradoras que, caso por caso, han ido relatando sus experiencias personales ante la maternidad. «Las mujeres mutualistas estamos doblemente discriminadas ya que lo que puede resultar habitual en otras profesiones para nosotras no se contempla», aseguran. «Para nosotras no existe baja por reglas dolorosas o por lactancia y cuando el baremo sí nos reconoce otras patologías como el aborto espontáneo, sólo se nos dan 10 días de curación frente al criterio de la Seguridad Social que contempla de dos a cuatro semanas para el mismo caso; o, para la mastitis en la que los tiempos en el régimen público ascienden al doble», apuntan indignadas.

Además, hay «otras enfermedades que directamente no se nos reconocen o bien para las que la Seguridad Social concede hasta el triple de días, en ciertos casos, de los que nosotros disponemos para sanar». «El parto no lo reconoce el seguro», denuncian alto y claro. «Sólo disponemos de 90 día en caso de embarazo de riesgo y en el momento en que se consume el total nos dan el alta», subrayan.

La casuística es escandalosa para los cientos de procuradoras mutualistas que han tenido que trabajar hasta dos horas antes de «una cesárea programada», asistiendo a un «lanzamiento», porque sus condiciones como mujeres y madres son «lamentables».

Pagué mi asistencia sanitaria y la de mis dos hijos cuando nacieron. De la Mutualidad sólo recibí una limosna que no cubrió ni los pañales de la primera semanaCamenProcuradora Mutualista

«Yo, estando en la mutualidad di a luz gemelos con 42 años y salí del hospital a los 2 días, dejándolos hospitalizados en la maternidad para volver al trabajo, yendo y viniendo al despacho hasta cuatro veces al día durante los 20 que estuvieron ingresados», cuenta Silvia emocionada. «El último mes de embarazo tenía que estar en reposo y aún así no me quedó más remedio que trabajar desde casa con la ayuda de mis compañeros que me llevaban y me traían las notificaciones y escritos al Juzgado», apostilla.

No es, ni mucho menos, un caso aislado. «Estaba embarazada de nueve meses de mi primera hija y me pasé todo el día anterior al parto recorriéndome media ciudad de lado a lado para diligenciar oficios, que antes se llevaban personalmente al banco, porque por aquel entonces estaba empezando y no podía permitirme pagar a nadie como refuerzo», recuerda Charo. «Me puse de parto un miércoles, después de dejar presentados todos los escritos y documentos, y el jueves, con mi hija ya en brazos, una compañera me recogió las notificaciones, me las trajo al hospital, le di indicaciones para enviarlas y me hizo el favor de ayudarme. Y así todo», subraya.

Para Elena, las cosas fueron un poco más complicadas porque, en el 2004, nace «mi segundo hijo que es gran prematuro» ya que «me puse de parto inminente a los cinco meses de gestación, por estrés, y me ingresaron durante dos meses enteros en el hospital». «No me podía mover de la cama por el riesgo que entrañaba y no me dieron la baja», denuncia. «Me pagaron una especie de ayuda por parto, que fue por cesárea, pero no tuve baja de maternidad ni me indemnizaron el tiempo que estuve en la maternidad antes de dar a luz», recuerda.

«Hace nueve años me diagnosticaron un cáncer de mama y me vi obligada a operarme en el mes de agosto para que el tiempo de hospitalización no me afectase demasiado a los plazos y notificaciones de mis clientes. La Mutualidad sólo cubría tres meses de baja así que tuve que compaginar el tratamiento de quimioterapia yendo a trabajar y sin ningún tipo de soporte económico. Hasta el punto de que me vi obligada a asumir el coste de toda la medicación necesaria porque el seguro como mutualista no contemplaba nada», relata Susana.

Los patrones se repiten y las quejas son una constante que ya no tienen miedo de denunciar. «Ésta es la triste realidad de las procuradoras» españolas que son auténticas heroínas para las que «compaginar la maternidad con su profesión», en pleno siglo XXI sigue siendo una disciplina de riesgo. Ahora, en pie de guerra por la pasarela al régimen de autónomos (RETA), sin pérdida de aportaciones, se atreven a contar sus casos y exigen responsabilidades, «pensiones dignas» y unas «coberturas» equiparables a las del resto de mujeres trabajadoras.