Desafío sin precedentes
Ábalos amenaza con llevarse por delante al PSOE antes que Puigdemont
El exministro se rebeló contra su intento de suicidio político asistido, poniendo en jaque a su partido. Ahora Sánchez tiene dos problemas: él y el expresidente catalán, y los dos son incontrolables
El 29 de octubre de 2016, Pedro Sánchez renunció a su escaño para no desobedecer la orden de su partido de abstenerse en la investidura de Mariano Rajoy. El 27 de febrero de 2024, José Luis Ábalos no renunció al suyo para desobedecer la orden de su partido, que pretendía acabar con él mediante un suicidio político asistido. Ambos eligieron la misma sala de prensa del Congreso para comparecer.
La historia del PSOE de este inicio de legislatura (de la que han transcurrido poco más de tres meses) ha acabado siendo la de Pedro Sánchez contra José Luis Ábalos, y la de José Luis Ábalos contra Pedro Sánchez. La duda ahora es saber si, de los dos, solo puede quedar uno. Ésa y cuál será el próximo movimiento de Sánchez, al que le gusta muy poco que desafíen su autoridad y le gusta menos aún perder.
Amenaza velada al PSOE: «Yo también tengo respuestas»
Ábalos ridiculiza a Sánchez e ignora su orden de que entregue el escaño: «No puedo rendirme»
El partido asistió este martes con estupefacción a la decisión del exministro de Transportes y exsecretario de Organización de retar a su jefe de filas y aferrarse a su escaño. Unos dicen que por mantener el aforamiento ante el Tribunal Supremo y que así la Audiencia Nacional no se ocupe de él. Otros, que porque no tiene de qué vivir si no (paga una pensión alimenticia de 1.500 euros mensuales a su mujer). Él, por el contrario, justificó su decisión en que abandonar ahora sería reconocer una culpa que no tiene en el caso Koldo, el que fuera su mano derecha. En cualquier caso, nunca antes un diputado del PSOE había desoído una orden de la Ejecutiva Federal del partido de este calibre, y menos tratándose de alguien que fue número tres hasta mediados de 2021.
La durísima comparecencia de Ábalos, que se erigió en una especie de llanero solitario de la política, dejó a los socialistas estupefactos, enfadados y preocupados. Por la tarde se mascaba la tensión entre los diputados del PSOE, huidizos. Uno de ellos, con galones dentro del grupo, recordó a los periodistas que Ábalos habría hecho lo mismo estando en la situación en la que ellos están ahora. Lo habría hecho y, en realidad, lo hizo en el pasado. Porque Ábalos contribuyó a elevar el listón de la ejemplaridad del que ahora se dice víctima injusta.
En el PSOE saben que el exministro no ha hecho más que empezar, y que en los próximos días irá por los medios de comunicación dando las «todas las respuestas» que dijo tener. Poco antes de su comparecencia, a la ministra portavoz le preguntaron en la Moncloa, tras la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros: «¿Hay manta de la que tirar?». Pilar Alegría rehuyó la pregunta y se limitó a recitar el argumentario del día: «Este Gobierno es implacable contra la corrupción e impecable en su comportamiento». Desde el Ejecutivo trataron de trasladar ayer una calma que, en realidad, no tienen.
Solo hay algo que podría empeorar estas horas en el PSOE. Que José Luis Ábalos apareciera este miércoles en la Cámara Baja para asistir a la sesión de control al Gobierno desde su nuevo escaño en el Grupo Mixto (que compartirá con Podemos, Coalición Canaria, UPN y el BNG). No lo hará. Pero, aun así, será una sesión de control demoledora para Sánchez y su Gobierno.
La sesión de control
Él y los ministros Félix Bolaños, Fernando Grande-Marlaska, Óscar Puente y Ángel Víctor Torres se enfrentarán a las preguntas del PP y Vox sobre la trama y sus tentáculos. El Pleno también debatirá una interpelación del PP relativa a «la responsabilidad del Gobierno en los hechos que derivaron en las detenciones por el presunto cobro de comisiones ilegales en la venta de mascarillas durante la pandemia de la Covid-19».
Desde la dirección nacional del PP reconocen que Ábalos no es su problema, sino el del PSOE. Porque éste no ocupa puestos en el Ejecutivo ni en la cúpula del PSOE desde el verano de 2021. Los populares, por el contrario, hace días que elevaron el tiro hacia los altos cargos en activo. Empezando por el presidente del Gobierno, como máximo responsable político. Siguiendo por la presidenta del Congreso, Francina Armengol, entonces presidenta de Baleares. Y terminando –por ahora– por el ministro Torres, entonces presidente de Canarias, y el líder del PSC, Salvador Illa, entonces ministro de Sanidad.
Ahora, Pedro Sánchez tiene dos problemas con nombre y apellidos: Carles Puigdemont y José Luis Ábalos. Ambos son incontrolables y para ambos se trata de una cuestión de personal.