El PSOE lleva al límite la opacidad con la que ha renegociado la amnistía con Junts

La montaña ha vuelto a ir a Mahoma. El presidente confirmó en una conversación informal con periodistas que el PSOE ha movido un poco más todavía sus líneas rojas para convencer a Carles Puigdemont y aprobar al fin la ley de amnistía, con más «garantías».

El Debate ya informó el lunes de que, a pesar de la escenificación de unos y otros, el acuerdo estaba encarrilado. De ahí que, en la mañana del lunes, el presidente de la Comisión de Justicia convocó una reunión para el jueves a las 11 horas.

A menos de 24 horas de la votación, el apagón informativo continúa. Porque lo que no concretó el presidente es hasta dónde llegan las nuevas cesiones al líder de Junts, que siempre ha pretendido un blindaje total y a prueba de jueces. Especialmente, de los del Tribunal Supremo. Sánchez tampoco aclaró si son cambios en el artículo 2 de la proposición de ley, el que recoge las exclusiones a la amnistía.

Puigdemont echó atrás la ley en el Pleno del 30 de enero porque quería incluir la traición y todo el terrorismo. No le bastaba con que ya estuviera incorporado parcialmente, salvo en el caso de los delitos de terrorismo que «de forma manifiesta y con intención directa, hayan causado violaciones graves de derechos humanos».

Ni siquiera se sabe si el acuerdo entre Sánchez y Puigdemont incluye la reforma de alguna otra ley, como la Ley de Enjuiciamiento Criminal, que el presidente ofreció al prófugo reformar para acortar los tiempos de instrucción judicial.

En teoría, a lo largo de este miércoles Junts y el PSOE darán a conocer los pormenores de un acuerdo negociado en las sombras, con la más absoluta opacidad. «Cuando haya acuerdo, para que se deje trabajar a las partes hasta el último minuto, pues ya se contará», señaló la vicepresidenta María Jesús Montero en el Senado. Durante semanas, las dos partes se han limitado a desear en público que llegara el pacto, sin dar ni la más mínima información. Siempre amparándose en la discreción.

No obstante, el pasado sábado el propio Puigdemont despejó cualquier atisbo de duda al dar por hecho el acuerdo con el PSOE. Durante su intervención en la asamblea territorial del llamado Consejo de la República, que él preside, se felicitó de la nueva etapa que se abre al independentismo y de «dejar atrás el exilio».

«Celebro que haya correcciones en este sentido y se apruebe finalmente una ley de amnistía que permita pasar a la siguiente fase», señaló este miércoles el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès.

Los diputados del PSOE que forman parte de la Comisión de Justicia y que, por lo tanto, este jueves por la mañana tendrán que votar el nuevo dictamen son los primeros que desconocen los cambios.