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Ana Martín

Sánchez despliega una estrategia de destrucción contra Ayuso y Feijóo para tapar sus escándalos

El presidente trata de intimidar al líder del PP en el Congreso amenazándole con «cosas» sobre él y su pareja. La política española ha entrado en erupción, en vísperas del nuevo ciclo electoral

Madrid Actualizada 08:10

Pedro Sánchez este miércoles, accediendo al hemiciclo del CongresoEFE

La mañana de este miércoles fue intensa para Pedro Sánchez. A las nueve estaba en el Congreso pidiendo a Alberto Núñez Feijóo la dimisión de Isabel Díaz Ayuso y advirtiéndole de que tiene «más cosas» contra él y su pareja, Eva Cárdenas, en una escena inquietante narrada por El Debate. A las doce estaba en la Moncloa, participando por videoconferencia en la III Cumbre para la Democracia. Con un discurso en el que, entre otras cosas, el presidente del Gobierno denunció el peligro de la «desinformación» en las sociedades actuales y presumió de que España es «una de las 24 democracias plenas del mundo».

El Gobierno lleva 10 días desplegando una estrategia de destrucción contra Ayuso y Feijóo, en respuesta al escándalo de corrupción en torno a Koldo García y a las informaciones publicadas sobre la actividad de su mujer, Begoña Gómez, cuando dirigía el Instituto de Empresa African Center.

La decisión del presidente de involucrar a la pareja de Feijóo en el cobro de una subvención desmentida por la propia empresa supuestamente subvencionada, Sargadelos, supuso ayer un punto de no retorno. En la sesión de control al Gobierno en el Congreso de la semana pasada, Sánchez afirmó: «No vamos a hablar de terceras personas, vamos a hablar de usted y de mí». Acto seguido le reprochó de nuevo su relación pasada con el narco Marcial Dorado. En la de este miércoles, por el contrario, tanto él como María Jesús Montero se metieron en la casa de Feijóo.

La política, un volcán en erupción

A dos semanas de que comience de forma oficial el nuevo ciclo electoral con la campaña de las elecciones vascas, la política española parece un volcán en erupción. La Audiencia Nacional continúa con la instrucción de la trama de las mascarillas, que tiene visos de acabar en el Tribunal Supremo. El Gobierno dedica sus días a intentar que caiga la presidenta de la Comunidad de Madrid (desde la Moncloa, desde la Fiscalía, desde el Congreso, desde el Senado, desde la Agencia Tributaria…). La ley de amnistía ha provocado un choque institucional sin precedentes entre ambas cámaras legislativas. Y los independentistas se han lanzado a exigir un cupo catalán y el referéndum de autodeterminación.

Sánchez frente a Feijóo durante la sesión de control de este miércolesEFE

«Si cree que ha resuelto las dudas de lo que ha pasado en su Gobierno y en su partido, se equivoca. Y si se cree que ha dado carpetazo a lo que ha pasado en su casa, también se equivoca. Hay asuntos que no se despachan con una pregunta, menos si quien la responde es usted», avisó Feijóo a Sánchez en el hemiciclo. Porque los populares están convencidos de la estrategia de los socialistas en estos diez días tiene un único fin: desviar la atención.

La cronología

Las primeras informaciones sobre los problemas del novio de Ayuso con el fisco se publicaron el martes 12 de marzo, horas antes de que el presidente se sometiera al control del Senado después de diez meses de ausencia en la Cámara Alta. Ese día Sánchez no hizo una sola mención, sino que dejó que llevaran la batuta la vicepresidenta Montero y la portavoz del Ejecutivo, Pilar Alegría.

Sánchez se reservaba para la sesión de control del miércoles en el Congreso, cuando exigió por primera vez a Feijóo la dimisión de Ayuso. Ese día Pere Aragonès anunció la convocatoria de elecciones para el 12 de mayo y el Gobierno, ipso facto, renunció a presentar los Presupuestos Generales de 2024. Con el consiguiente enfado de sus socios.

El jueves, el Pleno del Congreso aprobó la ley de amnistía, en medio de otro bronco debate. Durante sus intervenciones, los portavoces de ERC y Junts advirtieron al Gobierno: «No vamos a parar hasta ejercer el derecho de autodeterminación». Ese día, el ministro Óscar Puente llamó al novio de Ayuso «testaferro con derecho a roce» y pidió a la presidenta madrileña su dimisión. En paralelo, la Fiscalía Provincial de Madrid reveló las conversaciones con el abogado de Alberto González Amador, el novio de Ayuso.

El viernes, la Comisión de Venecia dio a conocer su informe definitivo sobre la ley de amnistía. Éste contenía críticas a su tramitación y a la falta de consenso de la norma. Críticas que los socialistas ignoraron por completo. En paralelo, las asociaciones de fiscales y el Colegio de la Abogacía de Madrid denunciaron la filtración de datos privados de un ciudadano. Afortunadamente para el PSOE, ese día Eldiario.es publicó que la pareja de Ayuso creó una sociedad en Florida durante la investigación de la Agencia Tributaria.

El domingo, Sánchez no inauguró la precampaña de las elecciones catalanas con la amnistía, sino con Ayuso. Durante la clausura del Congreso del PSC se refirió así al caso: «Su patriotismo acaba en sus bolsillos».

Pedro Sánchez y Salvador Illa durante el Congreso del PSCEFE

El lunes, la portavoz del PSOE se encargó de adelantar, desde Ferraz, el archivo de la denuncia del PP contra Sánchez ante la Oficina de Conflictos de Intereses por no inhibirse en los consejos de ministros que autorizaron el rescate a Air Europa. El Gobierno dio por zanjado el asunto de Begoña Gómez. Esa tarde se conoció el durísimo informe de los letrados del Senado contra la ley de amnistía, que calificaron de inconstitucional. Ni una palabra por parte de los socialistas en respuesta.

El martes, la portavoz del Gobierno y la ministra de Vivienda cargaron contra Ayuso y contra la pareja de Feijóo desde la sala de prensa de la Moncloa. Y la vicepresidenta Montero lo hizo desde el Senado. Ese día, ERC exigió a Sánchez la recaudación del 100 % de los tributos y el PP activó el mecanismo del conflicto institucional entre el Congreso y el Senado por la ley de amnistía.

Y el miércoles llegó la gran traca del presidente en la Cámara Baja. Según él mismo afirmó fuera de micrófono, tiene «más cosas». En los próximos días se sabrá si el presidente intentaba intimidar a Feijóo para que deje en paz a su mujer o le estaba dando un aviso.