Sus cálculos electorales
El PSOE y el PSC silencian el referéndum para que no arruine la campaña de Illa
La sola mención a la bicha del referéndum por parte de ERC es todo un misil en la línea de flotación del candidato socialista, que está jugando a ser el más constitucionalista
Las alertas han saltado en el equipo de campaña del candidato de los socialistas catalanes, Salvador Illa, después de que Marta Rovira y el propio Oriol Junqueras hayan asegurado en las últimas horas que ERC ya está hablando con el PSOE para un futuro referéndum.
La sola mención a la bicha del referéndum por parte de Esquerra es todo un misil en la línea de flotación de Illa, que está jugando a ser el más constitucionalista en esta precampaña para captar a los exvotantes de Ciudadanos. Un partido cuyo origen estuvo, precisamente, en el desencanto de los catalanes no independentistas con el PSC por sus posiciones cuasi nacionalistas.
Casi todas las encuestas publicadas estos días coinciden en que Cs no obtendrá representación en las elecciones catalanas del 12 de mayo. Un escaño por Barcelona, a lo sumo, y es muy probable que ni eso. Illa quiere hacerse con ese botín electoral, pero no lo logrará hablando de otra consulta, después de las de los años 2014 y 2017. Ambas ilegales.
De manera que, este lunes, las portavoces del PSOE y también del PSC, Esther Peña y Núria Parlon, se apresuraron este lunes a desmentir a Esquerra. «El PSOE no está en ninguna negociación que hable de ruptura y de divisiones. Nuestra política en Cataluña es ir juntos y poner en marcha políticas de normalización», sostuvo Peña desde Madrid. «Nosotros no hablamos de referéndum. Es una pantalla pasada», zanjó Parlon desde Barcelona. Los socialistas catalanes quieren centrar esta contienda electoral en «lo que preocupa a la ciudadanía en su día a día», en palabras de su portavoz. «Aquellas políticas públicas que se centran en el despliegue de los servicios públicos».
Recurso ante el Constitucional
Para completar la puesta en escena, el Gobierno confirmó que el Consejo de Ministros de este martes aprobará presentar un recurso ante el Tribunal Constitucional contra la iniciativa legislativa popular que pide declarar la independencia y que la Mesa del Parlamento de Cataluña bendijo el pasado 20 de febrero. Junts votó a favor y ERC se abstuvo.
Entonces, el PSOE estaba negociando la ley de amnistía con Carles Puigdemont y su respuesta fue tardía y tibia. «El orden constitucional se va a respetar con este Gobierno», se limitó a afirmar más de 24 horas después la vicepresidenta primera, María Jesús Montero.
En esta ocasión, el PSC está en campaña y el PSOE no está negociando nada con Junts, así que doble motivo. La amnistía salió del Congreso hacia el Senado hace dos semanas y las conversaciones sobre los Presupuestos Generales de 2024 con los de Puigdemont quedaron suspendidas cuando Sánchez decidió no presentarlos por el adelanto electoral en Cataluña (como con el resto de los partidos).
Además del recurso del Gobierno, el PSC presentó el pasado jueves su propio recurso ante el Constitucional contra esa iniciativa legislativa popular. En él pedía al máximo intérprete de la Carta Magna que anule el acuerdo de la Mesa del Parlamento catalán por el que se admitió a trámite la ILP.
El problema para los socialistas es que, a estas alturas, les resulta muy difícil taponar la hemorragia del referéndum dada su credibilidad bajo mínimos en ese asunto. Porque están negando cualquier posibilidad de convocarlo con el mismo ímpetu y el mismo argumento que negaban la amnistía hasta las elecciones generales: la Carta Magna no lo permite. «El referéndum desde el punto de vista material en la Constitución no cabe, no resuelve el problema político», proclamó el propio Sánchez en una entrevista en TV3 en una de sus últimas visitas a Barcelona.
En el acuerdo de investidura entre socialistas y republicanos, ambas partes ya se comprometían a «abordar el debate sobre el modo en que los acuerdos a los que se pueda llegar sobre el marco político de Cataluña puedan ser refrendados por el pueblo catalán».
En las elecciones de 2017, las posteriores al procés, la candidatura encabezada por Inés Arrimadas fue la más votada y barrió al PSC: 36 escaños frente a 17. En los comicios de 2021, las tornas cambiaron: el PSC pegó el gran estirón gracias, en parte, al hundimiento de Cs, que cayó a seis escaños. Ahora Illa quiere esos votos para agrandar su presumible victoria. Que, según Sánchez, va a ser mayor incluso de lo que auguran los sondeos.