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Pedro Sánchez, durante su visita a Jordania

Pedro Sánchez, durante su visita a JordaniaBorja Puig de la Bellacasa / Moncloa

Y criticaba el plasma de Rajoy

Sánchez sustituye las ruedas de prensa en la Moncloa por monólogos en el avión presidencial

Lleva más de tres meses sin comparecer en España y, por el contrario, ha convertido en costumbre dar informaciones relevantes durante los trayectos de sus viajes, sin cámaras y ante pocos periodistas

Una vez más, Pedro Sánchez eligió este martes la intimidad del avión presidencial para comunicar una decisión de relevancia, en lugar de la sala de prensa o cualquier otra instancia de la Moncloa. Durante el viaje a Jordania, dentro de su gira por Oriente Próximo, el presidente anunció a un reducido grupo de periodistas que España reconocerá a Palestina como Estado antes de julio. En esa misma conversación informal, Sánchez dio una especie de ultimátum a Alberto Núñez Feijóo para que se avenga a pactar la renovación del Consejo General del Poder Judicial o, de lo contrario, actuará en consecuencia.

El presidente ha convertido en costumbre reservar los grandes anuncios para el interior de su avión. Precisamente cuando no hay cámaras ni micrófonos delante, sin entrecomillados y ante la prensa elegida por la Secretaría de Estado de Comunicación para acompañarle en el viaje de turno. Mientras, por el contrario, ha reducido a la mínima expresión sus comparecencias en la Moncloa o en cualquier otro lugar del país.

La última vez que Sánchez dio una rueda de prensa en España fue hace más de tres meses. Concretamente, el 28 de diciembre en la Moncloa, y porque el balance de fin de año del presidente es una costumbre que instauró José Luis Rodríguez Zapatero en 2004 y que ni siquiera Sánchez se ha atrevido a quebrantar. Aunque mantiene la tradición a su manera: en aquella comparecencia permitió solo seis preguntas –y ninguna fue sobre la ley de amnistía–, cuando sus antecesores, tanto Zapatero como Mariano Rajoy, no dejaban ni una por responder.

Pedro Sánchez mira las manos levantadas de los periodistas

Pedro Sánchez durante su balance de fin de año, el 28 de diciembreEFE

En cambio, en sus tres últimos viajes fuera de la UE, Sánchez ha hecho importantes anuncios aprovechando el formato que le es más cómodo y favorable, a más de 40.000 pies del suelo. Precisamente él, que tanto criticó a Mariano Rajoy por no salir del plasma, decía el entonces líder de la oposición.

En un trayecto a Brasilia, Sánchez confirmó que cambiaría la ley de amnistía al gusto de Puigdemont

En este viaje a Jordania, Arabia Saudí y Catar, el presidente se ha despachado con Palestina. En el anterior, el que emprendió en los primeros días de marzo por Brasil y Chile, Sánchez anunció dentro del avión que accedía a cambiar la ley de amnistía para dar «más garantías» a Carles Puigdemont frente a los jueces. No concretó cuáles, pero dos días después se conoció que el PSOE se saltaba sus últimas líneas rojas en cuanto a la inclusión de los delitos de terrorismo y traición. En ese mismo trayecto a Brasilia, el presidente también aprovechó para mostrar su respaldo cerrado a la presidenta del Congreso. Después de que, en una rueda de prensa, Francina Armengol no hubiese aclarado siquiera quién del Ministerio de Transportes contactó con el Gobierno de Baleares para la venta de mascarillas cuando ella lo presidía.

El 21 de febrero, Sánchez voló a Rabat para reunirse con Mohamed VI y su primer ministro. Durante el viaje también habló con unos cuantos periodistas para garantizarles que habría ley de amnistía sí o sí y que no iba a variar el rumbo a pesar del correctivo de las urnas en Galicia (había habido elecciones tres días antes). Allí presumió de que en ningún caso habría elecciones antes de 2027: «Tengo todo el tiempo del mundo», llegó a decirles.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en Marruecos

La comparecencia del presidente del Gobierno en Marruecos del 21 de febreroEFE

Antes de empezar 2024, a finales de noviembre, el avión presidencial fue también el escenario que Sánchez eligió para confirmar que habría un verificador internacional entre el PSOE y Junts. Fue en el transcurso de una gira por Israel, Palestina y Egipto.

Las ruedas de prensa que Sánchez ha dado este año han sido todas fuera de España, y con preguntas muy limitadas

Las únicas ruedas que Sánchez ha dado en lo que va de año han sido fuera de España. Bien acompañado de mandatarios extranjeros, como Luiz Inácio Lula da Silva, Gabriel Boric y Ursula Von der Leyen; o bien en solitario desde Bruselas –con motivo de algún Consejo Europeo– y Rabat. Y, en todos los casos, con las preguntas muy limitadas. A la prensa española, entre dos y cuatro.

Fuera de ahí, lo más parecido a una rueda de prensa es una declaración informal que realizó en el Senado el día en que el Pleno del Congreso convalidó dos de los tres primeros decretos ley de la legislatura gracias a un acuerdo in extremis del PSOE con Junts. Era 10 de enero y el presidente dejó que le hicieran tres preguntas en los pasillos para mostrar lo satisfecho que estaba, a pesar de que Podemos acababa de tumbar el decreto ley sobre la reforma del subsidio de desempleo de Yolanda Díaz.

En los últimos meses, Sánchez sí ha concedido algunas entrevistas. El 30 de noviembre dio a TVE la primera de la legislatura y después estuvo el 4 de diciembre en la SER; el 7 de diciembre en Antena 3, donde recriminó a Susanna Griso que hubiera dejado a José María Aznar mentir en su programa sin rebatirlo; el 11 de diciembre en Telecinco, a modo de despedida de Pedro Piqueras; el 21 de diciembre en la emisora catalana RAC1; el 14 de enero en El País; el 15 de enero en RNE; el 28 de enero en La Vanguardia; y el 5 de febrero en La Sexta. Siempre con algún interés. Su entrevista en Al Rojo Vivo, por ejemplo, la aprovechó para lanzar a Puigdemont un anzuelo que el expresidente catalán no picó: el de reformar la Ley de Enjuiciamiento Criminal para acortar las instrucciones judiciales a cambio de dejar la ley de amnistía como estaba entonces.

También en este tiempo, la Moncloa ha hecho dos movimientos trascendentales en los medios públicos. En diciembre, el Gobierno colocó al que fuera el primer secretario de Estado de Comunicación de Sánchez, Miguel Ángel Oliver, al frente de la agencia pública de noticias, EFE. Y la semana pasada a Concepción Cascajosa, socialista de carné y consejera de RTVE, como presidenta provisional de la radiotelevisión pública.

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